jueves, abril 16, 2009

Mucho humo y pocas nueces

Eso le decía ayer una señora a otra por la calle.
Corro todas las mañanas de un lugar a otro con mis zapatillas de payaso que compré por error un día en el que me sentía juventona. Subo y bajo escaleras cargando cosas hacia arriba y hacia abajo, me subo a banquitos, clasifico, limpio y ordeno, tengo ideas prácticas, resuelvo cosas por teléfono, voy a reuniones y contesto correos y mensajes de texto, a veces más de 200 en un día. A la tarde trabajo sin mover el culo de la silla de 14 a 22 y además de inteligente y productiva a veces me siento una médica perceptiva y genial como las que veía en las teles del gimnasio delante de la cinta de correr. Pero cuando antes de dormir recuento todo lo que hice (porque si entre el día y la noche no pongo ese colchón de repasar en silencio lo que ocurrió en el día  y hacer una lista mental de lo que va a ocurrir al día siguiente siento que dormirme es como morirme), la suma me da cero o casi cero. Muy pocas nueces.
En cambio los días en que creo que no hago nada, los que paso derivando de la cama al living con un libro y la compu desde la mañana hasta la noche, en el momento del balance me parece que hice muchísimas cosas. Hoy no hice nada más que terminar Lata Peinada y el libro de Vollard sobre Degas, Renoir y Cezanne que había empezado hace semanas, fabricar cinco kilos de membrillos al natural y llevar a mi nieto #1 a la plaza y siento que fue un día bien gastado.
Si te fijás en algunos de los mensajes de texto que recibí entre ayer y hoy vas a ver en qué se evapora mi vida (son todos sic en serio): 
1. Ma, una carne al orno d hace 15 dias se puede komer? 
2. Me das el num del plomero q lo perdi otra vez? 
3. Dra tengo ongos en el pene ke me pongo? 
4. Doc toy felis me cure d la diarea la kiero mucho
5. Sabes dond se vende gomspuma?
6. Voy al chaco ke ago contra el dengue?
7. Susceptibilidad es lo mismo que indiosincrasia?
8. Tas dpieta? Ymame
Para leer cada mensaje tengo que encontrar mis anteojos y los anteojos se me pierden como mínimo cinco veces al dia y para escribir tengo que usar las dos manos: una que sostiene el móvil y la otra que teclea torpemente con un dedo. Pero ellos no lo saben. Tienen ongos en el pene pero ven perfectamente y tienen un pulgar hábil, lo que les permite mandarme textos de dorapa en el colectivo con una sola mano y sin mirar. 
Si me conformara con el humo estaría contenta pero me bulle la cabezota de todos los planes que tengo: ideas para pintar, para coser, para cocinar, y el dia nunca me alcanza y si me alcanzara tampoco me alcanzaría. El tiempo se me va como si agarrara agua y estoy tratando de concentrarme en hacer solo lo indispensable. Estoy tratando de no dejar de escribir y me cuesta mucho encontrar dos o tres horas seguidas disponibles. Por eso no escribo casi más en el block y pienso que debería saber retirarme a tiempo como Greta Garbo, dejarlo morir como a James Dean, dejando un cadáver no digo joven pero no decrépito.
No me atosiguen: si quieren tienen para leer los 902 posts anteriores que suman un socotroco como para hacer un libro de Laiseca.  
Aunque te lo pidan hay que saber no volver. Miralo a Charly.



viernes, abril 03, 2009

Soy biabuela

miércoles, abril 01, 2009

Mi segundo electrodoméstico favorito


La paleta electrocutadora es magnífica. Si uno quiere puede lavarla cuando está apagada, siempre que no le entre agua al mecanismo. Pero lo interesante es que no hace falta lavarla porque no estampa a la mosca sino que la fulmina sin que le salga jugo. Es divino verlas morir echando chispas. Si son muy grandes les pasa como a los condenados a muerte en EEUU: patalean y chisporrotean un buen rato y después quedan medio turulatas pero siguen vivas durante varios días. Un moscardón verde después del electroshock siguió pernoctando en casa medio cojo y al tercero o cuarto día salió volando por la ventana. No tuve coraje para volver a electrocutarlo una vez que sobrevivió al primer tratamiento. 
 

viernes, marzo 20, 2009

Photoshopéenle el celebro a Susana Giménez!


