viernes, marzo 30, 2007


También me manda una postal con el famous conejito pintado por Durero.
Felices Pascuas, dice, y que me extraña mucho.

Rip


La mujer de mi papá me manda un recorte del diario. Agradece a todos los que estuvieron en marzo del 2005, cuando enterraron a mi papá. Yo creía que se había muerto en el 2006.
Lo que sé es que se murió en enero y tuvieron que esperar dos meses para enterrarlo porque hacía tanto frío que la tierra estaba congelada. Lo guardaron en un freezer mientras tanto. Recién uando hizo más calor pudieron cavar la tumba.
Me lo imagino congelado en el freezer. Yo lo quería mucho pero ni sabía en que año se murió.

jueves, marzo 29, 2007

Rp/


Caminar todo el día cuando llueve es el mejor tratamiento para todo.

Después del abichamiento febril de ayer, hoy me desperté, hice el ritual de baño, desayuno, lavar ropas y organizar la casa con mucha lentitud porque no me subía el agua al tanque con la velocidad habitual pero en cuanto estuve vertical y con aspecto de ser humano me mandé a la calle a callejear todo el día. Fui a Carrefour a comprar filetes de brótola y verduras, no encontré hongos pero sí alcaparras y leite de coco, volví a casa y mariné los peixes. Después me fuí a la Biblioteca Nacional, donde no encontré absolutamente nada de lo que buscaba, caminé hasta el Melba, vericuetié por adentro, volví caminando a casa, morfé una ensalada, volví a salir, caminé dos horas más, volví a casa, cacé mi equipo de dibujo y me fui caminando a la clase (otra hora de pata). Cuando llegué al taller me sentía rebien, pero después de dos horas de dibujar me agarró un cansancio feroz. Así que en lugar de seguir hasta las 9 me fui a las 8. Igual, a las 10 venía una amiga a comer y todavía tenía que preparar todo. Llegó a las 11 y ya tenía todo listo. Cociné la brótola en un minuto, preparé un arroz con crema y morfamos como Pantagrueles. De postre, helado de Persico y al final café recién molido. Y ahora me siento muy bien. Creo que estoy curada.
Me acordé de algo: mi papá, que nunca terminó de curarse de una tuberculosis feroz que tenía, de vez en cuando empeoraba y le agarraba fiebre, sudor, escalofríos, tos horrible. El médico lo examinaba y decía que lo tenía que internar. Él prometía que iba a ir al día siguiente y en cuanto el médico se iba, se levantaba y se rajaba. Volvía dos o tres días después. Se iba al río a navegar en pleno invierno, con 2 o 3 grados bajo cero, solo, se recagaba de frío, se bajaba una botella de ginebra y al final se iba a Colmegna, donde se daba un baño turco y se chivaba todo. Volvía curado.
Siempre me decía con un guiño que el whisky y la ginebra matan todo y creo que tenía razón. Sobre todo cura estar afuera, al aire libre. Anoche leí que durante la epidemia de gripe española la gente se encerraba en la casa y se morían todos como moscas. A veces, por falta de espacio, los médicos los acomodaban precariamente en el jardín o en carpas y esos pacientes evolucionaban mucho mejor que los encerrados con calorcito.

miércoles, marzo 28, 2007

Desde mi ventana



Wednesday afternoon fever


En vez de tumbarme, la fiebre me excita y me pone hiperactiva de la cabeza. No puedo leer ni escuchar música porque tengo electrizados los sentidos que conectan con el exterior, pero escribo y escribo todo el tiempo, un poco mi trabajo del congreso y otro poco en el block. Tomo Terma Patagónico con soda tibia, como pedazos de pastel de choclo frío y pienso que si no trabajara escribiría cien posts por semana y sería la persona más insoportable del mundo blogger.

Pienso que un blog es un flog con canilla libre. La ración de una foto diaria que permiten en los flogs me parece antinatural y arbitraria, como darle agua con gotero a alguien que se muere de sed.

Volviendo al lagartijín

Esta es la fastuosa jaula nueva que le fabriqué. Me gusta comparar la primera versión con la segunda y la tercera y ver cómo las fui mejorando.
Leí que morfa y está activo de noche, así que hoy bien tarde voy a tratar de atrapalharlo y de meterlo en su casa nueva.
R., la mujer de B.1, me mandó hoy un tupperware con frutas chipodris llena de mosquitas. También las voy a trasladar a la jaula nueva para que la inaugure con un banquete.

Una blumbereada pero no me importa



Los perros son tan simpáticos en el campo como aberrantes en la ciudad. Las veterinarias venden cosas monstruosas como perfume para perros, bombachas para perras, sonajeros para perritos... y esta semana, huevos de pascua para regalarle a su can!

Hay dueños de perros que son unos perversos: dejan que su animalillo garque en la vereda y a continuación se van, haciéndose los que no vieron el sorullo. Una de las ventajas de tener la edad que tengo es que no me da vergüenza tocarle el hombro al humano y decirle "Señor, se le olvidó la caca del perro". Casi todos la levantan haciéndose los indiferentes, pero no quiero imaginarme la sensación que deben tener cuando agarran la caca caliente y fresca a través de la bolsita de Coto. Guaaac!! sólo eso me disuadiría de tener un can propio.
Para enfrentar el problema en una forma organizada, hace unos años creé el movimiento NO CACA. Consiste en sacar fotos de los perros y sus dueños en infracción, imprimirlas, pegarlas en este práctico cartelito, hacer copias y pegarlas por todo el barrio. Hasta ahora nunca pude hacer coincidir la producción del sorullo propiamente dicho con la cámara lista en la mano, pero en cuanto lo logre, este movimiento cívico se pondrá en marcha.
Me siento como el ingeniero Blumberg, pero la realidad es que estoy harta de pegarme patinazos en caca fresca y de tener que caminar haciendo slalom among sorets todo el día. Hay otra cuestión: el temible toxocara canis, parásito horrendo que deja ciegos a los niñitos y que habita en esas tortas callejeras. Escribí una carta a La Nación sobre eso, como la mejor de las viejas locas de Barrio Norte, y la reacción de otros lectores fue de gran hilaridad y cinismo. Los que quieran saber sobre esa enfermedad, dirigirse a Internet. Los que quieran información de primera mano dada por una dotora diplomada, avisen y les cuento.

Paseaperrosgrandes


También hay esos otros paseaperros jóvenes y fornidos que tratan a sus clientes bastante mal. Los atan de a manojos en los árboles de las plazas y los dejan ahí ladrando o echados aburridos durante horas. Éste había dejado a la jauría esperando un largo rato y uno de los perros se echó medio sobre la calle. Los autos le rozaban las patas. Me gusta mirar cuando el manojo de perros está esperando que aparezca uno de la manada por la puerta de una casa. Siempre miran con una concentración extraordinaria, todos apuntando el hocico hacia la entrada. Cuando el perro nuevo aparece se levantan y mueven la cola con mucha alegría.

Paseaperritos


En mi barrio hay una paseaperros geriátrica. Es una viejita increíble, esmirriada, que pasea sólo perrillos chicos. Se ve que hizo el cálculo: si paseara un ovejero sería arrastrada hasta caer bajo las ruedas del 60. Lleva a los perros con cariño y los reprende como a niños cuando se portan mal. Todos los vecinos la conocen y se paran a hablar con ella.

