viernes, julio 27, 2007

Mañana a las 5 am me voy al Tucumán


Bioy: -Hay algo positivo en el placer del sueño.

Borges: -A mí también me parece que hay algo positivo; si no por qué uno se siente tan desventurado cuando lo despiertan a las 6 de la mañana para emprender un viaje al Rosario.

domingo, julio 22, 2007




chipá guazú


apfel strudel

sábado, julio 21, 2007

http://www.youtube.com/watch?v=mic4_3NMAj4#

miércoles, julio 18, 2007

Un comment dice más que mil posts

potencial delfin es coincidencia aboluta es evidente que si hay azar hay amor pero por razones secretas mantendré las razones en secreto yo soy de secretos masivos tomo a mal que cabeza de poronga suponga poronga suponga es el haiku más corto de la historia japonesa que poronga suponga que festejaremos el día del amigo el día del amigo me chupa la cabeza de poronga detesto el día del amigo y a mis amigos también los detesto un poco quien no detesta un poco a sus amigos no merece mi amistad las loas a la amistad me hacen vomitar ratas cantoras souvenires de 5 pesos con leyendas del tipo "sos muy especial" los poster se inventaron en los 70 ¿hay algo más repulsivo que un poster? ni llega a kitsch cuando yo era chica yo fui chica soy chica la vida es larga pero la juventud es corta capotaban los de senderos selváticos la palabra senderos es muy poster de los 70 senderos selváticos y poemas de benedetti mataría a benedetti con mis propias manos lo ahorcaría lo observaría científicamente agonizar como por ejemplo el médico del huevo de la serpiente gran película bergman es muy 70 quizá se puso un poco viejo viejos son los trapos

Hipólita

8:46 PM

martes, julio 17, 2007

Mi Tintenkuli




Cuando era chica tenía una Tintenkuli que me había regalado mi apá. Me obsesionaba que en la punta no tenía pluma ni bolilla sino una aguja que entraba y salía al escribir. Era como escribir con un mosquito. También me encantaba que tenía un aro rojo en un extremo con la palabra TINTENKULI grabada. Y que se cargaba con un émbolo que se atornillaba. Uno podía ver cómo el tanque se vaciaba, porque era transparente, y cómo se llenaba de tinta al enroscar el émbolo en sentido contrario.
Mi Tintenkuli duró muchísimos años pero un día empezó a perder y me manchaba los dedos de tinta. Mucho no me importaba, pero al final tenía una incontinencia feroz y todas mis cosas estaban manchadas de tinta azul permanente. Entonces la guardé y muchos años después la llevé a reparar a La Estilográfica. Ahí hicieron todo lo posible pero al final me dijeron que no tenía arreglo, que ya no había repuestos para lapiceras tan antiguas. Entonces la sumé a mi colección de lapiceras viejas pero siempre la tengo a la vista para que no me extrañe, para no extrañarla. El año pasado, un paciente al que quiero mucho y que me quiere mucho, un chiflado coleccionista de cosas nostálgicas, vió mi Tintenkuli, le conté la historia y al día siguiente apareció con una idéntica y un frasco de tinta color esmeralda. La cargó delante mío y me mostró cómo escribía. Impecable. Como recién fabricada. Como en 1959. Me la regaló. La uso todo el tiempo. Escribo y dibujo con ella y la sensación es la misma que a los 10 años. Es increíble cómo la mano se acuerda de todo.

