sábado, enero 31, 2009

Las berenjenas y las cucarachas son primas?



O son tías y sobrinas?
Una berenjena negra=una cucaracha Periplaneta americana. No me digan que nunca lo pensaron. A las berenjenas les faltan las patas y esa es toda la diferencia visible. El relleno blanco de adentro también se parece, aunque como nunca corté una cuca en rodajas no sabría decir si la organización interna es como la de las berenjenas, con hileras de semillas que parecen jeroglíficos sumerios o letras góticas enrevesadas. Es curioso que cada una tiene su diseño interior propio, equivalente a las impresiones digitales. Uno podría identificar a una berenjena asesina por eso. Una persona esquizofrénica tal vez interprete esos diseños de manera diferente. Lo digo porque hace muchos años los pacientes del Borda recibieron cientos de pares de zapatillas buenísimas donadas por una fábrica que había decidido hacer caridad o bien descontar unos mangos de impuestos. Todos los pacientes se pusieron alborozados las zapas nuevas y se pasearon orondos por los pabellones y por el parque deteriorado. Era viernes. El lunes cuando llegamos todas las cañerías habían estallado y liberaban mierda alegremente por los pasillos y las habitaciones. Una rápida investigación descubrió que algunos pacientes habían interpretado el dibujo de la suela de goma como un mensaje cifrado de los servicios secretos israelíes, se corrió la bola, hubo conciliábulos urgentes entre pabellones y la mayoría decidió deshacerse de la donación tirando una por una todas las zapatillas a los inodoros y empujándolas con palos para que bajaran. El bolo zapatillesco se atascó enseguida, tiraron la cadena y cagaron y mearon a mansalva todo el fin de semana con las consecuencias que conté al principio.  
Las berenjenas también tienen algo en común con las babosas: cuando se les pone sal encima segregan un líquido mortecino y se achicharran por completo. Hoy estoy haciendo berenjenas en escabeche pero esta vez estoy probando con las blancas, que se parecen a las cucarachas albinas que viven detrás y debajo de las heladeras,

viernes, enero 30, 2009

Mañana, vacas


Siete y media. Se va el último paciente. Lo acompaño hasta el ascensor. Vuelvo al consultorio, saco la lapicera del bolsillo, me saco el guardapolvo (guardapolvos?). Guardo las historias clínicas del día. Miro por la ventana el cielo colorado detrás de los edificios y las nubes negras encima del hospital.
Fin del día. Fin de año para mí. Acaban de empezar mis vacaciones. No trabajo hasta el 24 de febrero.
Planes inmediatos: tirarme a leer mientras se cocina un lomo que tengo marinando desde anoche. Sellado vuelta y vuelta y cocción muy lenta con chorrito de vino tinto al final. 
Sábado de supergüevo hasta la noche, cuando nos traen al bebe L. para cuidar. (El llamado fue así: Mami, tengo una noticia buenísima para ustedes: les dejo el bebe el sábado a la noche!) Por primera vez va a dormir en nuestro dormitorio y vamos a oír sus gorjeos y sus chupeteos y después sus gañidos de bebe gato cuando le empieza a picar el bagre. Entonces bajo y se lo entrego a La Teta, que seguramente ya volvió y está durmiendo. Después, el domingo cine y más güevo. El lunes voy a salir a caminar/trotar un poco otra vez para retomar la rutina. Voy a ver amigos que no estuve viendo. Voy a escribir y voy a leer. Voy a ayudar a mi hija chica, V., La Hormiga Viajera, a preparar su mudanza, y el nido va a quedar vacío. Entonces con mi chico vamos a ir a su cuarto y vamos a pensar cómo pintarlo y qué hacerle para transformarlo en Cuarto de Nietos. Es raro eso de que se vaya la última nena. La casa queda vacía de verdad. No la voy a encontrar en la cocina tomando un nesquik ni vamos a hablar de depilaciones y de tipos en los encuentros casuales en el living. No le voy a manosear los rulos increíbles que tiene ni le voy a preparar esos sandwiches que le gusta que le haga ni la voy a abrazar cada vez que tenga ganas un rato para sentir su cuerpo flaquito y tierno. Ay, cómo la voy a extrañar. Pero también me va a gustar estar solos, hacer una verdadera vida de solteros, sin horarios. Vamos a poner música fuerte sin miedo a despertarla y vamos a poder andar medio en bolainas si queremos y hace calor. Después van a empezar la invasión de nietos. La avanzada ya llegó: una bañadera que compré para bañarlo en la terraza al atardecer, el huevo donde lo sentamos, los pañales tamaño M, las toallitas húmedas para limpiarle el ortito, dos chupetes de repuesto. En marzo llega el segundo (T) y en agosto las o los dos gemelas/os. Cuatro de un saque en diez meses.
Pero para eso falta un rato. Apago el aire acondicionado, cierro la cortina americana, cierro el escritorio y me voy a casa.

miércoles, enero 14, 2009

Qué relación tiene una cosa con la otra?