Bueno, el tipito se llama Salamanquesa y su nombre científico es Tarentola mauritánica. Gabriela pasó el dato en un comment, lo busqué y sin duda es él, Lagartijín, con su foto, su manual de instrucciones y su ficha técnica completa.
Ahora sabemos qué habitos tiene y todo lo demás. Estuvo bien darle bichitos y tenerlo en la maceta, qué bueno, qué buena criadora de rectiles que soy!! Estoy orgullosa de mí.
Ahora sí le podemos poner un nombre. Hagamos como cuando nace una jirafita en el zoológico, un concurso de nombres a cuál más pavo.
Lo que no podemos saber es el sepso del animalito. Tal como conté en otro post, la vida te da sorpresas en ese sentido. Además, a quién le interesa el sepso de los otros, sean de sangre fría o de sangre caliente. A propósito de la sangre fría, va una foto que bajé, que muestra que las personas somos calentitas y los reptiles no.
Ayer terminé una nueva jaulita preciosa que fotografiaré pronto. Es una divinura y mucho más segura que las dos versiones maceta.

Vairus

Me despierto bañada en sudor frío. Es raro: lo primero que uno piensa cuando se despierta es lo que ocupa el centro del foco de su preocupación de ese momento. A veces la primera imagen es la cara o la mirada en silencio de una persona que uno ama, a veces una frase dicha o escrita; otras veces la cuenta de luz que tiene que pagar. Hoy me desperté con una frase que creo que escribió Marguerite Yourcenar: " el amor es uno que ama y otro que se deja amar". Enseguida me dí cuenta de que estaba empapada y pensé que a la malaria se le llamaba "sudor inglés". Estoy leyendo todo el tiempo sobre enfermedades endémicas y epidémicas y tengo la cabeza invadida por imágenes y síntomas, por aprensiones y fantasías relacionadas con esas pestes. Me duele la garganta, me moquea la nariz, tengo escalofríos y un sudor helado que no se me va si me abrigo y tampoco si me desabrigo. Es otro puto virus que me agarré ayer en el consultorio. Cada vez que miro una garganta apestada, que me estornudan por encima del escritorio o que me tosen en la cara, los malditos virus se precipitan de a billones sobre mí, corriendo como la gente cuando sale del subte, empujándose por llegar primero a mi nariz para invadirme. Ayer atendí tres personas con gripe y cuando cerré el consultorio, a las 10 de la noche, tenía escalofríos y un cansancio atroz. Ahora no puedo dormir. Voy a hacer el pedido al supermercado.

martes, marzo 27, 2007

Lagartijín not dead

Cansada, resfriada, con sueño, antes de irme a dormir hago un último esfuerzo para comunicarles que el lagartijín sigue vivaracho como nunca. A veces no lo encuentro y me invaden las fantasías mortuorias más horrendas pero de repente lo veo tomando sol sobre una piedra y me mira sin moverse, muy cool. Todos los días le tiro un manojo de grillos y de los seis o siete que le echo a la mañana, a la noche quedan dos o tres. Pero a veces encuentro grillos saltando por el piso , lo que me hace pensar que no se los come, sino que se están escapando. Entonces los atrapo y los vuelvo a meter en la maceta/jaula. Cada vez que lo hago pienso en los prisioneros que se escapan lacerados y aterrorizados y una patrulla los detecta, los detiene otra vez y los vuelve a meter en la celda, pero esta vez en condiciones más duras, en celdas de castigo y con más sesiones de tortura. Exceso de relatos directos de cárcel y torturas, ya sé, pero no puedo dejar de pensarlo. Soy el guardiacárcel, el torturador de los grillitos. Ahora también conseguí gusanitos llamados tenebrios, qué nombre tan adecuado, pequeños tenebrosos gusanillos comecadáveres. Se los tiro al lagartijo pero él los mira con indiferencia. Los gusanos se retuercen diciendo "trágame tierra" y perforan y giran helicoidalmente y se meten en la tierra y desaparecen de la vista. Qué haran ahí abajo, en las napas inferiores del pleistoceno macetal, nunca lo sabremos. Lagartijín los mira con sus ojillos demoníacos de pupila vertical y no se los come.
Anoche llegué tarde a casa y mientras caminaba por un pasillo de madera, ví la silueta de una lagartija minúscula. pensé que era uno de los millones de juguetes de lagartija que tengo, porque todos los que me conocen me regalan iguanas y lagartos en todas las versiones existentes. Pensé que una hebilla de lagartito se había caído al piso, por ejemplo, pero miré bien y ví que era Lagartijín en persona!!! Estaba estampado contra el piso, diminuto como nunca perdido en un espacio tan grande. Traté de levantarlo con los dedos, pero es tan chatito, tan ingrávido, que no podía. Finalmente lo atrapé y él se dejaba, laxo, como muerto. Pensé que lo había pisado pero no, simplemente se dejaba hacer con esa calma que tiene, que me descoloca. Lo puse en la maceta otra vez y cerré bien los bordes con film otra vez.
Admiro a ese bicho infinitesimalmente chiquito pero más valiente que un león. Sobrevivió a cinco días de valija más 9 días de maceta y sigue muy alegre y muy confianzudo buscando por dónde escapar, cómo volver a San Martín de los Andes.

domingo, marzo 25, 2007



No es fácil hacerse cargo del lagartijín. Ni desde el punto de vista de la práctica ni desde el de la moral. Si me lo hubieran propuesto fríamente, si hubiera tenido tiempo para pensarlo, hubiera dicho que no, como digo que no a recoger perros y gatos abandonados y a entablillar alas de palomas apolilladas. Cuando uno no ve, puede negarse a cambio de una mínima muesca en la conciencia, pero cómo decirle que no a N. cuando me llama el domingo a medianoche y la lagartijita corre desesperada entre la ropa sucia?

Me hago cargo del bicho y a partir de ese momento quedo comprometida, enganchada a su destino, que no es sencillo. Paso horas de insomnio pensando soluciones ingeniosas para que no sufra frío ni calor, para que no se deshidrate, para que coma a pesar de su tamaño ínfimo y de sus requerimientos complicadísimos, más sofisticados que los de Michael Jackson cuando está de gira.
Los buenos me proponen recursos bienintencionados pero utópicos: darle puré de mosquitos, tejerle un enterito de lana, mandarlo con una azafata en un vuelo a San Martín de los Andes o llevarlo al zoológico para que lo críen en el sector Reptiles. La saga del lagartijín también dispara sentimientos waltdisneyianos en los ingenuos -como el deseo de ponerle un nombre o de conocer su sexo para transformarlo en un adorable Bambi que todos quisieran adoptar-, en otros provoca indignación porque no soy capaz de sentir el mismo amor por mi asistente tapizada de cuero curtido y en otros, sentimientos homicidas y sádicos. (ver comments)
Yo estoy obsesionada por salvarlo, obstinada en que coma, en que salga de su estado de indefensión y de desnutrición. Lo veo cada vez más pequeñín, pura cabeza, chato como una estampilla, pálido, inmóvil. Se muere, es evidente, y eso me rebela. Cómo puede ser que la muerte de algo tan insignificante como ese bicho me quite el sueño? Cómo puede ser que me emperre en reemplazar a la naturaleza en un caso tan desesperado y tan inútil? A quién carajo le interesa que sobreviva ese reptil microscópico?
La jaula improvisada que le hice no me gusta: está emparchada con papel film y tiene un montón de agujeros por donde puede escaparse. El jueves compro mosquitero de plástico. Lo corto para armar un cilindro alrededor de la maceta. Entre un paciente y otro voy al taller y armo la nueva jaula con sunchos de plástico. Al final queda como una torre japonesa, como una nave espacial. Me gusta, es sólida y no tiene fisuras. A la noche la monto en la maceta. El viernes busco en la guía Criadores de Alimento Vivo. Llamo. Uno solo tiene insectos tan minúsculos como los que necesita el lagartijín. No puedo irme del consultorio, asi que mando una moto que vuelve con una botellita de plástico llena de grillos recién nacidos. A la mañana siguiente abro la tapa de la jaula y grito -Ey, lagartijín, ahí va tu comida! -y le arrojo un puñado de grillitos bebés. Me quedo mirando. Él me mira desfalleciente, entregado, mientras los minigrillos saltan inocentemente a su alrededor. No tiene fuerzas para comérselos, o no sabe cómo se hace. Dos o tres horas después vuelvo a mirar: está más gordito y más vivaracho. Se ve que logró clavarle el diente a uno o dos. El sábado a la mañana tiene una actitud más aguerrida: corre entre las piedras y tira mordiscones feroces contra los grillos, que siguen saltando entre las piedras y los yuyos sin enterarse de la fatalidad que les espera. El lagartijo sigue siendo minúsculo pero ahora veo que tiene los ojos amarillos y las pupilas verticales, como las de los gatos. Eso le da una mirada serpentina, cruel.
Su mirada refleja su naturaleza? Y su naturaleza es la maldad?
Abro la botellita y le tiro más grillitos.
Por qué los estoy entregando a la muerte como un emperador romano a los cristianos?
Tengo derecho a elegir entre la vida del lagartijo y la de los grillos? No es que los grillos me caen simpáticos? No salvé a decenas de grillos de ser pisados o fumigados con raid?
Por qué estoy desviando a la naturaleza de su curso?
Alguien puede explicármelo?