Desde que aparece en la tapa de casi todos los medios pidiendo guillotina ya, es dos personas diferentes a la vez. Antes la veías solo en revistas de modas con un cuerpo de 65 kilos y la cara como recién planchada. Ahora, en el mismo kiosco la ves en la revista de al lado bajo la configuración de una gorgona sudada de 100 kilos, con labios como dos bolsas de agua caliente y unos maxilares como los de López Murphy. Es que en las revistas de interés general no hay photoshop? Son tan hijos de puta que te fotografían asi sacada y te publican sin mejorarte ni un pelín? Es que no respetan nada? Ni la manifestación de 800.000 personas contra la inseguridá que se hizo espontáneamente después de sus palabras? Qué están buscando? Que abandone el reclamo social y se dedique a una causa egoísta como la defensa de las ballenas?  



sábado, marzo 14, 2009

La Recolecta, ejemplo de coraje cívico


Lo otro importante que me distrajo es que mi barrio se transformó en un polvorín de revueltas sociales. Seguro que prejuiciosamente ustedes lo tenían como un lugar donde viven burgueses prósperos que no se calientan por nada que no sea sus intereses. Pues vayan cambiando de idea: ahora podría decirse que La Recolecta es la conciencia social en acción y la vanguardia de la lucha por los derechos de los ciudadanos. Y no crean que esto empezó ahora. Hace ya nueve o diez años que aparecieron los primeros cartelitos pegados en las vidrieras de algunos bares citando a reunirse en la comisaría 17 para discutir los temas que le preocupan a la gente. No hace falta que te haga una lista: La Droga, Libertad o Libertinaje?, Cómo Educar a los Hijos en un Mundo sin Valores, La Inseguridad. (Si, porque lo de la inseguridad no es algo nuevo: hace mucho que mis vecinos detectaron ese flagelo y pusieron manos a la obra, ya que los pelandrunes de los políticos no hacen nada por remediarlo). 
Cuando Macri ganó las elecciones se produjo una especie de suspiro gigante que hizo temblar todos los vidrios de Pueyrredón entre Libertador y Santa Fe. En esos días triunfales mis vecinos charlaban animadamente en corrillos, saludaban con una sonrisa y te abrían la puerta del ascensor. Pero enseguida llegó la primera factura PRO de ABL y se acabó la alegría. Imaginate: después de pagar $20 por un departamento de 150 m2 durante 50 años, algunos propietarios pasaron a pagar $100. Un disparate. Después hubo unos meses de relativo silencio. Era la calma antes de la tormenta, el presagio de una nueva revuelta que finalmente estalló hace un año. Ahi se puso bueno otra vez. Los nombres de las calles volvieron a tener un sentido: los caceroleos en apoyo de las empresas agropecuarias hicieron que French, Beruti, Larrea y Azcuénaga se levantaran de su tumba y volvieran a la vida durante unos días. Hubo escenas de confusión ante las góndolas vacías: señoras enardecidas protestaban primero contra el gobierno pero se alejaban con un murmullo desvanecido en cuanto recordaban que no era el gobierno quien estaba bloqueando las rutas y derramando leche en las banquinas. A pesar de las consignas autocontradictorias que se oían por la calle en esos días era excitante salir a campear un churrasco entre un ondear de boinas con abrojos y bombachas de Aux Charpentiers. Hasta a las alpargatas de carpincho y las guardas pampa de Cardón se les perdonó por un tiempo su falsedad de advenedizas. El restaurante La Quebrada vendió humita y carbonada a cagarse y La Morada y La Estancia se cansaron de repulgar y deliverear empanadas día y noche, porque asi como después de la bomba de la AMIA durante una semana  todos fuimos judíos, durante esos días en mi barrio todos éramos del campo. De ese gran movimiento contestatario que llenaba las calles cada vez que las cadenas de mails convocaban al cacerolazo fue quedando el sonido patético de una ollita solitaria (la de mi vecina de abajo, la psicóloga que pasea a su perro cojo en un cochecito de bebe) hasta que también eso se fue extinguiendo como las velas de Bumberg. Lo que nos salvó del aburguesamiento fue la aparición de El Violador de Recolecta. Eso seguro que lo vieron en la tele. Durante algunas semanas el espíritu de solidaridad vecinal se fortaleció como nunca. Los porteros vigilaban con miradas oblicuas, los maridos acompañaban a las mujeres hasta los taxis, las puertas se cerraban con doble vuelta de llave, se cambiaron cerraduras y se instalaron alarmas en los ascensores, se vendieron silbatos y aerosoles de pimienta y todo ser humano menor de 60 años con caracteres secundarios masculinos era mirado con suspicacia. En esos días olvidate de que una mina subiera al ascensor con un desconocido. Patrullas de espontáneos asesorados por los expertos de la 17 fotocopiaron el identikit del sospechoso y lo pegaron en las puertas de calle. Encima de la cara, que era idéntica a cualquier otra cara de hombre joven morocho asustado, había este texto: ESTE ES EL VIOLADOR DE RECOLETA. Abajo decía MUCHAS GRACIAS. 
Finalmente también ese motivo de unión se diluyó: la policía atrapó al violador (que no se parecía en nada al identikit), no se habló más del tema y desaparecieron los cartelitos. La ingratitud de la clase media no tiene límites.
Pasaron cinco o seis semanas de insoportable calma hasta que la mecha revolucionaria de La Recolecta volvió a prenderse por un buen motivo: los parquímetros de Pueyrredón. Los vecinos se juntaban en una esquina y gritaban por un megáfono 