Mi Mountolive




Mi lapicera preferida es esta coloradita minúscula que me regaló J.D. hace varios años para navidad. Yo la llamo Mountolive. La cargo con tinta negra y la guardo en una caja de madera tallada mexicana. Me gusta escribir las recetas con esa lapicera. Es cómoda, suave, siempre anda bien y me hace hacer una letra muy interesante. Pero anda a cartuchos y yo odio los cartuchos. Me parecen una grasada, ersatz
ridículos, propios de la era del consumo voraz. Cada uno es una muestra mezquina de tinta que dura demasiado poco como para escribir algo que valga la pena. A mí, dos o tres días de consultorio como mucho. Y como vienen de Suiza, cuestan un huevazo. Es como tener un Mercedes Benz: cada tornillo cuesta como un auto nuevo. También eso me parece grasa.
Le conté a mi amiga A.S., la demonia que me hizo caer en la tentación de La Máquina de Pan, que amarreteo la Mountolive para no gastar tanta tinta y con esa suficiencia que le da la poca experiencia en fracasos, me dijo -Por qué no la cargás con tinta y jeringa?
Pensé que había entendido mal, pero no. Me llevó a un lugar donde venden la tinta original al precio de una caja de cinco cartuchos y me instruyó sobre cómo hacerlo. Busqué una jeringa con aguja gruesa, encontré un lugar donde el culo del cartucho calza sin moverse con el agujero para arriba, hice la prueba y salió genial. La primera vez puse tinta de más y el cartucho rebalsó, pero la segunda medí exactamente medio centímetro cúbico, que resultó ser el contenido exacto. Desde entonces uso mi Mountolive a troche y moche, sin temor a quedarme sin tinta. Y a la noche paro el cartucho exangüe en el sacapuntas, chupo el medio centímetro de tinta del tintero, que también es precioso, y lo descargo en el cartucho vacío como una vampira al revés. Mi Mountolive espera desmembrada en el cubículo de aluminio que le destiné mientras hago el trasvasamiento, y cuando le meto el cartucho lleno de sangre fresca suspira y se queda dormida con la panza llena.

lunes, julio 16, 2007

Un cogso a contramano


Ahora hay una familia corsa que alquiló por cinco días. Son un papá, una mamá y dos nenes. Se mudaron ayer a la tarde. Como la entrega del departamento coincidía con el día de mi cumple, les pedí a B.1 y a B.2, que viven cerca, que les abrieran la puerta y les explicaran todo. Por supuesto, hubo muchos problemas: el control remoto de la TV no andaba, la estufa de tiro balanceado estaba apagada y no se prendía, el aire acondicionado frío/calor sólo mandaba frío... todo lo resolvieron los dos con un fantástico buen humor y buena onda.

Pero la corsa es densa: me llamó hoy para exigir el manual de instrucciones del aparato de aire acondicionado, una guía telefónica, una olla grande para cocinar la pasta y una fuente de vidrio para cocinar al horno. Además, insistió en que debía haber un lavarropas, tabla para planchar y plancha, cosas que no figuraban en el anuncio en la página web de la inmobiliaria. Le expliqué que las cosas son así, como están en el aviso.

-Pego yo quiego lavag la gopa de los niños en la casa..
-Hay dos lavaderos a una cuadra -le expliqué
-Pego yo quiego planchag las gopas.. y no tengo una cazuela grandge para hacer la pasta para los niños...
-Y no salen un ratito por el barrio? -pregunto con ganas de asestarle un golpe en la nuca -no les gustaría conocer el barrio, comer en un restaurante un día, en lugar de estar en la casa y comer pasta?
-No, nosotrgos comeg pasta y no salig. Y no encontrgamos TV Cinq en la telé y tenemos que vegle. Podgía llamar al canal y pedir la conexión?

Para la guía la derivé a un locutorio, sobre TV5 le informé que no había más en Argentina, y con respecto a la olla, fuí corriendo a comprar una, además de una pyrex ovalada para el horno. Le mandé todo con B.2. Cuando salió me llamó alarmada: los nenes estaban dibujando con birome las colchas portuguesas blancas de las camas mientras la señoga corsa lavaba gopas a mano en el lavadeggo. El señog corso estaba echado en la cama en bolas migando programas de adivinanzas.

Llamo a la señora y le explico que es todo lo que puedo hacer. No puedo comprar un lavarropas, tabla de planchar, plancha y conseguir conexión con TV Cinq en menos de cinco días. Y por otra parte, lo que hay es lo prometido, ni más ni menos. Débilmente, le pregunto para confirmar:

- Cuándo es que dejan el departamento?
- El magtes 19.
- Ah, pero el 19 no es jueves?
- Sí, es magtes y es jueves.
- Ah - suspiro.

