viernes, junio 27, 2014

miércoles, junio 25, 2014

martes, junio 24, 2014

Dentro de tres días te muestro la tapa

Andá leyendo.

sábado, junio 21, 2014

Argentina - Irán por Teodoro Livingston

jueves, junio 12, 2014

Garrate que sale mi libro

Recién a fin de mes. Antes no puedo decir nada, ni el nombre ni nada.
Está buenísimo. Esta vez no traté de ser seria y profunda, sino que escribí como soy (ridícula y superficial, decilo nomás), sobre lo que pienso de la medicina, de la industria farmacéutica, de la situación de los médicos y de los pacientes. A mí me encanta y a todos los que lo leyeron también.
Mañana voy a filmar una cosa que se llama book trailer, que viene a ser como la cola de las películas, un fragmentito como para crear ganas de leerlo y dar un poco de información sobre el tema.
Mirá que seria y profunda que soy que desde ayer estoy pensando en ropas posibles con pensamientos obsesivos como:
1. Una blusa blanca da más doctora, pero también me hace parecer más dagor.
2. Una remera larga negra da canchero, pero me marca demasiado las gomas y doctora con gomas da película porno de acá a la China.
3. Una camisa clarita siempre queda bien pero es como de dentista, ni fu ni fa.
4. Remera blanca y blazer negro? No es como de vendedora de Zara?
Tampoco sé si me van a tomar entera. En ese caso tendría que pensar también en la parte de abajo:
1. Pantalones apretados? Con qué zapatos? Bajos parezco una garza. Altos me doblo sin querer porque me queda muy bajo el centro de gravedad y lo que sobra para arriba tiende a equilibrarse perdiendo la vertical. 2. Pollera hasta la mitad de las pantorrillas y que me asomen la peor parte de mis piernitas?
3. Pollera corta con la que parezco un globo aerostático con desperfectos?
4. Jeans hechos percha como los que uso todo el día? Con botas arruinadas? Y encima una remera y un blazer? No pasaría a ser el segundo ejemplar de ViejaDecrépita que se cree MuchachitoRebelde después de Beatriz Sarlo?



domingo, mayo 11, 2014

Qué feo que te eclipsen la muerte

Hoy a la mañana la noticia de la muerte de Miguel Brascó estaba en la primera línea de La nación. A la tarde temprano la empardó Carmen Argibay y Brascó pasó al fondo de la página. Sus notas necrológicas pasaron a la velocidad de un cuete espacial,  de la primera plana a la mescolanza de crímenes irresueltos, negocios turbios y declaraciones de impresentables. Qué bronca le hubiera dado de haber estado vivo. Por lo menos que te den un rato para ser el muerto del día.
Lo primero que hago a la mañana es leer las necrológicas de La Nación. Siempre lo hice cuando el diario era de papel y ahora no podría empezar el día sin hacerlo. Igual para los dos fiambres de hoy no era necesario ir a la sección Fúnebres.
Bueno, cuando me muera, si soy famosa, quisiera durar por lo menos un día completo en la primera plana. Al día siguiente que se muera el que quiera, pero que no me eclipsen mi momento de gloria.

jueves, mayo 01, 2014

Introducción al primer tomo de la colección Naturalismos para que te vayas entreteniendo

Cuando se habla de países y de barrios, norte siempre es mejor que sur. Al norte están los países más cool y al sur del sur estamos nosotros, los argentinos. Será porque el norte es arriba, y arriba están el cielo, el aire puro, las ideas y Dios. En cambio abajo es el lugar del barro, el infierno, el sexo, el culo y las chancletas.
Este fenómeno también se observa en Buenos Aires, donde el norte brilla por encima de la modesta realidad de los barrios del sur. Durante muchos años viví más al sur, en San Telmo. Había pobreza, mugre, gritos y botellazos pero las personas era normales, tal vez por falta de presupuesto o de tiempo ocioso. Y eran iguales todos los días: no mutaban los fines de semana en un desfile de seres bizarros.
Ahora vivo en el Barrio Norte, un microclima en el que abundan especies raras, vistosas, algunas en extinción. La calle es un catálogo de la decadencia en sus formas más floridas. Ex ricos, ex lindas y ex jóvenes se pasean como si fueran ricos, lindas y jóvenes, aunque la artrosis, las rodillas hinchadas y los zapatos viejos los obligan a andar despacio y en distintos ángulos de escora. Los domingos, cuando lanzan series especiales que no se ven durante los días hábiles, salgo sólo para ver pasar los ejemplares más fascinantes. Después, siguiendo la tradición de los naturalistas, vuelvo a casa y los dibujo para no olvidarlos.
Acá la gente vive más que en otros barrios. Quizá por la vida relativamente descansada, o por la ración diaria de proteínas que recibieron en la infancia, muchos llegan a una edad muy avanzada en aceptable estado de salud. Algunos tienen tantos años que han ido perdiendo el relleno y sólo les queda la cascarita exterior de lo que fue su persona. Sin embargo se siguen teniendo en muy alta estima; le dedican tiempo y
esmero a su arreglo personal aunque son poco más que su mero esqueleto y la ropa que lo cubre.