-Parquímetros no! 
-Parquímetros no!

Después caminaban una cuadra llevando un cartel que decía PARQUIMETROS NO. Si alguien les preguntaba explicaban que hay pocos estacionamientos en la zona y resulta muy caro estacionar donde hay parquímetros. Después de un mes de protestas el gobierno de la ciudad los retiró sin decir agua va. Y ustedes creen que ahí se acabaron los reclamos? Pues no. Sería muy fácil dormirse en los laureles y caer en la inacción, que es el peor de los pecados cívicos.  El cambio de mano de Pueyrredón fue la chispa que puso en marcha un nuevo Recoletazo, para que los gobernantes sepan que con el pueblo no se jode. Esta vez las marchas duraron poco porque Macri no dio mucho preaviso. Un cartel decía NO A LA DOBLE MANO! y otro CON LOS CHICOS NO!  Alguien se desgañitaba traduciendo la consigna por el megáfono: 

-Nuestros hijos corren peligro! 
-La doble mano trae polución!  
-Los edificios no están diseñados para la doble mano!
-Las medianeras se van a rajar! 

Los móviles de la tele obturaban las esquinas y la protesta, que sumaba unas quince personas, aparecía en todos los canales. Oí a una señora que arengaba frente a un micrófono: 

-Queremos vivir en paz! La doble de mano de Pueyrredón es una agresión que no vamos a tolerar! Que Macri de la cara!
 
El día del cambio, el grupo de militantes paró a un colectivo 95 que estrenaba la doble mano. Se bajaron dos morochos gritando "Tamo yendo a laburar, oligarcas!" y los oligarcas les contestaron desde abajo "Nosotros también estamos trabajando por la salud de nuestros hijos!" Hubo unos forcejeos,  el colectivero se bajó con un garrote, los revoltosos recularon, las cámaras de la TV grabaron y el colectivo volvió a arrancar. Colgados uno de cada puerta los dos gronchos iban cantando "Y Macri los cagó! Y Macri los cagó!"
Los vecinos tenían razón: el cambio de mano ya provocó algunas bajas. Una anciana tres años mayor que yo se distrajo y se metió debajo de un colectivo y al día siguiente chocaron un auto y una moto (el conductor del auto no se había enterado del cambio de dirección). Hasta hoy no se vieron rajaduras en los edificios y tampoco un aumento visible del smog. Lo de las poluciones puede ser, pero mientras se sigan produciendo en la intimidad del hogar no nos vamos a enterar. Por ahora lo único cierto y comprobable es lo que cantaban los morochos del 95.

miércoles, marzo 11, 2009

También me pasa esto

Es difícil explicarlo. Tal vez haya una sola manera. 
A. me lo dijo en el hospital cuando L. tenía 30 horas de nacido: 

-Mamá, ahora entiendo todo. 

