martes, mayo 28, 2019

Una teoría genética sobre la traición

Mi amiga la que se separó de repente insiste en que el cromosoma Y lleva un gen todavía no descripto que se activa después de los 60 años y transforma a los hombres en pelotudazos proclives a obsesionarse con mujeres veinte o treinta años menores. La historia, la vida cotidiana y la farándula ofrecen todos los días ejemplos de esa enfermedad senil que viene junto con la prostatitis, la disfunción eréctil y la diabetes tipo 2. El error es creer que la inteligencia pone a algunos hombres a salvo de esa humillación final. No esperes que ningún hombre, ni el más brillante, sea capaz de sustraerse a la tentación de convertirse en esclavo de una mujer que lo desprecie, arrastrando en el derrumbe todo lo feliz, noble y valioso de su vida, dice mi amiga. Tampoco esperes con tu ingenuidad hartante que las mujeres que se presentan como militantes abanderadas de la sororidad sean leales a otras mujeres, so boluda. Las verás con sus pañuelos verdes haciendo declaraciones feministas y garchándose en secreto al compañero de hermanas de género con las que conversan y a las que visitan sin que se les mueva un pelo.
Todo eso dice mi amiga, y lo dice a partir de su experiencia; por eso no tengo  argumentos sólidos para oponerme.

sábado, mayo 18, 2019

No llores por mí, argentine

Mi amiga me dice: -No te preocupes porque la verdad es que estoy viviendo muy feliz. Durante los tres primeros meses los hombres me daban impresión. Me parecía horrible que tuvieran tantos pelos, un tórax tan ancho, unas patas bestiales, sus narizotas y sus bíceps hipertrofiados, y saber que bajo sus bóxers y sus slips  había esa cosa agazapada siempre ansiosa por meterse en algún lugar. Después empecé a ver a mis amigas y a mis amigos, los que había dejado de ver durante tantos años, y los hombres volvieron a parecerme simpáticos y en algunos casos, atractivos de nuevo. Hasta volví a creerles cuando dicen cosas lindas y me tratan suavemente. Fui al cine, al teatro, a comer a lugares nuevos, a navegar, a presentaciones de libros y a muestras de arte, al campo, al mar, a tomar sol a la plaza y a performances absurdas. Volví a reírme mucho, casi hasta hacerme pis, volví a bailar, a besar y a abrazar, tanto tanto que me siento como los terneros cuando los dejan salir del feed lot y al sentirse libres corren durante horas como poseídos gozando del sol y del espacio que les parece infinito.
Después de todo eso, hoy estoy en casa sola mirando el maravilloso cielo barroco flotando sobre la maravillosa Buenos Aires y dibujo toda la tarde escuchando óperas italianas para entristecerme un poco. Descanso un rato del dibujo armando broches para mi ropa con hebillas antiguas que encontré en Ada B. y collares con cuentas de viejas biyutas  desarmadas. A la mañana fui al remate de Verga, donde encontré -después de seis meses de búsqueda minuciosa y paciente- una chaise longue de Le Corbusier, una verdadera de cuero negro usadita pero en buen estado, por la quinta parte del precio normal. Al mediodía terminé de preparar tres botellas de Aquavit con el extracto de semillas y vodka que tenía macerando desde dos semanas. Asi que esta noche no voy a salir, un poco porque odio salir los sábados y otro poco para descansar de la alegría. Necesito estar triste de vez en cuando y para eso necesito estar sola. Pero ya compré el material para hacer un locro para el 25, proximo día de fiesta con amigues.