martes, abril 29, 2014

NATURALISMOS

es el título de una serie de libros ilustrados que estoy haciendo poco a poco y que por ahora a ninguna editorial le interesan.
Son cuatro tomos. Cada uno presenta una versión del naturalismo, que si no sabés lo que es te digo que es un movimiento o filosofía o pensamiento, no sé, que considera a la naturaleza como el principal principio de la realidad, para decírtelo a lo bestia, igual lo vas a entender.
Bueno, yo siempre compartí esa idea. No es que me parezca una pavada la electrónica, ni la microcirugía, ni google ni toda la infernal parafernalia de inventos que producen los humanos, pero si querés que te diga la verdad, me sigue pareciendo mucho más impresionante una berenjena que una fertilización in vitro.
Muchas veces me imagino que llega a la Tierra alguien de otro lugar y mira por primera vez un huevo, una azucena, un tigre, o que huele una hojita de romero o un jazmín, o que ve una planta llena de tomates, o el desfile de las nubes ida y vuelta haciendo morphing todo el tiempo y pienso que se quedaría de una pieza preguntándose quién fabrica todo eso tan increíblemente fabuloso. Fijate que ni siquiera te hablo de las cosas lindas que ya sabemos  (atardeceres, amaneceres, las mariposas, el mar, las montañas y todo eso que de tan bonito es una grasada), porque también te puedo recordar el culo del mandril y puedo agregarte la sangre brotando de una herida, los gusanos arremolinados en un cadáver, los intestinos enroscados en una panza, el moho que aparece sobre el pan y puedo seguir así durante horas y todo lo que te diga sigue siendo un catálogo infinito de imágenes maravillosas.

domingo, abril 27, 2014

Qué hago cuando creés que no hago nada

Fuí abducida por mis nietos. Cuatro en un año. Me cagaron a nietazos entre 2008 y 2009 y quedé medio como el pato Donald girando sobre mi eje tratando de acomodarme a la nueva situación. Es que después de ser madre, no hay nada más trastornante que ser abuela. Tardé como un año en recuperarme física y psíquicamente de cada hijo, pero todavía no me recuperé del shock de entrar en contacto con esos cuatro renacuajos que mutaron en lechones y más tarde en monos.
Caí dentro de una bola de amor gigante que rueda hacia un vértigo de preocupaciones a cada rato, primero recalentada por una ternura como nunca la conocí, después presa de un batido a nieve de pasión sin límites visibles y enseguida un baldazo de hielo picado y vuelta a empezar con la bola de amor, una y otra vez. En eso estoy, pero recuperándome. Los cuatro monitos ya saben decir lo que sienten y los melones se acomodan en el carro cada día mejor.
Después, me operaron de algo sin importancia pero igual la experiencia te la regalo.
Después me casé con mi chico terminados los 20 años de convivencia que consideramos periodo de prueba suficiente.
Antes publiqué Pandemia, pero creo que eso ya lo sabías.
Después pero mientras tanto escribo mi novela que arrastro como una chancleta pegajosa desde hace ocho años, y la suspendo para escribir en siete meses un nuevo libro sobre nuestra cultura medicalizada que te va a hacer caer de orto, pero realmente caer de orto, te lo aviso.
De a ratos dibujo pero para eso es necesario un estado especial de nada demandante alrededor, lo que ocurre una vez cada siglo. Para terminar el nuevo libro me mudé a bares anónimos pero me distraía mirando a la gente que discutía, hablaba por teléfono o se metía los dedos en la nariz. Una mañana caí en el café donde Sebreli garrapatea en forma febril sus pensamientos y tuve que irme porque si lo seguía mirando no avanzaba nada ese día y como efecto colateral tampoco durante la semana posterior. Mi amiga Gabriela me prestó su casa en Los Cocos, a donde me fui con mi chico durante diez días y ahí sí, en medio de la nada (sólo zorzales que entraban caminando por la puerta como Pedro por su casa y un zorrito de ojos luminosos que aparecía por las noches a comer sobras), sin humanos salvo mi chico que me cocinaba papas fritas, mate y tallarines con estofado y me ponía música durante el día y una peli a la noche, ahí sí lo terminé trabajando ocho horas por día.

Quiero ser santa

Entonces ya no hace falta hacer milagros? Yo creía que era un requisito ineludible pero se ve que tenía información desactualizada. Si es así de fácil yo quiero postularme porque salvo eso, tengo todo lo demás. Dónde se consigue el formulario?

martes, abril 01, 2014

Y si vuelvo?