martes, marzo 10, 2009

Esto es lo que me pasa




Tres mañanas a la semana salgo a pasear con L., el lechón que me hizo abuela.
Cuando llueve, la gente sensata (primero el padre y la madre semidormidos y a los tumbos después de tres meses y medio durmiendo salteado) me sugiere que nos quedemos en su casa viendo dibujitos. Yo digo si, claro, con esta lluvia, pero enseguida forro el carricoche con su cáscara de nailon, le cambio el pañal al tipito y antes de ponerle el limpio le soplo un poco las bolas, que le encanta, y le digo que vamos a salir a mojarnos un rato. Se ríe con audio, con verdaderas carcajadas de gordo sindicalista abriendo sin control su bocaza desdentada una y otra vez y se despereza retrociéndose primero hacia un lado y después hacia el otro con la cara de placer más extraordinaria desde que la humanidad aprendió a pasarla bien. Se repantiga, se deja besar las plantitas y las palmitas y me mira con amor con sus ojos azul oscuro-grises (un color in cre í ble, que vi antes en cuadros, cielos y sedas pero nunca en ojos). Salimos y miramos los árboles y los pajaritos que saltan en la vereda y la lluvia nos salpica la cara. Eso nos encanta. Paramos, hablamos un rato y seguimos caminando. A veces vamos a un café, yo me morfo una medialuna con un cortado y él se concentra en su última investigación: el movimiento de dedos, el intento de apresar objetos con el puño cerrado, la succión de la mano completa con hurgueteo del índice en la campanilla y las arcadas correspondientes. Eso nos lleva casi una hora.
Asi vamos llegando a casa, donde primero miramos el Nietódromo, que es el ex cuarto de V. devenido en cuarto de bebes. Hay una practicuna, un cochecito canchero, juguetes viejos, juguetes antiguos y una biblioteca de libros heredados de padres y tíos. Muchos han sido babeados y mordidos, otros han sido depredados con uñas y dedos, deshojados y dibujados con marcador, pero siguen siendo los libros queridos de cuando los chicos eran chicos. Durante la mudanza hubo varios episodios de regresión que aunque no llegaron al descontrol de esfínteres le pasaron cerca. A. y V., por turno y por separado,  se sentaron a mirar sus libros y sus álgunes de fichus. Hay uno de Halou Kitty, otro de fichus peludas y otros de barbis. Tocaban las fichus y decían "ay, cómo me acuerdo de esta" y "Esta me la dió Agustina" y "esta me ponía muy triste, no se por qué"  y  "me acuerdo cuando conseguí esta, que era difícil". Mirando un libro, V. murmuró como soñando: "no sabés cómo me angustiaba este cuento. Veía esta viejita y pensaba que era la Bobe que caminaba por la nieve, y me ponía muy triste. No entendía nada".
Crecer, irse de la casa, vivir solos, tener hijos, todo lo que les estuvo pasando últimamente a los cinco nos hizo de rebote un gran efecto también. Anoche me desperté a las tres con una fuerte conciencia de que estoy viviendo algunas cosas por última vez. Puede ser por eso pero también puede ser porque antes de dormirme leí en un diario que una anciana fue atropellada por un colectivo y cuando quise saber qué edad tenía (pensando que era una viejita como mi amá) vi que en realidad tenía cuatro años más que yo. Eso me lleva marginalmente a otro tema que me tuvo muy ocupada durante las últimas semanas, fuera de las mudanzas internas y externas, de los partos inminentes y de la confección de sabanitas y de frazaditas de interlock. 
Pero es tema del próximo post.


El nido vacío

Imagen de la pre mudanza de La Hormiga Atómica.

martes, febrero 10, 2009

El nido vacío


Aunque ustedes no lo crean, este es un rincón de nuestra bonita Biblioteca de Referencia. Era el cuarto de J., que se fue a vivir solo, y después el de Alonso, la iguana, que en realidad lo usa bien poco. Su rutina aquí es la siguiente:

