domingo, enero 22, 2012

No creas que no estoy haciendo nada

Cuando me borro así es porque estoy haciendo muchas cosas. Además de pintar un camioncito de madera para guardar autitos, trasplantar plantas, hacer hijos de los cactus, lavar la ropa y hacer 11 prepizzas cuando hace 40 grados de sensación térmica, estoy embalada escribiendo/dibujando una especie de diario.
Tengo una pila (una auténtica pila) de libros a medio leer, en una cantidad tal que hasta a mí me está pareciendo exagerada (mirá la foto, a ver qué te parece) y tres libros a medio escribir: una novela, uno de relatos y otro sobre medicina. Estoy empantanada en los tres, perdida, sin poder avanzar con ninguno. Escribir me resulta un esfuerzo que me cansa, tal vez porque nunca me gusta lo que me sale de una. En cuanto está escrito, el texto se aleja de mí y se queda a una distancia que lo hace parecer escrito por otra persona. Lo leo y no lo entiendo o me suena tosco y pretencioso y podría corregir cada línea cien veces sin sentirme satisfecha. Los tres en los que estoy trabajando me parecen una garcha inconcebible. Pero cuando estuve en Los Cocos hace dos semanas escribí/dibujé un diario para contarle todo lo que habíamos hecho durante esos diez días a mi amiga que nos prestó la casa. Mientras lo hacía me daba cuenta de que era muy parecido a lo que hace Maira Kalman, pero me justificaba ante mí misma por plagiar su idea diciéndome que desde muy chiquita yo escribía/dibujaba en mi diario y cuando estaba de vacaciones y en las composiciones del colegio. Y a la noche con mi apá, después de comer, levantábamos la mesa y nos poníamos a dibujar los dos un rato largo y yo escribía siempre en los márgenes del dibujo.
Aunque algo esté no muy bien escrito, un dibujo completa lo que uno quiere decir. Y si tiene un dibujo cualquier texto suena menos pretencioso y menos comprometido. O no sé, pero sé que cuando escribo y dibujo a la vez puedo estar diez horas seguidas haciéndolo. Me siento alegre y cómoda como si esa fuera mi mejor manera de expresar lo que quiero.
Conocí a Maira Kalman cuando Tommy Barban me regaló uno de sus hermosísimos libros, The Principles of Uncertainty. Dijo que le hacía acordar a las acuarelas que publiqué en este mismo block bajo la etiqueta Birdwatching, en las que retraté a mis vecinos. Me quedé tildada leyendo y sobre todo mirando sus témperas. Y la última vez que fui a Nueva York justo había una muestra de ella, con todos sus dibujos, bordados y textos y un video en el que la pude ver, petisa, gordita y elegante, una rusa simpática que parecía argentina de tan desastre.
Bueno, al volver de Los Cocos me dije -Por qué no hacés eso, que es lo único que de verdad te gusta y te sale fluido? Corté muchos papeles de dibujo y de acuarela a un tamaño de 0.25 x 0.19 y estoy escribiendo/dibujando/pintando a mil todos los días. Hoy se me ocurrió que puedo ir subiendo acá lo que hago, no? Me va a dar un poco de paja escanear cada hoja, pero creo que lo voy a hacer, a ver qué te parece.