Ahoga entiendo todo.

Borges tenía razón


Mi amá tiene un departamento en Saint Elmo. Yo tuve la loca idea de alquilarlo para turistas, como el 99% de los porteños que tienen un departamento vacío en Buenos Aires. Calculé que con esa renta iba a poder pagar el alquiler del departamento que le alquilé a mi amá cerca de casa y algunos de sus gastos. Pero lo cierto es que después de un año estuvo alquilado sólo durante dos meses y medio. Es decir que invertí un montón de tiempo y de guita en electrodomésticos, ropa blanca, vajilla, pintores, electricistas, mucama y toda clase de perifollos para que quedara perfecto, con muy escaso resultado. No sólo debo mantener los gastos de mi amá sino los de su departamento, que yace como un elefante albino adormecido sin producir ningún beneficio. Durante este año muté de inmobiliaria varias veces porque cada vez que descubría que eran unos chantas, les retiraba la autorización y se la entregaba a otra que al poco tiempo demostraba ser más chanta que la anterior.

Finalmente el departamento se alquiló por una semana. Era una señora brasileña con sus dos hijos adolescentes. A mí me gusta esperarlos con todo agradable y lindo. Les dejo yerba, mate, bombillas, por si quieren probar, y les dejo leche larga vida, frutas frescas, jabones ricos, azúcar, cocacolas, lo mínimo para que no tengan que salir a comprar nada el primer día. Los brasileños la pasaron bomba. El lunes pasado, cuando se iban, le pregunté al chico:

- Les gustó el departamento?
- Oi, sí, moito bonito -me contestó.
- Y la nieve que les mandé el domingo?
- Oi, sí, moito obrigado!

domingo, julio 15, 2007


El hermosito Z. haciendo la prueba del globo cariñoso.
El me autorizó a publicar la foto siempre que no diga su nombre completo (el que publicó en un comment hace unos meses).

Estas guirlandas las compramos en un puesto en la calle en México D.F., corriendo bajo la lluvia entre tienditas y ferias cubiertas por cachos de nylon. Mis amigos de México las ponen en la casa los 1º de noviembre para festejar a sus personas queridas muertas. Además ponen vino, o cerveza, o cigarrillos, o lo que sea que le gustaba a la persona, como para que lo pase bien.
Creo que esto también lo conté.