8 am. Despertar en el estante superior de la biblioteca con cara de orto más o menos acentuada según el clima (si hay sol una mera cara de malhumor; si llueve, una franca cara de culo).
8.30 am. Descolgarse por la cortina verde arrancando los ganchos y desgarrando en su caída algunos hilos.
9 am. Comer su hato vegetariano y a continuación distribuir y aplastar algunas frutillas o ciruelas fuera del plato, en el piso.
9.30 am. Caminar apurado como un jubilado hacia el baño llevando una toalla y un rollo de papel higiénico.
10 am. Cagar en el piso del baño lo que sería morfológicamente una caca de paloma y cuantitativamente una de águila.
10.05 am. Dirigirse al sector corral del balcón, cerrado con una elegante red negra. Tomar sol, Aplastar las plantas, comerse las hojas y las ramas y distribuir tierra alrededor de las macetas.
12 am. Volver al estante alto para dormir una siesta.
4 pm. Volver a bajar descolgándose por la cortina verde.
4.15 pm. Comer la segunda ración de vegetales y volver a aplastar algunas frutas de pigmento fuerte difícil de limpiar sobre piso y parte de las paredes.
5 pm. Volver al estante alto por última vez en el día para dormir hasta la mañana siguiente.

Más allá de estas incursiones antiestéticas sobre nuestra Biblioteca, todo estuvo en relativa calma durante estos años. Tenemos ahí un futón japonés donde me gusta echarme a leer, un aire acondicionado que anda bien y unos cuadros que me gustan mucho. Pero desde hace unos meses, más o menos cuando empezó la explosión demográfica en nuestra familia, todos los hijos que se habían ido empezaron a traer objetos en desuso y a depositarlos justamente ahí, detrás de la cabecera del futón. Yo creo que se trata de una regresión encubierta, una vuelta a la casa no directa sino mediada por desechos informes. Los pretextos para dejarlos aquí son de lo más variados: ropa pasada de moda o que les queda chica o que les queda grande, zapatos que tienen la suela rota, collares que se desenhebraron, una valija simil cocodrilo de contenido misterioso, libros desencuadernados, ropa de invierno en verano y de verano en invierno, bolsas llenas de papeles viejos que un día hay que ordenar, ropa que ya no le va al primer bebe y queda en consignación para el próximo, ollas abolladas que hay que llevar al desabollador, fuentes desplateadas que hay que llevar a plateador, cuadros con el vidrio roto que están en tránsito hacia el marquero y cosas así. Lo que aumentó mucho el volumen de chatarra en depósito es la mudanza inminente de V., la última nena, la que nos deja el nido vacío. Sus amigos y parientes montaron una especie de Caritas de urgencia con rezagos de vajilla y muebles, y eso se fue sumando a los muchísimos objetos que tengo repe o que a ella le gustan y que le fui dando. Dentro de una semana se muda y se lleva sus cosas y sólo van a quedar las de los otros dos. 
Me tiro a leer como siempre pero me pone nerviosa saber que ahí nomás, a veinte centímetros de mi cabeza hay un par de botines sucios encima de una caja con cubiertos pringosos y una bolsa con sweaters de lana apolillados. A esto le llaman el nido vacío? Es por eso que la gente grande se siente tan afectada cuando se van sus hijos de la casa? 

sábado, enero 31, 2009

Las berenjenas y las cucarachas son primas?



O son tías y sobrinas?
Una berenjena negra=una cucaracha Periplaneta americana. No me digan que nunca lo pensaron. A las berenjenas les faltan las patas y esa es toda la diferencia visible. El relleno blanco de adentro también se parece, aunque como nunca corté una cuca en rodajas no sabría decir si la organización interna es como la de las berenjenas, con hileras de semillas que parecen jeroglíficos sumerios o letras góticas enrevesadas. Es curioso que cada una tiene su diseño interior propio, equivalente a las impresiones digitales. Uno podría identificar a una berenjena asesina por eso. Una persona esquizofrénica tal vez interprete esos diseños de manera diferente. Lo digo porque hace muchos años los pacientes del Borda recibieron cientos de pares de zapatillas buenísimas donadas por una fábrica que había decidido hacer caridad o bien descontar unos mangos de impuestos. Todos los pacientes se pusieron alborozados las zapas nuevas y se pasearon orondos por los pabellones y por el parque deteriorado. Era viernes. El lunes cuando llegamos todas las cañerías habían estallado y liberaban mierda alegremente por los pasillos y las habitaciones. Una rápida investigación descubrió que algunos pacientes habían interpretado el dibujo de la suela de goma como un mensaje cifrado de los servicios secretos israelíes, se corrió la bola, hubo conciliábulos urgentes entre pabellones y la mayoría decidió deshacerse de la donación tirando una por una todas las zapatillas a los inodoros y empujándolas con palos para que bajaran. El bolo zapatillesco se atascó enseguida, tiraron la cadena y cagaron y mearon a mansalva todo el fin de semana con las consecuencias que conté al principio.  
Las berenjenas también tienen algo en común con las babosas: cuando se les pone sal encima segregan un líquido mortecino y se achicharran por completo. Hoy estoy haciendo berenjenas en escabeche pero esta vez estoy probando con las blancas, que se parecen a las cucarachas albinas que viven detrás y debajo de las heladeras,