1799

Anoche fuimos a oír a Gonzalo Rubalcaba. Aparentemente toca música pero en realidad toca el silencio. Hace un negativo de la música marcando los límites del silencio con algunas notas. Eso te tira por un rato de cabeza en un abismo negro sin fondo en el que lo negro es blanco y lo blanco es negro.

Hoy a la mañana llama nuestra amiga L. Es un día terrible, un nuevo aniversario como el de todos los años en esta fecha, pero esta vez significa algo más. Quiere que nos veamos, que almorcemos juntos, pero en un lugar donde se permita fumar. La ordenanza 1799 deja fuera del circuito común a los que no pueden vivir sin fumar y L., como otros fumadores, va detectando y enhebrando por toda la ciudad los pocos lugares donde se cagan en la ordenanza o la respetan con flexibilidad. Edelweiss es uno de esos lugares. En el sector de atrás todos fuman como si fuera la última vez. Hoy no estaba habilitado pero nos permitieron ubicarnos en el último trencito, en el límite entre el sector de los buenos y el de los malos. Comemos pantagruélicamente: jambonon con chucrut, costillas kässeler con puré de manzana, el delicioso pan inglés negro con manteca, quesos, fiambres, Rincón Famoso, y de postre sambayón tibio y strudel de manzanas con crema.
Comemos rico, nos reímos de algunas cosas, pero son días muy tristes.

miércoles, marzo 21, 2007

Iupi!! Iupi!! Iupi!!!


Recién me acerqué a la maceta pensando qué hacer con ella y hubo un movimiento repentino entre las hojas!
Pude verle la cola escabulléndose entre dos piedras!!

Vive el guachito!
Es increíble que esté sobreviviendo!
Las máximas criadoras de reptiles me dijeron que era imposible, pero está siendo posible, qué alegría que me da.
Hipólita y A. van a tener que guardarse sus impulsos asesinos para otra oportunidad.

O lagartinho os cagou!

y esta vez escribo en colores aunque una pendeja me dijo en un comment que era una grasada o algo así.

martes, marzo 20, 2007

Una lección de ecología

Cada vez que pasan estas cosas, B.1 me reconviene y me recuerda que no debo involucrarme tratando de salvar obstinadamente personas y animales, sobre todo si es contra su voluntad.
Creo que me lo dice porque le da pena que yo me ponga triste. Cuando me quiere consolar me dice "tontita" y yo sé que es porque me ve un poco boluda pero también porque quisiera salvarme él a mí de todos los sufrimientos.
Todos los hijos de la serie B. me han visto desde su más tierna infancia haciendo salvatajes ridículos, muchos de ellos fallidos. Acá cuento los que me salieron bien porque me hacen quedar rebanana, pero también se me han muerto miles de pajaritos, de gatitos, de conejos, de renacuajos, de hamsters, y ellos me han visto muchas veces masajeándolos, alimentándolos, abrigándolos y curándolos aunque no había la menor esperanza. Las personas que no pude salvar son un tema aparte que nao da para este psot.
Cuando se habla de eso siempre alguien cuenta como algo ridículo que en la playa yo encontraba un caracolito vivo que las olas arrastraban y corría a tirarlo de vuelta al mar, pero al lado aparecía otro y más allá otro y yo me alejaba durante horas hasta ser un puntito en el horizonte salvando caracoles, uno tras otro. Ahora lo pienso y estoy de acuerdo: era totalmente absurdo. Pero en ese momento pensaba que no podía dejar morir a uno si había salvado al otro y aunque la cantidad de caracolitos era infinita, yo no sabía cuándo parar.
Hace pocos años leí algo que me hizo ver esto desde un punto de vista diferente. Gracias a eso a veces decido no involucrarme, dejar que la naturaleza siga su curso y no interferir con el destino de nadie, animal ni persona.
Lo que leí era un artículo escrito por un ecologista que relataba las excursiones que hacía con turistas interesados en la naturaleza. Decía que una de las experiencias más impresionantes que hay es ver cómo eclosionan los huevos de las tortugas marinas y las tortuguitas salen todas al mismo tiempo, de a miles, y corren hasta el mar para iniciar su vida de tortugas.
El ecologista decía que eso siempre ocurre de noche porque las tortuguitas tienen un sexto sentido que les indica cuándo es seguro salir del huevo, y de noche no hay pájaros que se las puedan zampar de un picotazo. Parece que las tortuguitas recién nacidas son para los pájaros marinos como una porción de muzarella para nosotros.
El grupo de observadores acampó cerca de los huevos semi enterrados esperando la noche, pero al atardecer una tortuguita se equivocó, rompió el cascarón y salió corriendo hacia el mar. Enseguida apareció una gaviota volando en picada para engullirla. Una de las excursionistas (seguramente una alemana con buenas intenciones como yo) se paró y espantó a la gaviota. La gaviota se fue, pero inmediatamente TODAS las tortuguitas salieron de los huevos y corrieron por la arena. Claro, vieron que el predador se iba y pensaron "ésta es la mía". Entonces una bandada gigantesca de pájaros cubrió el cielo a la Hitchcock y de a miles se precipitaron sobre la playa y se devoraron a las pobres tortuguitas. No quedó ni una. Parece que el ecologista se paró en medio del silencio mortal y les dió una lección inolvidable a los turistas. Les dijo que la primera tortuga había errado el momento oportuno para salir del cascarón y que si la alemana hubiera permitido que la gaviota se la comiera, las otras tortugas hubieran registrado que había que esperar. Como la gaviota se fue y la tortuga chitrula se salvó, todas pensaron que no había peligro y así les fue. Moraleja del ecologista: nunca interfieras con la naturaleza. Si algo ocurre es porque tiene que ocurrir. No te metás, en una palabra, por lo menos en ese rubro.