Japi


Nunca me gustó cumplir años, no por el paso del tiempo, que hasta hoy no me preocupaba, sino por la incomodidad que representa ser el protagonista del cumpleaños. No sólo hay que cocinar, poner y levantar la mesa, lavar los platos, desarmar los objetos festivos y eliminar los residuos de la fiesta, que es el momento más triste, sino que también hay que contestar llamados, mensajes y mails, sonreír, agradecer, soplar las velitas, abrir los regalos y mostrarse alegre. Si toda esa actividad tan agotadora pudiera distribuirse a lo largo de seis meses estaría bien, pero tener que hacerla durante las 12 horas que dura el día del cumple me da una fiaca terrible. Me gustaría contratar a alguien para que cumpla años por mí. Esta vez se agregaba que la cifra que cumplí es un bajón en sí misma. Es como para ponerse un camisón, medias de lana y una mañanita, acostarse y no volver a levantarse más salvo para lo elemental. Una onda Onetti, algo así. Cuando se lo dije a B.3 me preguntó si me molestaba que hiciera una fiesta y le dije que no, claro, si podía zafar de todo ese triqui traca, aceptaba, siempre que fuera al mediodía para poder ver el final de la Copa. Entonces organizó una serie de trabajos que distribuyó entre todos los hijos y parientes y que se fueron cumpliendo en el más absoluto secreto. Yo no sabía nada. Ni el menú, ni los invitados, ni nada. A la mañana me mandaron a mi cuarto y a la una me llamaron para que fuera al living. Encontré montada la decoración más divertida y más linda de todos mis cumples: guirnaldas mexicanas del día de los muertos, globos prendidos en los libros, la mesa con un mantel precioso y todo preparado para uno de mis platos preferidos, que hacía mil años no comía: bagna cauda!
Lo pasamos relindo, morfamos rerico, tomamos vinitos y champagne y de postre una torta de chocolate que provocó exclamaciones orgásmicas en los invitados. Los invitados eran sólo nosotros y mi más vieja (antigua) amiga; M.E.B.
Me regalaron cosas divinas: papel para acuarela, un anillo precioso con piedritas, una pulsera reoriginal hecha con botones y un festón, ramos de flores gigantes y otras mil cosas. Ayer mi chico me llevó de paseo y me pidió que eligiera lo que quería. Primero fuimos a una papelería donde compramos pasteles Winsor & Newton de colores geniales, después a otra donde compramos unos cuadernos preciosos con papel marmolado y tapitas de cuero, después a una librería donde cacé dos o tres libros que deseaba y al final, aunque me resistí durante 30 segundos, mi chico insistió en regalarme una cartera gigante de cuero suave gris opaco que es un delirio.
Las fotos muestran la mesa de la bagna cauda, las guirlandas y una demostración que nos hizo Z. de cómo se pegan los globos a las paredes después de frotárselos un rato en el pelo. Todos terminamos restregándonos globos en la cabeza y adhiriéndolos al techo, a los muebles y a nuestra propia cara.
Antes de soplar las velitas tardé un rato largo porque siempre me cuesta muchísimo pensar los tres deseos. Nunca sé si debo repetir los mismos que son los que más me interesan o si cada año puedo pedir tres nuevos. Dudo porque me da miedo que si pido nuevos, los principales pueden quedar traspapelados y no ser cumplidos. Al final siempre pido los mismos tres, por si acaso.
Creo que esto último ya lo escribí una vez. Si es así, tómenlo como el primer signo de la decadencia que muy pronto acabará con las últimas sinapsis de mi celebro.

Preguntas al final de la copa


Qué comen los brasileños? Guiso de Pelé?

Cómo se sentirá el pobre Alaya?

Y qué hago con mi cornetita de festejar campeonatos?

sábado, julio 14, 2007

Pero cuando digo "Buenos Aires" y pienso "Argentina" lo hago con acento, como una noruega. Digo "Pue-nosAi-rrres" y "Argüen-tinia". Y "Riou del Plata". Si no no sirve.

viernes, julio 13, 2007

Turismo gratis


A veces la ciudad es tan bonita. Camino por el barrio haciendo zigzags para enhebrar calles. Las conozco a todas pero hago una magia y empiezo a pensar que no las conozco. Leo los nombres y me parece que los veo por primera vez. Qué quiere decir "Arenales", por ejemplo? Y "Juncal"?
Algunas veredas tienen palmeras, qué locura tropical, y algunas casas son muy lindas y otras horribles, mezcladas y batidas como por un arquitecto loco. La gente también es rarísima. Todos caminan muy atareados para llegar no sé a dónde y todos hablan gritando y entran y salen de los lugares apuradísimos. Cuando paso al lado de alguien me tapo los oídos así creo que no entiendo lo que dice. Y mientras camino pienso: qué nombre exótico, "Bue nos Aires" y qué belleza es que un país se llame "Argentina" como si estuviera hecho de plata, y qué extraordinario es que haya un río "de la Plata". Todo tiene todavía el nombre que le pusieron los gallegos que se cayeron de culo cuando llegaron. En cada palabra se ve cuánto asombro y cuánta maravilla sintieron al pisar tierra.
Durante un rato soy extranjera y me fascina estar de vacaciones en este lugar. Después me vuelvo a mi casa y A., el portero exaltado, me recibe diciendo

-Qué barbaridá, dotora! Yo no sé a dónde vamos a ir a parar, esta ciudá es un loquero, un desastre, tan todos locos, cada día peor, esto no da para más, dotora!