viernes, enero 30, 2009

Mañana, vacas


Siete y media. Se va el último paciente. Lo acompaño hasta el ascensor. Vuelvo al consultorio, saco la lapicera del bolsillo, me saco el guardapolvo (guardapolvos?). Guardo las historias clínicas del día. Miro por la ventana el cielo colorado detrás de los edificios y las nubes negras encima del hospital.
Fin del día. Fin de año para mí. Acaban de empezar mis vacaciones. No trabajo hasta el 24 de febrero.
Planes inmediatos: tirarme a leer mientras se cocina un lomo que tengo marinando desde anoche. Sellado vuelta y vuelta y cocción muy lenta con chorrito de vino tinto al final. 
Sábado de supergüevo hasta la noche, cuando nos traen al bebe L. para cuidar. (El llamado fue así: Mami, tengo una noticia buenísima para ustedes: les dejo el bebe el sábado a la noche!) Por primera vez va a dormir en nuestro dormitorio y vamos a oír sus gorjeos y sus chupeteos y después sus gañidos de bebe gato cuando le empieza a picar el bagre. Entonces bajo y se lo entrego a La Teta, que seguramente ya volvió y está durmiendo. Después, el domingo cine y más güevo. El lunes voy a salir a caminar/trotar un poco otra vez para retomar la rutina. Voy a ver amigos que no estuve viendo. Voy a escribir y voy a leer. Voy a ayudar a mi hija chica, V., La Hormiga Viajera, a preparar su mudanza, y el nido va a quedar vacío. Entonces con mi chico vamos a ir a su cuarto y vamos a pensar cómo pintarlo y qué hacerle para transformarlo en Cuarto de Nietos. Es raro eso de que se vaya la última nena. La casa queda vacía de verdad. No la voy a encontrar en la cocina tomando un nesquik ni vamos a hablar de depilaciones y de tipos en los encuentros casuales en el living. No le voy a manosear los rulos increíbles que tiene ni le voy a preparar esos sandwiches que le gusta que le haga ni la voy a abrazar cada vez que tenga ganas un rato para sentir su cuerpo flaquito y tierno. Ay, cómo la voy a extrañar. Pero también me va a gustar estar solos, hacer una verdadera vida de solteros, sin horarios. Vamos a poner música fuerte sin miedo a despertarla y vamos a poder andar medio en bolainas si queremos y hace calor. Después van a empezar la invasión de nietos. La avanzada ya llegó: una bañadera que compré para bañarlo en la terraza al atardecer, el huevo donde lo sentamos, los pañales tamaño M, las toallitas húmedas para limpiarle el ortito, dos chupetes de repuesto. En marzo llega el segundo (T) y en agosto las o los dos gemelas/os. Cuatro de un saque en diez meses.
Pero para eso falta un rato. Apago el aire acondicionado, cierro la cortina americana, cierro el escritorio y me voy a casa.

miércoles, enero 14, 2009

Qué relación tiene una cosa con la otra?

 
Pasé diez días en Montevideo sin salir del hotel y haciendo esta dieta:

Desayuno. Dos medialunas con manteca, huevos revueltos, queso, jamón, cereales y un scon.
Almuerzo. Medio kilo de brie, medio paquete de galletitas saladas o una bolsita de nachos, un tomate, medio kilo de cerezas, media botella de cerveza o un vaso de vino.
Cena. Salmón ahumado, medio kilo de roquefort, dos vasos de vino, un pote de dulce de leche a la crema Conaprole.
Entremeses (6 o 7 por día). Queso grana, galletitas de sésamo, tomates, faina con muzzarella, varias cucharadas de dulce de leche a traición (sin sacarlo de la heladera), chocolate con naranjita comprado en el frichot, duraznos, cerezas, medialunas, whisky, bourbon, vino, cerveza, coca cola like, todo a cualquier hora y todo el tiempo.

