domingo, septiembre 12, 2010

Coto after hours

Mañana vienen a comer La Señorita Angelita y su marido personaje de libro de cuentos infantil (El Ogro que al final es bueno). Voy a hacer berenjenas en escabeche, unos orechietti con langostinos y tomates secos y al final mi delicioso arroz con leche. Para eso tengo todo menos el arroz especial y la crema, ingredientes imprescindibles para que te deje patitieso de placer.
Tengo una pila de libros que compré ayer en Norte y voy deglutiendo como una anaconda de a poquito echada en mi sofá. Ayer leí La garchofa esmeralda, de Rubio, un libro sobre Escardó y la biografía de Semmelweiss que Celine escribió como tesis de su doctorado de médico y ahora estoy terminando La máquina de pensar en Gladys, de Levrero. Por eso voy a postergar la ida al super hasta última hora. A las ocho se desconcentran las familias malhumoradas con nenes molestos y las solteronas del barrio que van a buscar la oferta del día y las colas frente a las cajas se acortan visiblemente. En las horas normales calculale una hora (que si te llevás un libro pasa rápido) y después de las ocho, apenas diez minutos. Esto es así porque a esa hora termina el horario de envíos a domicilio, pero podés pedir que te lo manden mañana. A partir de las ocho y hasta que cierra es la hora de las viejas divas. Vamos Sergio Denis, Jean Francois Casanovas, unas travestis del barrio que en estos quince años se han ido deteriorando a mayor velocidad que el promedio de los humanos, y yo. El super está vacío. Podés ver las fechas de vencimiento de las leches sin que te empujen y aunque las frutas y las verduras tienen mataduras y dedos marcados como moretones de piernas, hay tiempo para seleccionar las indemnes. Casanovas pasa como una reina con sus anteojos de marco blanco como diciendo yo no estoy acá, me confunden con otra. En cambio Sergio Denis flota con sus babuchas de bambula y su pelo teñido con manzanilla de una góndola a otra buscando alimentos orgánicos, siempre con una sonrisa, esperando ser reconocido.

sábado, septiembre 11, 2010

Hechos trágicos en serie.

Bué, si nadie tiene nada para decir del retrato de Burroughs empiezo a hablar de otro tema.
Hace un tiempo te lo dije acá mismo pero me da fiaca buscar el link: los fenómenos ocurren por series.
Hace varios años se caían los balcones con gente adentro sobre la cabeza de los transeúntes, después se cayeron los ascensores, después se incendiaron las discos llenas de adolescentes, después asaltaban y asesinaban a los pasajeros de los taxis, hace muy poco se caían los camiones del puente sobre Alem y durante el invierno se cayeron los árboles hiriendo a las personas y rompiendo los autos. Ahora se solapan tres clases de fenómenos que vienen compitiendo por captar el interés público:

1. Los colectivos asesinos,
2. las salideras bancarias, y
3. los derrumbes de locales.

Yo lo veo como un avance: sin necesidad de esperar el tedioso desarrollo de una sola serie, se puede elegir una u otra alternativa, según lo que a uno más ilusión le haga. También se pueden seguir las tres juntas, pero es más difícil y lleva más tiempo. Tal vez estén preparando un final original con un hecho trágico en el que se derrumbe un shopping, un colectivo machaque a algunos sobrevivientes y una banda de ladrones aproveche la confusión para hacerle la salidera a una familia que sacó del banco sus ahorros para comprar un chalecito.
Te parece que es poco realista? No creas. Yo me acuerdo de aquél maravilloso episodio urbano que sucedió hace como quince años en Villa Crespo o en Almagro. Un caniche se cayó de un balcón y le pegó en la cabeza a un jubilado, que murió en el acto por pérdida de masa encefálica; una señora que pasaba se murió por un infarto y por mirar lo que pasaba un colectivero chocó su colectivo contra un auto y provocó cuatro o cinco heridos más. En menos de un minuto tenés dos muertos y varios heridos sin contar al caniche, que fue el verdadero responsable de la masacre.

miércoles, septiembre 01, 2010

Mirá esta pintura

Pero clickeala porque no sé ponerla entera.