Yo vivo desobedeciendo ese sabio consejo y a veces le gano a la naturaleza. Pero otras veces, como ahora con el lagartinho perdido, me sale mal. Aunque no había otra opción, me parece. Te imaginás diciéndole a N. que lo tirara por el balcón? Yo no podría. Creo que nadie podría. Alguien podría?

Informe forense de las 15.

O lagartinho desapareceu.
Espulgo la maceta del derecho y del revés y no lo veo. La golpeo suavecito para hacerle creer que viene un terremoto porque los animales rajan cuando se los amenaza con la escala de Richter, pero no sale. Saco el papel film, saco el mosquitero, saco las piedras y no aparece.
Las hipótesis son varias, de las buenas y de las malas.

Buenas:

  1. cavó una cuevita en la tierra de la maceta y se preparó para hibernar hasta diciembre.
  2. se escapó de la maceta, se escondió en la biblioteca, lugar tranquilo y calentito, y va a aparecer un día de estos corriendo entre los libros.

Malas:

  1. se murió de hambre y se lo churrasquearon en un santiamén los bichitos que estaban destinados a ser su almuerzo.
  2. se cayó de la maceta y O. lo chupó con su aspiradora omnívora.
  3. se cayó de la maceta y lo pisé anoche sin darme cuenta. Ahora está estampado en la suela de un zapato y cuando me lo vuelva a poner lo voy a encontrar.
  4. se escapó, se cayó en un vaso de agua y me lo tomé anoche medio dormida.
  5. trató de escaparse, quedó atrapalhado entre el papel film y la maceta y se asfixió.
  6. al acomodar el tejido mosquitero lo ensarté con un alambre suelto y ahora es una pequeña brochette.

Informe médico de las 21

Mirando la maceta/jaula desde arriba no se ven señales de vida; sólo la miniselva austral con su flora y su fauna naturales. El lagartinho debe estar escondido bajo una piedra.
Mañana voy a comprar ese alimento en lata hiperproteico, lo voy a diluír y voy a rociar gotitas sobre las piedras para que él las lamba y se alimente. Para eso voy a tener que abrir el papel film y lo voy a encontrar, vivo o muerto.
El informe de las 21 se atrasó 8 horas porque los médicos llegaron muy tarde y se fueron a apolillar enseguida. Después se despertaron y como no podían dormir, se levantaron a las 4 y se pusieron a adelantar trabajo. Igual habrá un nuevo informe sobre la situación a la luz del día.

lunes, marzo 19, 2007

La felicidad al alcance de su mano


El post del Chatanooga Vibrator desencadenó emociones inesperadas. Claro, porque es una mezcla inquietante de diversión con patología. Ahora todos sabemos para que sirve un chatanooga, pero al principio lo presentaron como una herramienta terapéutica y los que tenían malos pensamientos debían sentirse unos degenerados. Parece que enseguida empezaron a usarlo en las pelis porno de la época (que son muy tristes cuando se las ve ahora, con gordas desvencijadas y tipos horrendos con antifaz) y entonces perdió su pretensión de seriedad. Igual, todavía hay hombres que creen llevar una varita mágica, un bálsamo curativo dentro del calzón. Son esos que cuando ven a una mujer triste o alterada murmuran el título del primer post. Es innegable que un buen polvo le mejora el ánimo a cualquiera, pero tanto a hombres como a mujeres y no proporcionalmente con el tamaño o la destreza del pito involucrado (si es que hay uno involucrado).
Este aviso demuestra que el efecto chatanooga es tan sedante para mujeres como para hombres y hasta sugiere que el mundo entero debería probarlo para ser feliz.
Es tan fuerte esa idea de la garompa que todo lo arregla, que en las guardias de los hospitales, cuando se atiende a una mujer medio desequilibrada, los médicos dicen (en su presencia y con toda seriedad) que seguramente tiene el Sindrome de Tafal de Gaver.

Parte médico



36 horas horas después de haber sido rescatado de la valija, el lagartito sigue vivo (y coleando). Ayer languidecía minuto a minuto. Estaba chato y pálido y no se movía. Pensé desesperadamente una solución. El recurso de las moscas de la fruta era una utopía. Igual puse una ciruela madura y un cacho de manzana al sol pero después de diez horas no se veía sobrevolar ningún insepto. Entonces me puse a escanear las macetas del balcón con mirada microscópica. Como mis plantas sólo fueron fumigadas con alcohol de ajo nunca recibieron ningún tóxico, asi que si encontraba un bicho vivo podía cazarlo y ponerlo en la jaula. En esa expedición encontré una gran maceta donde crece un huacatay (condimento aromático del Perú que usamos para el pescado) y una planta de llantén (planta de pantano que uso para las bronquitis y las toses) que estaba medio seca. Sobre la tierra había miles de minúsculos bichitos que paseaban muy orondos entre las hojas secas. Trasladarlos a la jaula hubiera sido imposible y en ese medio artificial se hubieran muerto enseguida. Entonces... eureka! pensé que podía hacer el proceso inverso: transformar la maceta en jaula. Mirándolo bien, el paisajito en la maceta era como un bosque de Bariloche en miniatura. Metí al lagartito, que se escondió en la maleza, puse unas piedras en el centro y con un cacho de mosquitero metálico rodeé toda la maceta. Quedaba un sector sin cubrir, entonces rodeé todo con papel film. Por suerte en mi taller tengo toda clase de materiales útiles, así que cosí los bordes del mosquitero con alambres y quedó una jaula enorme y protegida con un microclima perfecto. Hoy a la mañana deshice el envoltorio para vaporizar agua y mantener la humedad, convencida de que iba a encontrar al lagarto panza arriba, muerto. Pero no señor: corría por todos lados lleno de energía!! Así que le tiré agua, saqué hojas de rúcula viejas, puse un pedacito de manzana para que se críen bichitos y volví a cerrar todo. Nuevo parte médico esta noche después de las 21.