Chatarra


Hace meses que no camino y que no voy a shoga. Falté un día por un viaje y después me dió fiaca volver a empezar. Todos los jueves a la mañana pienso que Inesita debe estar poniéndose el jogging para ir y me siento en falta porque me quedo boludeando por la casa, haciendo pan, leyendo y escribiendo. Tal vez si viviera con De la Rúa me apuraría a salir todas las mañanas.
No hay mal que por bien no venga.
Hoy me dije que tenía que ir a correr un poco. Me embutí en dos pantalones, polainas jujeñas, dos pares de medias de lana, una camiseta, una remera, un buzo, dos camperas, un echarpe, orejeras peludas y guantes térmicos. Caminé tres cuadras y llegué a la Librería Norte. Me acordé de dos libros que había encargado: Música para Corazones Incendiados y El Fin de Alice, de A. M. Homes, con la que me estoy haciendo un banquete. En la librería me abrazó un tipito con pelo largo y colita y yo no sabía quién era.

-Somos compañeros de shoga, no te acordás de mí?
-Ay, no, disculpame, no te ubicaba.
-Es que ahí siempre estamos medio en bolas y patas para arriba, no te preocupes. Acá estamos fuera de contexto -dijo, y me pareció muy simpático.

Los vendedores de Norte me conocen y saben qué libros me pierden, así que me dieron los dos que iba a buscar y empezaron a poner otros sobre el mostrador como si le tiraran alimento balanceado a las carpas del Jardín Japonés. Ávida como las carpas, me puse a hojear y a desear todos los que me ofrecían. Dejé algunos pero no pude resistirme a la Antología del Decadentismo, los Textos Privados de Katherine Mansfield, Miedo y asco en Las Vegas y Mescalito, de Hunter Thompson, la biografía de Diane Arbus, y Memorias de Abajo, de Leonora Carrington. Salí con dos bolsas pesadísimas y me volví a casa. Puse los libros nuevos en la biblioteca de los libros cazados pero no carneados, me pelé como una cebolla de toda la ropa de correr y cuando me iba a bañar llamó el teléfono:

-Sra. Ememe, la llamamos de Sony. Es para decirle que pase a retirar la filmadora que dejó para reparar. Hay que reemplazar la placa y el arreglo costaría el 90% del precio de la máquina. No vale la pena.

Me dió tanta tristeza que se me fueron las ganas de bañarme. Me puse perfume, me até el pelo y me puse mi ropa de doctora M. como una sucia jipi mal entrazada. Es que yo amo a esa filmadora. La compré en diciembre del 2001, en Nueva York, en el segundo piso de un negocio que hay justo al lado de las Torres Gemelas. Hacía dos meses que los binladen las habían destruído y la demolición iba por el cuarto piso. Había olor a caballo muerto a diez cuadras a la redonda. Mientras compraba la máquina miraba el frente de la torre hecho pedazos, las cortinas que se movían con la brisa, carpetas y papeles revoloteando, el interior de las oficinas, una silla de diseño detrás de un escritorio como si su dueño estuviera por volver con un café. Quise estrenar la cámara filmando eso y se me paró delante un mono que me señaló un cartelito que decía prohibido fotografiar y filmar.
Después la usé muchísimo: filmé los recitales de Liliana Herrero y de Adrián Iaies, el primer cacerolazo, marchas, fiestas, navidades, cumpleaños, a Z. durmiendo, a Alonso cometiendo tropelías, cielos, viajes, ciudades raras, todo eso filmé, y ahora es como si ella se hubiera muerto.
Por qué fabrican aparatos tan lindos que vencen tan rápido? Todo está programado para no durar más de cuatro o cinco años y si sobrevive no se consiguen repuestos, insumos ni service y el resultado es el mismo: un aparato que uno conoce y adora, que sigue siendo capaz de funcionar pero ya no tiene cómo.
Tengo un cementerio de objetos queridos: mi Tintenkuli del colegio, mi primera Mac, pesada y gris, mi primera máquina de escribir, una Remmington decrépita que ya era eterna cuando la compré enamorada de su look Dashiell Hammet, la segunda, una Olivetti eléctrica verde, mi primera máquina de fotos, una Canon Reflex que pesa 4 kilos.
No sé por qué eso me pone tan triste. Debe ser porque estoy por cumplir muchísimos años y me identifico con todo lo que fue lindo y útil y ahora es nada más que una chatarra romántica.