A mí no me pasó nada, pero cuando llegué a Buenos Aires todas mis polleras y todos mis pantalones habían encogido como cinco centímetros de cintura.
Es como eso de la mariposa, que mueve un ala acá y se derrumba un glaciar en Alaska.
No entiendo cómo ocurrió pero ocurrió. Que alguien me lo explique si lo sabe.

martes, enero 13, 2009





De los inventados por mí este es uno de mis preferidos. Está todo hecho con quedos de géneros viejos y recortes de otros nuevos. El fondo de hormigas es de un calzón viejo de mi chico. Si, ya se que lo dije hace un tiempo. Todavía no estoy taaaan gagá.
En la intimidad lo llamamos El Diario de las FARC pero a los nenes les vamos a decir que se llama La Vida en la Selva o algo así. Hay que inventar una buena explicación para esos aviones que pasan bombardeando a los dinosaurios. Tal vez decirles que los dinosaurios eran terroristas y que gracias a la fuerza aérea de los Estados Hundidos y de Israel ahora podemos vivir en paz.

lunes, enero 12, 2009

Prepárense, nietos





Estos son algunos de los libros que empecé a hacer hace casi un año, cuando La Anunciación me avisó que iba a ser Abuela. Primero me quedé tan alelada como se debe haber quedado la virgen María pero enseguida reaccioné y empecé a fabricar libros de tela. Fui al Once a comprar retazos y por pura serendipity encontré un yacimiento de géneros estampados para fabricar las cosas más increíbles: muñecos, almohadones, chalecos con motivos de Navidad, manteles y servilletas con la cara de Elvis Presley (todo con instrucciones y líneas de corte como si fuera un molde) y unos especiales para hacer libros. Todos los textos están en inglés y muchos son de oraciones o de aprender el alfabeto y tienen una ondeta medio country que en los Estados Hundidos debe ser tradicional, de pionera de Millwakee que educa a los chicos con sus propias manos. Compré varios kilos, como para hacer diez libros. Pero cuando llegué a casa y los desplegué encontré que muchos estaban mal impresos, fuera de registro, o manchados o quemados con alguna cosa química, con agujeros por todas partes. Pude rescatar algunos completos y los armé con las tapas rellenas con guata. Con los pedazos de diseños que quedaron enteros hice unos libros todavía más lindos, sin pies ni cabeza. Acá tienen dos para que vayan viendo. 

domingo, enero 11, 2009

35 grados


Tengo cienmilmillones de deberes pendientes. Escribir un folleto para unos médicos que tengo que entregar el martes, meter en sus cajoncitos por orden alfabético las historias clínicas que quedaron afuera cuando me fui, ir al supermercado, arreglarme las uñas, ponerme crema en los pies, ordenar papeles que fueron quedando sembrados por toda la casa desde antes de la navidad, guardar bolsos y bolsas que con el calor maldito que hace da fiaca doblar y llevar a su lugar, limpiar las plantas que están llenas de flores y hojas secas, lavar un cubrecama pesadísimo que mojado multiplica su peso por trescientos, escribir los cuentos que estoy escribiendo y abandono todo el tiempo y contestar varios mails de amigos que se van acumulando en capas geológicas.
También iba a hacer pan pero me dio calor pensar en prender el horno.
Entonces me tiro en mi futon de leer y leo un libro de Desmond Morris sobre sus primeras experiencias con animales, después leo Frío en Alaska y después termino uno de cuentos de David Wallace que es lo que más me gusta de todo lo que leí últimamente.
De vez en cuando dejo de leer, miro el cielo que está enfrente y me imagino libros de tela que voy a hacer. Uno va a tener un mar hecho con un generito estampado con pescados genial que encontré, pero lo voy a plisar y a coser encima para que quede corrugado como olas. Ese libro podría ser todo de paisajes. Un desierto, un bosque, un lago, un campo, una ciudad, una noche y ese que ya dije del océano. 

lunes, enero 05, 2009


Este petiso con la bemba y la ceja levantada es lo más de lo más.