sábado, marzo 17, 2007

Un nuevo bebito


Paso la tarde del sábado trastornada traduciendo libros sobre la gripe española publicados en Estados Hundidos y bajando textos escritos en 1919 por médicos alemanes que vivieron la epidemia. Tarjeteo en sitios de medicina y descargo facsímiles increíbles en tipografías mordisqueadas de hace un siglo y medio. Descubro relaciones inesperadas entre teorías sobre virus y bacterias, recopilo síntomas de los pacientes y registros de las autopsias. Creo que mi trabajo para el congreso va a estar genial. No soy metódica: me quedo divagando una semana y de repente avanzo de un salto, no puedo dormir pensando en cómo armarlo, si poner fotos o videos, música o nada. Me obsesiono; no sé qué hora es, me molesta que me interrumpan, que me hablen, que se me acerquen.
A las 11 de la noche suena el teléfono. Es mi amigo N., que acaba de llegar de San Martín de los Andes. Dentro de la valija que acaba de abrir encontró una mini lagartija. Está desesperado: no sabe cómo se cuidan esos animales. Le digo que nadie sabe. En Buenos Aires hay dos veterinarios especialistas en reptiles y un sólo local donde tienen todo para alimentarlos y criarlos. Pero los que tenemos reptiles sabemos lo que necesitan, cuál es el rango de temperatura que requieren, qué comen, qué cuidados son vitales para ellos. Le pido que me la traiga para tratar de salvarla. Tímidamente me pregunta si no me molesta. Él es pediatra y dejar morir a un bebito de cualquier especie es algo que no puede soportar. Mientras viene preparo una jaulita/incubadora con rúcula y piedras. Todavía no sé si es vegetariana o carnívora. Si es vegetariana tiene más chances. Se le puede preparar alimento minúsculo sin dificultad. Si es carnívora es muy difícil: sólo comen bichos vivos y cuanto más pequeñito es el reptil, más microscópico debe ser el alimento. Los únicos insectos que tienen esa escala son las moscas de la fruta, esas mosquitas que rodean a las frutas cuando se pudren. A los quince minutos llega N. con la valija. La abrimos: la lagartijita es una pequeñez absoluta. Corretea y se esconde. La atrapo con delicadeza infinita para no lesionarla. La meto en la jaulita. Rocío las piedras con agua para que no se deshidrate, que es lo primero que hay que cuidar. La examino y busco en mis libros y en internet para ubicar qué especie es. Se parece bastante a una clase de lagartos que viven en el sur, en las zonas montañosas. Por supuesto, son carnívoros. Dejo la jaula en un lugar tranquilo y oscuro. A la noche no puedo dormir: pienso formas de alimentarla que puedan simular mosquitas voladoras. Se me ocurre hacer una especie de ramillete con tanzas y poner en cada extremo un poquitín de proteínas especiales para reptiles que tengo para Alonso. A él hay que darle un poco cada dos semanas, no más porque es vegetariano y sus riñones no pueden procesarlas bien. Pienso: "si agito las tanzas, puede ser que hagan un movimiento tembloroso y espasmódico y que el lagartito crea que son mosquitas y coma". También se me ocurre vaporizar la jaula con agua con proteínas diluídas. Los reptiles lamen las gotas de agua de las paredes cuando tienen sed y si el agua contuviera proteínas, sería una buena forma de alimentarlo. A la mañana llamo a las dueñas del negocio de reptiles, que se llama El Insomnio de la Iguana. Las dueñas son dos chicas brasileñas. Una se llama como yo. Me atiende muy dormida. Le pregunto si tiene mosquitas minúsculas. Me dice que no y que es imposible criar a un lagartito de dos centímetros de largo. Lo mejor es dejarlo morir tranquilo porque tampoco dejarlo en libertad es una buena solución: no estaría en su hábitat, durante el día se lo comería un pájaro y si llegara vivo a la noche se moriría de frío. Aunque encontrara bichitos para comer, seguramente estarían contaminados con tóxicos y se moriría envenenado.
A la mañana sigue vivo. Preparo la solución con proteínas, rocío las piedras y veo que lambetea con fruición. Después preparo el dispositivo alimentador símil mosquita, muelo el balanceado, lo pego en las puntas de las tanzas, lo agito y hasta a mí me parecen insectos que vuelan. Pero a él no, me parece, porque mira las tanzas con desconfianza y no come. Ahora está escondido entre dos piedras. Lo veo cada vez más flaco. Le echo gotitas de agua. No sé si va a sobrevivir, pero si pude criar un gorrión desde el estado de larva transparente hasta transformarlo en un pajarraco gigante, tal vez pueda salvar a esta minusculez de lagarto.

Más about Chatanooga Vibrator


Este es el práctico modelo portátil para consultas a domicilio.
Ta bueno, no?
A mí me gusta más que el transductor forrado de las ecografías.

jueves, marzo 15, 2007

Sabés lo que te hace falta?


Desde la más remota antigüedad y hasta no hace mucho tiempo los médicos sostenían que las mujeres teníamos una tendencia enfermiza a ser nerviosas y desequilibradas. La palabra "histeria", como ustedes sabrán, deriva de histeros, que quiere decir útero. Se suponía que las manifestaciones histéricas se originaban justamente ahí, dentro del útero. Para curarlas inventaron una serie de tratamientos fabulosos. En la antigua Grecia le mandaban al útero mensajes tranquilizadores sahumando con incienso la puerta misma de su único acceso posible. Just imagine la escena, el griego con túnica agitando el sahumador frente a las piernas abiertas de la griega nerviosa.
Mucho tiempo después, a principios de 1900, los científicos afirmaban que lo que les hacía falta a esas chicas era un buen zodape. No lo formulaban así: decían que necesitaban un "éxtasis histérico", es decir una buena acabada. Para administrarles esa medicina crearon un aparato eléctrico llamado Chattanooga Vibrator. Acá están las imágenes del primer modelo. Era una especie de teléfono con un adminículo vibrátil en un extremo. De sólo imaginar la consulta con el médico da un ataque de risa y nervios, todo a la vez.

Presentación de Z.

El director que publica el aviso de abajo es un integrante de la familia líquida que todavía no ha sido presentado. Se llama Z. y es el hermanito menor de B.3. No fue incluído en la nomenclatura familiar pero en realidad podría llamarse C.1. Es el hijo que M.3 tuvo después de separarse de mí.
Z. tiene 11 años y durante los últimos cinco vivió en Chile. Estaba muy lejos como para ser parte de los relatos cotidianos, pero todos lo amamos, pensamos en él, lo visitamos y nos visita. Es una pieza importante del patchwork. Hace dos o tres años hizo un pacto de hermanos con B.1: se cortaron un dedo y unieron su sangre. Ahora son todos hermanos, aunque si les hacen el ADN da más dudoso que el del Gordo Carrascosa. Igual, por carácter transitivo todos son hermanos de todos.
Papá Noel siempre le deja regalos en nuestro arbolito y en Pascua es el protagonista central de la búsqueda de huevos por toda la casa. El año pasado, mientras sus hermanos pasaban al lado de los huevos sin verlos, él llenaba una enorme canasta con los que iba encontrando y gritaba "No encuentren sin mí!" Después siempre tomamos un gigantesco desayuno pascual con la canasta de huevos y gallinas de chocolate en el centro y cuando se va, Z. se lleva los más grandes, aunque M.3 rezonga y dice que lo malcrío.
Lo fui a ver el día que nació: ya era bellísimo en ese momento, con el pelo medio colorado y una carita perfecta. Ahora sigue siendo muy bonito, largo y flaco. Ya filmó un cortometrage llamado Yoga bonito, que no se trata de yoga sino de fútbol y se ve que ahora está buscando sponsors para el largo.
También escribió unos cuentos extraordinarios, demasiado intrincados y largos como para aparecer aquí, pero tal vez no. Creo que pronto los voy a publicar.

Cortometrage



!Hola¡
Hola como estas. Estoy asiendo un cortometrage. Ya escrivi el resumen y estoy escriviendo el guion. Si sos actor o me podes dar una idea o algun aporte responde el e-mail y si me podes aser algun marketin en tu blog o en tu pagina de web tambien y si me queres decir algo responde chau.
!Chau¡