miércoles, julio 11, 2007

Cuando no te quieren más


Hoy hablaba con mi amigo La Rosita y me decía que extraña mucho a su ex novio, al que llamamos El Patito Negro. Es un paraguayito que otra que los que adora el embambinador serial de la literatura argentina. Es la cosita más linda que se creó después del lago de Ipacaraí.

La cuestión es que por sentimental reasons los dos están medio separados y La Rosita sufre como una bestia. Le dije que lo peor de todo en las separaciones, las ausencias y las muertes es saber que el otro no está pensando en uno.
Eso aparecía en una escena en una peli italiana basada en un libro de no sé qué tano, tal vez Lampedusa. El protagonista llegaba a su pueblo porque la madre se había muerto, y el cochero le preguntaba si estaba triste y él decía que no extrañaba a la madre, a la que hacía años no veía, pero que le parecía terrible saber que ella nunca más iba a pensar en él.
Pensar que el que pensaba en vos ya no piensa, que el que te tenía en la cabeza rebotando como un caramelo en la boca ida y vuelta no te tiene más, que te escupió, te tragó, te disolvió, te olvidó, eso es lo que te pone tan triste.

1-0

El Coco se puso todas las cábalas: la camisa horrenda a rayas verticales y un montón de pelo líquido color gris en la punta de la cabeza.
Gracias, Coco! Un pepinito al borde del primer tiempo es algo muy simpático.

martes, julio 10, 2007

Calentamiento global ya!


Quién es el hijo de puta que dijo que hay calentamiento global?

Y los que hacen recitales pidiendo que paren de echar aerosoles y de cortar árboles para que vuelva a hacer frío? Quiénes son? Los U2? Es que el choto de Bono tiene calor? Tiene algún problema hormonal que lo tiene confundido con el termómetro?
Desde la Helsinki de América pedimos formalmente que la corten con esas manifestaciones. Si esto sigue así una semana más dentro de dos siglos nos van a encontrar petrificados bailando alrededor del Obelisco.

U o B?


Cuando juegan Uruguay y Brasil, ¿ustedes por quién están?

Yo por Uruguay. Los uruguayos son como porteños con corbata.

lunes, julio 09, 2007

Oh, dios, lo que me espera mañana!
El portero A., que es medio bobo, vive alterado por los cambios climáticos. Cuando en verano hace mucho calor, me dice:

-Vió qué barbaridá, doctora? Este tiempo está loco. Yo no sé a dónde vamos a ir a parar...

Cuando en invierno hace mucho frío, mientras me abre la puerta me dice con tono de alarma:

-Es una locura, doctora, estas cosas que están pasando... ya no se sabe qué nos espera! Hoy 5 grados, mañana 4 o 3, quién sabe... y si seguimos así, la semana que viene vaya uno a saber!

Cree que la meteorología es una señal que hay que descifrar y que invariablemente significa amenazas horribles para la humanidad, o para la Argentina o tal vez sólo para el edificio en el que vivimos. Relaciona las lluvias y los cambios de temperatura con oscuros tejemanejes políticos, pero como no tiene claro quién es el responsable ni qué se propone, se limita a sugerir que algo atroz nos está por suceder y que el frío o el calor son meros signos anticipatorios de cosas peores con las que no me quiere preocupar.
Just imagine lo que debe estar pensando sobre la nevada. Mañana les cuento.