 
Pasé diez días en Montevideo sin salir del hotel y haciendo esta dieta:

Desayuno. Dos medialunas con manteca, huevos revueltos, queso, jamón, cereales y un scon.
Almuerzo. Medio kilo de brie, medio paquete de galletitas saladas o una bolsita de nachos, un tomate, medio kilo de cerezas, media botella de cerveza o un vaso de vino.
Cena. Salmón ahumado, medio kilo de roquefort, dos vasos de vino, un pote de dulce de leche a la crema Conaprole.
Entremeses (6 o 7 por día). Queso grana, galletitas de sésamo, tomates, faina con muzzarella, varias cucharadas de dulce de leche a traición (sin sacarlo de la heladera), chocolate con naranjita comprado en el frichot, duraznos, cerezas, medialunas, whisky, bourbon, vino, cerveza, coca cola like, todo a cualquier hora y todo el tiempo.

A mí no me pasó nada, pero cuando llegué a Buenos Aires todas mis polleras y todos mis pantalones habían encogido como cinco centímetros de cintura.
Es como eso de la mariposa, que mueve un ala acá y se derrumba un glaciar en Alaska.
No entiendo cómo ocurrió pero ocurrió. Que alguien me lo explique si lo sabe.

martes, enero 13, 2009





De los inventados por mí este es uno de mis preferidos. Está todo hecho con quedos de géneros viejos y recortes de otros nuevos. El fondo de hormigas es de un calzón viejo de mi chico. Si, ya se que lo dije hace un tiempo. Todavía no estoy taaaan gagá.
En la intimidad lo llamamos El Diario de las FARC pero a los nenes les vamos a decir que se llama La Vida en la Selva o algo así. Hay que inventar una buena explicación para esos aviones que pasan bombardeando a los dinosaurios. Tal vez decirles que los dinosaurios eran terroristas y que gracias a la fuerza aérea de los Estados Hundidos y de Israel ahora podemos vivir en paz.

lunes, enero 12, 2009

Prepárense, nietos





Estos son algunos de los libros que empecé a hacer hace casi un año, cuando La Anunciación me avisó que iba a ser Abuela. Primero me quedé tan alelada como se debe haber quedado la virgen María pero enseguida reaccioné y empecé a fabricar libros de tela. Fui al Once a comprar retazos y por pura serendipity encontré un yacimiento de géneros estampados para fabricar las cosas más increíbles: muñecos, almohadones, chalecos con motivos de Navidad, manteles y servilletas con la cara de Elvis Presley (todo con instrucciones y líneas de corte como si fuera un molde) y unos especiales para hacer libros. Todos los textos están en inglés y muchos son de oraciones o de aprender el alfabeto y tienen una ondeta medio country que en los Estados Hundidos debe ser tradicional, de pionera de Millwakee que educa a los chicos con sus propias manos. Compré varios kilos, como para hacer diez libros. Pero cuando llegué a casa y los desplegué encontré que muchos estaban mal impresos, fuera de registro, o manchados o quemados con alguna cosa química, con agujeros por todas partes. Pude rescatar algunos completos y los armé con las tapas rellenas con guata. Con los pedazos de diseños que quedaron enteros hice unos libros todavía más lindos, sin pies ni cabeza. Acá tienen dos para que vayan viendo. 

domingo, enero 11, 2009

35 grados


Tengo cienmilmillones de deberes pendientes. Escribir un folleto para unos médicos que tengo que entregar el martes, meter en sus cajoncitos por orden alfabético las historias clínicas que quedaron afuera cuando me fui, ir al supermercado, arreglarme las uñas, ponerme crema en los pies, ordenar papeles que fueron quedando sembrados por toda la casa desde antes de la navidad, guardar bolsos y bolsas que con el calor maldito que hace da fiaca doblar y llevar a su lugar, limpiar las plantas que están llenas de flores y hojas secas, lavar un cubrecama pesadísimo que mojado multiplica su peso por trescientos, escribir los cuentos que estoy escribiendo y abandono todo el tiempo y contestar varios mails de amigos que se van acumulando en capas geológicas.
También iba a hacer pan pero me dio calor pensar en prender el horno.
Entonces me tiro en mi futon de leer y leo un libro de Desmond Morris sobre sus primeras experiencias con animales, después leo Frío en Alaska y después termino uno de cuentos de David Wallace que es lo que más me gusta de todo lo que leí últimamente.
De vez en cuando dejo de leer, miro el cielo que está enfrente y me imagino libros de tela que voy a hacer. Uno va a tener un mar hecho con un generito estampado con pescados genial que encontré, pero lo voy a plisar y a coser encima para que quede corrugado como olas. Ese libro podría ser todo de paisajes. Un desierto, un bosque, un lago, un campo, una ciudad, una noche y ese que ya dije del océano. 

lunes, enero 05, 2009


Este petiso con la bemba y la ceja levantada es lo más de lo más.