miércoles, marzo 14, 2007

sábado, marzo 10, 2007

Las mejores intenciones

El Día Internacional de la Mujer fue creado con las mejores intenciones. Despreciar su valor y reírse de los que lo festejan regalando flores o atosigando teléfonos y computadoras con mensajes, es políticamente incorrecto. Por eso el post anterior tiene el label que tiene.
Pero mi intención no es irritar a los bienintencionados continuadores de la buena intención originaria, sino parar un cacho y mirar un poco más allá de la superficie fácil y decorativa.
Cuando a propósito de una fecha aparecen vidrieras alusivas, promociones y descuentos en los negocios de ropa y grupos de personas que se reúnen a chupar y a morfar para celebrarla, me permito sospechar que el homenaje viró hacia la frivolidad y la boludez más irreparables.
En nuestro mundo occidental, capitalista y cristiano casi todo termina haciendo ese movimiento, esa deriva inevitable hacia el borde de la catarata a la que sólo pueden oponerse los que se agarran fuerte de una roca o los que se resisten a meterse en ese río.
La discriminación y el maltrato contra las mujeres sin recursos intelectuales y económicos es una realidad constante en la Argentina. Los que trabajamos atendiendo personas no podemos dejar de verlo todos los días. Y los que tenemos acceso a la información conocemos también la situación de las mujeres en países menos desarrollados de América, de Asia y de África. Supongamos entonces que algunos privilegiados tenemos la conciencia más despierta que otros, como dice un commentarista del post anterior. ¿Es sumándonos al festejo idiotizante del Día Internacional de la Mujer como vamos a despertar las conciencias que siguen dormidas? Quiero pensar que es una mera ingenuidad defender esa idea.
Las conciencias siempre se han despertado con políticas de gobierno adecuadas o con movimientos sociales fuertes y no con fechas alusivas, que en mi opinión contribuyen a adormecerlas.
Mi hija B.2 está viviendo una experiencia muy ilustrativa acerca de las conciencias que después de 99 Días Internacionales de las Mujeres siguen sumidas en el sopor. Ella vive en San Telmo, en un PH convertido en una especie de conventillo pigmeo (pasillo largo y angosto, cuartitos de dos pisos uno al lado del otro, caños rotos, alimañas, perros psicóticos). En el cuartito de enfrente vive un hombre muy correcto (pantalones y camisa planchados, pelo corto, saludo formal) con su madre y su hija de siete años. B.2 me contó que a veces oye gritar a la nena como si el papá le pegara. Le aconsejé que hablara con sus vecinos para confirmarlo y hacer una denuncia conjunta. Casi todos sus vecinos son vecinas, mujeres humildes, sin familia o que viven solas con sus hijos. Algunas dijeron que oyen gritar y llorar a la nena con frecuencia. La que vive al lado confesó horrorizada que oye el sonido de los golpes y la voz del padre que le dice:
-Ahora vas a aprender, hija de puta, te voy a sacar derecha -mientras la golpea.
Sin embargo, ante la propuesta de B.2 de hacer la denuncia, todas dijeron que no. Quisieran hacerlo, pero sus conciencias bien despiertas por la evidencia son más débiles que su miedo. Con buen criterio le temen tanto al vecino golpeador como a la policía. Le aconsejé a B.2 que hiciera la denuncia ella sola ante la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Desarrollo Social y Derechos Humanos del Gobierno de Buenos Aires porque suponía que (con ese título!) es gente entrenada para orientar a las víctimas y para ayudar a los testigos a hacer una denuncia anónima. No es necesario ser funcionario del Ministerio de Desarrollo Social para saber que en estos casos la reserva es esencial para no convertirse en otra víctima potencial. Asegurar que se cuidará el anonimato es el primer requisito para que la gente se anime a denunciar los casos de violencia familiar. Basta con leer una nota en un Para Ti viejo para enterarse.
La semana pasada, B.2 oyó que la chica suplicaba desesperadamente, pero esta vez no había golpes sino otros sonidos sofocados que le hicieron presumir algo horrible: que el tipo la estaba violando. Llamó enseguida a la Subsecretaría y una hora después se presentaron dos funcionarios jóvenes. Media hora antes el tipo había salido de la casa dejando a la nena sola. Los funcionarios llamaron a la policía. Llegaron los canas de la comisaría más cercana, le dijeron a B.2 que tenía que hacer la denuncia personalmente y no le permitieron cambiarse ni ir sola: la llevaron en un patrullero tal como estaba. En la comisaría la hicieron pasar a una oficinita donde había seis policías. Le tomaron la declaración sin dejar de merodearla con sus miradas de canas calientes. Ella estaba muy incómoda porque tenía un vestidito fino y no llevaba corpiño. Sentía que los canas la "violaban con la mirada", me dijo después. Pero estaba sola y quería a toda costa proteger a la nenita. Le tomaron la denuncia con nombre y apellido, nada de anonimato, y cuando terminó, uno le dijo:
-Qué cosa, no? que sólo vos hayas oído gritar a la nena... no te parece raro?
Después tuvo que esperar para firmar la denuncia. Ella dijo que tenía que irse para llegar a un trabajo porque si no lo perdía, pero la hicieron esperar dos horas completas.
Los funcionarios de la Subsecretaría dejaron que la llevaran en el patrullero canas uniformados a la vista de todos los vecinos, permitieron que hiciera la denuncia con su nombre, que la abusaran moralmente los policías y que perdiera una posibilidad de trabajo. La entregaron a los leones y se fueron muy contentos de haber cumplido con su misión. Ineficaces absolutos, inexpertos totales, pero bien intencionados, no me cabe duda.
Las fechas alusivas son muy simpáticas cuando tienen correlato con lo que se hace desde los gobiernos, y por el momento deben ser diez los gobiernos del mundo que han implementado políticas eficaces para asegurar que las mujeres tengan las mismas oportunidades y derechos que los hombres. Nuestros gobiernos nunca estuvieron en esa lista. Las páginas web son muy bonitas, los nombres de los ministerios, las secretarías y las sub secretarías suenan muy bien, pero las (muchas) personas que están en esos cargos no saben cómo se hace y no parecen interesadas en saber.
Creo que las ONGs que trabajan en ese campo lo hacen con seriedad, y eso claro que ayuda, pero no basta.
Que los gobiernos adhieran a fechas que por ahora son puramente decorativas, que los comerciantes las aprovechen y que la gente las festeje con flores, regalitos, almuerzos y mails con power points insoportables, me parece abominable y en esta ocasión me cago y me recago una vez más en lo políticamente correcto.

viernes, marzo 09, 2007

Ahora toy triste/de mal humor


Lo que más me saca es que la gente hable fuerte y haga ruido. Odio con toda mi alma las voces estridentes.
El gimnasio es especial para eso. Está lleno de conchudas que van para hacer visitas. El ejercicio consiste en que mientras una pedalea otra toma Gatorade y le habla sin parar. Desués cambian: la que hablaba pedalea y la que pedaleaba le habla.
Como la música estaba fuerte, hablaban en voz muy alta y una de ellas tenía una de esas voces que uno sabe que no podría soportar una hora sin enloquecer. Tuve un pensamiento de piedad por su familia y sus compañeros de trabajo, sometidos a ese sonido chirriante, ladrante, taladrante, todos los días. Yo trataba de leer pero no podía dejar de escucharlas con esa fascinación que sólo el horror produce. La que corría dijo

-Me estoy matando porque en junio tengo un quince.

Un quince? Qué es un quince?, se preguntaba mi cabezota desconcertada.

- Me estoy haciendo el vestido dos talles más chicos que el que tengo, para obligarme a dar el peso.

A dar el peso? Como los boxeadores?, seguía mi monólogo interno.

-Es mi sobrina que cumple, así que quiero estar bien, por mí pero sobre todo por esha - mintió descaradamente.