Nieve de julio


Z. habla por teléfono muy excitado. Dice:

-Feliz nieve de julio!

Su hermana se ríe y él aclara:

-Se me acaba de ocurrir mientras hablaba con vos.

A. M. Homes. COSAS QUE DEBES SABER


Sentado junto a Susan en el tren, me siento como un extranjero, no sólo como una persona de otro país, sino de otro planeta, como una persona sin costumbres o formas de ser, como alguien que parece antipático pero al que lo que le ocurre en realidad es que con frecuencia se le va el santo al cielo. Pienso en Susan, en lo que significa estar casado con alguien de quien no sé nada.

A. M. Homes. COSAS QUE DEBES SABER


Tiene que ver con el amor. Tiene que ver con recibir suficiente amor, con poseer suficiente amor, hasta que te ahogas en él, pero ya es demasiado tarde. Estoy permanentemente desnutrido, no hay suficiente amor en el mundo.
Hay peligro en esto, en escribir esto, en decir esto. Me estoy arriesgando. Si me encuentran flotando boca abajo, surgirán teorías, preguntas sin respuesta. ¿Quiso matarse? ¿Fue un accidente, existen realmente los accidentes, perdona el destino? ¿Era esta carta un aviso, algo real? Todo es sospechoso (a menos que se especifique lo contrario: concédanme el beneficio de la duda si me pasa algo).

domingo, julio 08, 2007

A. M. Homes. COSAS QUE DEBES SABER


Tiene que ver con aguantar la respiración, con aguantar la respiración hasta que la cara se te ponga azul, con aguantar la respiración para amenazar, para desafiar, para decir: si no me das lo que quiero, dejo de respirar. Tiene que ver con contenerse, con reprimirse. Tiene que ver con estar paralizado. Tiene que ver con el pánico. Tiene que ver con darte cuenta de que no entiendes nada, de que algo tiene que cambiar. Tiene que ver con cosas que se desmoronan. Tiene que ver con una ruptura.

A. M. Homes. COSAS QUE DEBES SABER


Tiene que ver con querer y necesitar, querer y necesitar: es una forma peculiar, desesperada, de necesitar, es necesitar tener lo que nunca has tenido, de ansiarlo precisamente por ello, de ansiarlo cada vez más precisamente por ello. Tiene que ver con un profundo deseo de unión. Tiene que ver con lo que no sabemos, con lo que no podemos expresar, con lo que no entendemos. Tiene que ver con lo extraño que puede llegar a ser incluso lo que nos es familiar.

Arancia/caffé

Borregos,
llego de la calle petrificada de frío y mientras preparo un té verde para no morirme como la momia gay austríaca, veo una botella de grappa de naranja y café que preparé hace más de dos años y nunca probé.
-A ver? -me digo, y después de cazar uno de mis mil vasitos preciosos abro la botella, la huelo y me caigo desmayada de placer. Tomo la grappita mientras se hace el té y pienso que después de probarla, no puedo dejar de compartir con ustedes esta delicia.
Dedicada a los borrachos me pidieron ayer la receta del cherry y a los que aún no salieron del closet, acá va la receta tradicional italiana de Grappa arancia-caffé, divertida de hacer y descacharrantemente deliciosa:

Ingredientes

1 litro de grappa
1 naranja grande madura de cáscara fina
10 granos de café tostado
40 gramos de miel

Hacer agujeros en la cáscara de la naranja y meter en cada uno un grano de café dejando una mitad adentro y la otra afuera. Poner a macerar la naranja durante 20 días en un frasco hermético con 1/2 litro de grappa. A los 20 días mezclar el resto de la grappa con la miel, sacar la naranja, filtrar y agregar la mezcla de miel y grappa. Embotellar. Dejar en lugar seco y fresco durante 1 mes antes de abrir la botella.

sábado, julio 07, 2007

En Celo y haciendo pan


Ayer terminé Extraña en un Tren y hoy leí Después de dejar al Señor Mackenzie, de Jean Rhys, triste, cruel y mal traducido. Le encargué a La Máquina del Pan que haga uno de especias y me puse a leer En Celo, el primer número de una serie de antologías temáticas que publica Sudamericana.