Esos mostachos y esa cara de estar gritando de frente march no me simpatizan para nada.

Acá en Montevideo hay muchas casas con cara.
Yo creí que esta estaba sorprendida por algo, pero en cuanto le saqué la foto estornudó de una forma tan terrible que hizo temblar los vidrios de toda la cuadra. Lo que le pasa es que la planta esa le hace cosquillas en la nariz.

domingo, enero 04, 2009

Gracias, Emma


Bué, era lo que decía Emma Peel nomás. Ocvio: si algo te anda mal no pierdas tiempo, preguntale a ella. Hacía tiempo que el programa me tiraba onda para que lo actualizara y yo odio actualizar todo todo el tiempo. Es una grasada como cambiar el auto. Pero para poder encontrar el puto gadget que te deja poner a los blocks que te gustan no hay tu tía: te actualizás o cagaste. La cosa es que la actualizatia exige cambiar el diseño; no se sabe por qué una cosa va amarrada con la otra. Entre los múltiples pesadillescos fondos sepia craquelé y celeste patito encontré este que me parece recontracool, como de carpeta para entregar un curriculum y además se llama Mr. Moto, que me imagino que es un japonés reserio. Hay otros dos para elegir de la misma serie: Son Moto (que viene a ser el hijo del señor Moto) y Mrs. Moto (la señora esposa propiamente bicha). 
Cuando sea más vieja y me tiña el pelo de rojo furioso (no saben cómo estoy esperando ese momento, cuando a mis hijos ya no les importe y a mis nietos les guste) y me tatúe una iguana en las arrugas de la espalda, también me voy a pasar al layout Mrs. Moto, que es todo rosa chicle como de una Barbie en tratamiento con psicofármacos.
Parece una Pavadinimia pero no lo es. Quiero poner al costado los blogs amigos y las instrucciones que me dieron no funcionan en mi block.  La Ramera me dijo que abra My Account y que ahí aparece una cosa llamada Diseño que contiene otra que se llama Añadir un Gadget, que contiene otra llamada Lista de Enlaces.

Todo eso parece muy fácil y lo sería si efectivamente en My Account apareciera Diseño, cosa que no ocurre. Probé entrando a Template pero tampoco hay ahí Añadir un Gadget. Probé con todas las pestañas y lo del gadget no aparece. Será que mi block no lo tiene porque es lituano? Será una forma de discriminación solapada?

Délen, digamén cómo se hace, no sean putos.




jueves, enero 01, 2009

Quién soy? Dónde estoy?


Dónde estoy ahora mientras mis próximos cuatro nietos culebrean en la panza de su madre creciendo a velocidades espantosas? Pasando unos días en Montevideo, en un hotel frente al río/mar. Son nuestras vacaciones. Estamos solos. Escribimos y leemos. Caminamos por la rambla todos los días. Anoche festejamos fin de año morfando brie, grana italiana, jamón español y cerezas. Miramos por la ventana cómo los uruguayos tiraban unas discretas cañitas voladoras y unos cuetecitos sin hacer ruido, sin gritar, sin emborracharse, sin correr carreras con sus motos y sus autos. A las 12 y media ya no se veía ni se oía nada. Una noche como todas.
Al final pedimos doce deseos cada uno comiendo doce pasas de uva que habíamos puesto a marinar con whisky desde tres días antes.
Lo de los deseos fue medio lío. Antes uno sabía que había cinco seguro dedicados a los hijos y los siete restantes se podían repartir según la necesidad del momento y pedir salud, amor, trabajo, guita, para el que lo estuviera necesitando. Pero ahora ya hay diez deseos adjudicados: uno para cada hijo y uno para cada nieto. O sea que te quedan raspando dos: uno para tu chico y el otro para vos y por supuesto no vas a andar pidiendo éxito, reconocimiento literario, tiempo libre, guita, nada de eso. Pedís salud, que no te agarre un parkinson, que no te de un stroke,  y con eso conformate porque nunca se sabe: si pedís dos cosas de rubro diferente de repente un deseo anula al otro y cagaste.