Así aprendí que un quince es un cumpleaños de 15. Les digo por si ustedes no lo sabían.
Después descubrí que la pareja personal trainer-gimnasta siempre es bisexual, quiero decir hombre-mujer o mujer-hombre. Nunca había visto personal trainers mujeres. Hoy había dos, cada una con su correspondiente hombre. Las dos tenían un lomo infernal y eran absolutamente boludas. Como las otras, también hablaban sin parar de cosas personales, de las vacaciones, del hotel y de cómo aumentó todo. Una tenía al tipo esperando acostado un buen rato mientras le contaba un conflicto con la directora del colegio de los chicos y de repente, sin dejar de hablar, le indicaba que levantara las pesas.
Había un clásico par personal trainer macho- clienta hembra que pude fotografiar para ustedes en el momento en que él le fractura la rótula.

jueves, marzo 08, 2007

Ahora toy de mal humor

Cuando la tristeza dura mucho tiempo se transforma en otra cosa. Es como si el músculo de estar triste se acalambrara y empezara a provocar verdadero dolor.
En mí, el primer síntoma de que la tristeza pasó su fecha de vencimiento es que casi toda la gente me resulta imbancable. Por ejemplo, mi secretaria. El martes volvió de las vacaciones con la piel transformada en otro material. Exceso de sol. Bajo la luz directa su cara parece un sillón Chesterfield muy baqueteado y con una luz suave se parece más bien a un ejemplar de Martín Fierro de esos
forrados en cuero que los presidentes argentinos les regalan a los de otros países. Con ese revestimiento nuevo que tiene, la ropa hindú y los pollerones étnicos son mucho más visibles y chocantes. No puedo ni mirarla. El sol también le calcinó buena parte de la discreta dotación neuronal que tenía antes de su veraneo en Chernobyl. Le pedí que depositara un cheque en el banco Itaú y me aseguró que yo debía endosarlo. Como de eso no sé y no conozco a nadie que lo sepa, le obedecí aunque me parecía raro, y por supuesto no le aceptaron el depósito. La explicación que me da es que en el banco Itaú no aceptan depósitos en cheques. Me miente como a un niño, la muy perra, en lugar de reconocer su error.
El día de lluvia estuvo muy bueno. A la mañana salí, caminé mucho y fui a yoga, donde una gorda boluda bostezaba con ruido y tuve que contenerme para no pegarle una piña en el hocico.
A la tarde
faltaron varios pacientes . Por eso estoy acá desahogando mi odio contra la humanidad, que tanto bien me hace. No faltaron los pobres que vienen en tren desde Merlo acarreando nenes y abuelas, sino las viejas bananas que viven cerca y van a todos lados en auto. Hay personas que creen que el cuerpo humano no es impermeable y se quedan en la casa cuando llueve.
Pero creo que lo peor de todo, lo que terminó de descompensarme, es que mil salames me saludaron por el día de la mujer. Ah, cuánto odio el día de la mujer! Qué quiere decir que haya un día de la mujer, así como hay uno del Animal y otro del Bombero? Por qué no hay un Día del Hombre? Me explicaron que es porque las mujeres somos una minoría débil, vulnerable, discriminada. Entonces tendría que haber un Día del Cabecita Negra, y uno del Negro Africano, otro del Puto, otro de la Lesbiana, otro del Sordomudo, otro del Obeso y por qué no, un Día del Pobre en General.
Miro en el almanaque y esos Días no existen. Sólo se festejan los oficios, la Madre, el Niño y el Padre, días que sirven para vender más multiprocesadoras, juguetes y corbatas.
Temí que mi secretaria quisiera darme un beso y sonreírme con sus dientes de plástico porque las dos somos mujeres (o por lo menos yo), pero hasta hace media hora no lo había hecho. Cuándo creen que lo hizo? Cuando yo acababa de meterme en la boca una rebanada de pan negro tostado con manteca y dulce de zarzamoras. No le importó que estuviera masticando, sola y tranquila, descansando un rato de mi propio malhumor: se acercó, me sonrió con entusiasmo, lo que hizo que el cuero ecológico que la recubre se estirara peligrosamente hacia los costados y... me besó!
Cuando me recuperé del shock oí que decía -Me había olvidado! Feliz día nuestro, dotora!!

miércoles, marzo 07, 2007


Toy triste.

Cada vez que paso por lugares donde sucedió algo que me acuerdo, me pongo muy triste. Una sensación extraña de tiempo pasado y perdido para siempre. Y veo pasar a otra gente por el mismo lugar y no entiendo que puedan hacerlo con tanta indiferencia.

A.2 viene a almorzar con su ropa de cocinero. Estuvo toda la mañana en el restaurante recibiendo y ordenando las provisiones. Mientras morfa 16 milanesas con puré le miro la manga y descubro que pasándola al revés aparece un mensaje demoníaco.

O me parece a mí?

Otro cinturón recuerdo


Otro cinturón eternamente viejo que adoro. Me lo regaló hace cien años un pintor de California que trabajó durante algunos días conmigo en una agencia de publicidad. Era un borracho grave. Llegaba a la mañana en pedo y decía que tenía demasiada sangre en el alcohol. Le tiraba un chorro de whisky al café y se tomaba como diez tazas durante la mañana. Se terminó una botella de whisky en tres días. Almorzaba con un tubo entero de totín y al volver seguía con lo que hubiera a mano. Cuando se nos acabó el whisky siguió con una botella de Hesperidina que encontró en una oficina abandonada. A partir de las 8 se estabilizaba en la curda y se ponía vivaracho y genial. Entonces fumábamos unas cosas muy buenas que él traía y nos poníamos a trabajar. Las mejores cosas siempre nos salían de noche. La hebilla dice algo gracioso: "el arte es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo"

Abajo, música de calesita

Abajo está El Cabrerito, por Miguel de Molina.
Es una de las músicas que tocaban en la calesita del Zoológico cuando yo era chica. Me provocaba una angustia indescriptible. Pero al mismo tiempo me gustaba que la letra fuera triste y la música alegre.
Esa calesita era muy linda. En la parte del medio había tres muñecos que tocaban instrumentos. Eran unos negros con turbantes y collares. Cuando la cale andaba, ellos movían los brazos rígidamente para arriba y para abajo. Tenían los ojos muy abiertos y una mirada como de terror. Eso también me daba una tristeza infinita. Creo que también me daban un poco de miedo pero no me daba cuenta. Me parece que me daban miedo porque cuando tenía fiebre soñaba con ellos y me despertaba asustada.

El Cabrerito

domingo, marzo 04, 2007

Postales



Una pequeña selección de postales de mi valijita para Anahí, que está en la punta del mundo y quería verlas.