Esos mostachos y esa cara de estar gritando de frente march no me simpatizan para nada.

Acá en Montevideo hay muchas casas con cara.
Yo creí que esta estaba sorprendida por algo, pero en cuanto le saqué la foto estornudó de una forma tan terrible que hizo temblar los vidrios de toda la cuadra. Lo que le pasa es que la planta esa le hace cosquillas en la nariz.

domingo, enero 04, 2009

Gracias, Emma


Bué, era lo que decía Emma Peel nomás. Ocvio: si algo te anda mal no pierdas tiempo, preguntale a ella. Hacía tiempo que el programa me tiraba onda para que lo actualizara y yo odio actualizar todo todo el tiempo. Es una grasada como cambiar el auto. Pero para poder encontrar el puto gadget que te deja poner a los blocks que te gustan no hay tu tía: te actualizás o cagaste. La cosa es que la actualizatia exige cambiar el diseño; no se sabe por qué una cosa va amarrada con la otra. Entre los múltiples pesadillescos fondos sepia craquelé y celeste patito encontré este que me parece recontracool, como de carpeta para entregar un curriculum y además se llama Mr. Moto, que me imagino que es un japonés reserio. Hay otros dos para elegir de la misma serie: Son Moto (que viene a ser el hijo del señor Moto) y Mrs. Moto (la señora esposa propiamente bicha). 
Cuando sea más vieja y me tiña el pelo de rojo furioso (no saben cómo estoy esperando ese momento, cuando a mis hijos ya no les importe y a mis nietos les guste) y me tatúe una iguana en las arrugas de la espalda, también me voy a pasar al layout Mrs. Moto, que es todo rosa chicle como de una Barbie en tratamiento con psicofármacos.
Parece una Pavadinimia pero no lo es. Quiero poner al costado los blogs amigos y las instrucciones que me dieron no funcionan en mi block.  La Ramera me dijo que abra My Account y que ahí aparece una cosa llamada Diseño que contiene otra que se llama Añadir un Gadget, que contiene otra llamada Lista de Enlaces.

Todo eso parece muy fácil y lo sería si efectivamente en My Account apareciera Diseño, cosa que no ocurre. Probé entrando a Template pero tampoco hay ahí Añadir un Gadget. Probé con todas las pestañas y lo del gadget no aparece. Será que mi block no lo tiene porque es lituano? Será una forma de discriminación solapada?

Délen, digamén cómo se hace, no sean putos.




jueves, enero 01, 2009

Quién soy? Dónde estoy?


Dónde estoy ahora mientras mis próximos cuatro nietos culebrean en la panza de su madre creciendo a velocidades espantosas? Pasando unos días en Montevideo, en un hotel frente al río/mar. Son nuestras vacaciones. Estamos solos. Escribimos y leemos. Caminamos por la rambla todos los días. Anoche festejamos fin de año morfando brie, grana italiana, jamón español y cerezas. Miramos por la ventana cómo los uruguayos tiraban unas discretas cañitas voladoras y unos cuetecitos sin hacer ruido, sin gritar, sin emborracharse, sin correr carreras con sus motos y sus autos. A las 12 y media ya no se veía ni se oía nada. Una noche como todas.
Al final pedimos doce deseos cada uno comiendo doce pasas de uva que habíamos puesto a marinar con whisky desde tres días antes.
Lo de los deseos fue medio lío. Antes uno sabía que había cinco seguro dedicados a los hijos y los siete restantes se podían repartir según la necesidad del momento y pedir salud, amor, trabajo, guita, para el que lo estuviera necesitando. Pero ahora ya hay diez deseos adjudicados: uno para cada hijo y uno para cada nieto. O sea que te quedan raspando dos: uno para tu chico y el otro para vos y por supuesto no vas a andar pidiendo éxito, reconocimiento literario, tiempo libre, guita, nada de eso. Pedís salud, que no te agarre un parkinson, que no te de un stroke,  y con eso conformate porque nunca se sabe: si pedís dos cosas de rubro diferente de repente un deseo anula al otro y cagaste.