Sábado a la noche, chancho

Hay que aprender a interpretar las señales. Cuando el día te dice QUEDATE EN TU CASA, mejor quedate.
Desde el sábado a la mañana venía saliendo todo mal. El interruptor del baño roto, tres electricistas demasiado ocupados como para venir (el de al lado no quería desplazarse hasta la esquina por un trabajo tan chico; le pregunté si quería que le llevara la pared y no le pareció mala idea), la cerradura de la puerta de entrada trabada, una mancha de lavandina en mi pantalón preferido, la banda ancha conectada y desconectada con intermitencias, tres cajeros cercanos no tenían plata... una serie de mensajes muy claros que no supe interpretar.
Había leído en el diario del viernes que esa noche estrenaba un grupo de danza contemporánea que deseo mucho ver y eso me alegró un poco.
Decía “desde hoy y hasta el 31 de marzo, viernes y sábados a las 20.30 en la sala Batato Barea”.
Me armé un plan de los que me encantan: ir a sacar las entradas temprano, boludear un poco por Corrientes y hacer tiempo en un bar leyendo un libro. Acababa de conseguir Las Cartas de la Ayahuasca, de Burroughs y Ginsberg. Lo encontré el viernes en Norte, por casualidad, mientras hurgueteaba como un chancho entrenado para encontrar trufas. Esa trufa era uno de mis tés mu; hacía años que lo deseaba y quedaba un único ejemplar. Era un librito finito y costaba 50 pesos. Como siempre en Norte, el empleado me tiró sobre el mostrador otros dos o tres libros relacionados a los que tampoco pude resistirme. Eso fue lo único que había salido bien en la semana.
Llegué al Rojas a las 7 y el empleado me dijo que la boletería se abría a las 8. Empezó a llover. Me metí en el bar de la esquina, que siempre está lleno de gente horrenda. Los sábados en general la ciudad es tomada por una población de personajes impresionantes, pero ayer habían lanzado una serie especial de clase B con deformidades suplementarias y efectos especiales que daban miedo. Estar sola les quita gracia a esos avistamientos porque no hay nadie con quien comentar y reírse o asustarse, asi que dejé de mirar y me enfrasqué en mi libro, que empezaba muy bien con las primeras cartas de Burroughs desde Colombia.
A las 8 volví al Rojas caminando con cuidado porque tenía unos zapatos que patinan cuando llueve. El hall de entrada ya estaba lleno de gente esperando pero la cola no era una cola común. Eran decenas de púberes sentados en el piso formando pequeños pic nics, hablando en voz muy alta o gritándose alegremente unos a otros. Todos parecían conocerse entre sí. A esa rara forma de hacer cola se agregaba que todos estaban tomando mate y comiendo bizcochitos de grasa y pedazos de tartas frías de aspecto alarmante que extraían de bolsas de nylon. Una chica muy gorda con jean de talle bajo que dejaba ver la raya del culo en su totalidad comía una empanada de carne y tenía otra de repuesto en la mano izquierda. La pátina de aceite que le brillaba en el mentón no parecía incomodarla en absoluto. Hablaba jocosamente mostrando la empanada a medio procesar. Me gustó que el relleno tenía bastante huevo duro.
También me cayó simpático que se tomaran tantas molestias (acarrear los termos y la yerba, comer tantos bizcochitos de grasa y cebar tanto mate todo el tiempo) para expresarle al mundo cuán nacionales, casuales y populares eran. Tal vez la gente muy joven es así ahora y yo no me había enterado, pensé. Pude sentir cómo la brecha generacional se expandía ante mis pies como un abismo.
Era difícil avanzar hacia la caja sin pisar mochilas ni termos y más difícil aún era identificar dónde empezaba y dónde terminaba la cola, pero preguntando varias veces pude orientarme y llegar a la caja. Ahí ví que todos entregaban a cambio de la entrada una bolsa de nylon que contenía harina, azúcar o latas de conservas. Pedí mi entrada y el empleado me dijo

- El precio de la entrada es un alimento no perecedero.

- Ah
, no sabía.

- Hace cuatro años que es así. Acá a dos cuadras tenés un supermercado.

Mientras caminaba sobre mis zapatos-skate a paso de tortuga para no desnucarme, reflexionaba sobre lo desactualizada que debo estar para no haberme enterado de que hace cuatro años en el Rojas se cobra en alimentos no perecederos. Improvisé una rápida teoría en la que se entremezclaban razones económicas y sociales, la crisis del 2001 y la experiencia del trueque y me reproché haber estado tan alejada de la realidad nacional.
En Eki había una sola caja funcionando y una larguísima cola de personas de muy malhumor que compraban coca cola, tetras, pre pizzas y latas de tomates para su cena del sábado.
Yo había visto Babe el chanchito valiente la noche anterior y había quedado imbuída de su espíritu inocente y bienaventurado, así que esperé leyendo mi libro sin impacientarme. Mi alimento no perecedero era un paquete de macarrones Manera.
Volví al Rojas, vadeé lentamente los picnics hasta llegar a la caja, entregué mi bolsita y me dieron la entrada. Recién en ese momento la sospecha me golpeó como un rayo.

-Perdón, señor, hoy es el espectáculo de danza contemporánea, no?

-No, hoy es el espectáculo de clowns. Salió mal en los diarios.

Si hay algo que detesto es los clowns, los mimos, los payasos y las estatuas vivientes. Más que sentir odio, siento una melancolía infinita cuando los veo porque me recuerdan los peores momentos de mi infancia.
Devolví las entradas y quisieron devolverme la bolsita de Eki.

-No, gracias, dejalo, dije generosamente sientiendo que el propio Babe estaba hablando a través de mí.

Me ponía muy triste volverme a casa, asi que decidí patinar hasta un cine a ver si salvaba la noche viendo una peli. A las cuatro cuadras descubrí que no llevaba el libro. Patiné en sentido contrario hasta la caja de Eki.

-Perdoname, me habré olvidado acá un libro?

-Libro? masculló la empleada, que a esa altura de la noche del sábado odiaba no sólo la literatura sino a la humanidad entera.

Seguí tres cuadras más hasta el Rojas. Los jóvenes estaban guardando sus mates para entrar a la sala.

-Libro? se sorprendió el empleado viejo, -acá no ví ningún libro.

Al empleado joven se le ocurrió que tal vez lo había dejado junto con los macarrones en mi bolsa de Eki. Se ve que se apiadó de mí porque me llevó a la trastienda, donde revolvimos un rato entre los paquetes de azúcar y las latas de arvejas. Me prometió buscar después en otro depósito y me pidió que le dejara mi teléfono por si lo encontraba.
Cuando llegué a los cines todas las funciones habían empezado hacía quince minutos.
Me tomé un taxi, llegué a casa,
me serví un fernet con coca cola tibia, corté un salamín picado fino y me lo comí mirando por segunda vez Babe el chanchito valiente. Lloré igual que la primera vez, y en las mismas escenas.

viernes, marzo 02, 2007


Este es un cinturón que tengo hace siglos y sigo usando todo el tiempo. Era de M.1, mi primer marido. Cuando nos casamos él tenía 30 años y yo 19. Era muy buen tipo y muy atractivo, pero era francés. Cuando pienso en él todavía me siento en falta por no haber leído El Capital y por no poder oír Schönberg ( o como se escriba) sin desmayarme instantáneamente de aburrimiento. Imaginate a los 19 años: yo bailaba en el Di Tella, me fumaba todo y me psicoanalizaba con LSD mientras él leía Nietszche y escuchaba Brassens. El que era adorable era el padre: cocinaba unas delicias terribles, tenía un humor encantador y me enseñó a tomar buen vino. Nos cagábamos de risa todo el tiempo. Éramos cómplices y amigos. Había 40 años de diferencia entre nosotros pero no había ninguna distancia. Siempre me acuerdo de él con muchísimo amor.

Mi caja de postales abierta

Mi caja de postales cerrada



Este valijín de madera era de mi prima cuando era muy chica. Contenía un rompecabezas de cubos con el que se podían formar seis imágenes distintas. Una es la que está pegada en la tapa. Un día la heredé y desde entonces la usé como cartera. Era muy incómoda: me pegaba valijazos en las rodillas y se abría caprichosamente en cualquier momento. Una noche se abrió en un cine y me perdí media peli campeando mis pertenencias entre los pies de la gente. Después empecé a usarla para guardar postales y papelitos queridos.

72,5 mm

jueves, marzo 01, 2007

Pelis


Hoy a la noche voy a ir a Blockbastard a alquilar esas pelis que me dijeron, la del castillo, la del chancho y ésas. No son de miedo, no? Me dijo A.2 que al chanchito lo matan y lo hacen chorizos. Es verdad?
Sería terrible ver eso estando sola.