Fuí salteando los cuentos para leer los de los autores que conozco y amé una vez más la maravillosa negrura cachonda del embambinador serial Washington Cucurto. Pero el final fue lo mejor: el cuento de Pedro Mairal, Coger en Castellano. Es de una belleza melancólica que me dejó planchada. Guardé el libro justo cuando el olor del pan caliente empezó a llenar la casa. Corté un lado, una gran rodaja con corteza, la unté con manteca, dejé que se derritiera y me la morfé mirando por la ventana cómo se transforma en noche este puto día londinense.

Cherry y Amarenino


Perdón, Rokia, creía que había publicado esas recetas. Acá van las dos. Espero que te salgan ricas. Si estás en el invierno el pan de miel viene muy bien, pero para el cherry y el amarenino vas a tener que esperar el verano.


Igual sos un rompecocos.


Cherry

Ingredientes

1 litro de grappa seca
1 kilo de cerezas pesadas sin carozo
1/2 kilo de azúcar

Seleccionar cerezas muy buenas, lavarlas, sacarles el carozo y ponerlas en un frasco grande que se pueda cerrar herméticamente. Recubrirlas totalmente con un poco de azúcar y dejar el frasco al sol. El azúcar hará salir el jugo de las cerezas. Durante los días siguientes, seguir agregando azúcar cada vez que se vea que desapareció, para que siempre están cubiertas. Antes de agregar cada nueva capa de azúcar, revolver delicadamente con una cuchara de madera.
Una vez que se usó todo el azúcar dejar reposar durante otros 15 días al sol, revolviendo cada 3 o 4 días. Colar, filtrar, agregar la grappa, mezclar bien y embotellar. Guardar en un lugar oscuro durante 1 mes antes de probarlo.

El licor de cerezas, que se llama Amarenino, se hace así:

Ingredientes

300 grs de cerezas maduras
200 grs de azúcar
1 litro de grappa
1/2 litro de agua
3 o 4 clavos de olor
la cáscara (parte amarilla) de medio limón

Hacer un almíbar disolviendo el azúcar en el agua hirviendo. Dejar enfriar.
Lavar y secar perfectamente las cerezas enteras y ponerlas a macerar con la grappa en un frasco de boca ancha y cierre hermético. Agregar los clavos, la cáscara de limón y el almíbar frío.
Cerrar el frasco y mantenerlo en un lugar calentito pero no expuesto al sol durante tres meses agitándolo por lo menos una vez al día.
Después de los tres meses, colar, filtrar y embotellar cerrando la botella herméticamente. Dejarla durante cuatro meses en un lugar oscuro y fresco antes de probar el amarenino.

El pan de miel de mi Oma

Mezclar bien:

4 huevos bien batidos
4 cucharadas soperas de azúcar negra
1 cucharadita de canela molida
1/2 cucharadita de clavo de olor molido
1/2 cucharadita de gengibre seco molido
1 y 1/2 taza de miel
1/2 taza de aceite de maíz

Tamizar 4 tazas de harina 0000 con 1 cucharadita de bicarbonato de sodio, agregar a la mezcla anterior y mezclar bien.

Dejar descansar toda la noche tapado con un repasador.
A la mañana, enmantecar y enharinar dos moldes de pan inglés y cocinar en horno mediano (160 grados). Después de aproximadamente 40 minutos, ir pinchando con un cuchillo. Cuando salga seco, sin masa adherida, quiere decir que está listo. Apagar el horno, dejarlos media hora así y después sacarlos y apoyarlos sobre una rejilla. Media hora después, invertir los moldes para que se desprenda el pan.

Esta es la receta tradicional que heredé de mi abuela alemana, pero después de respetarla durante muchos años (a la receta), probé una modernización y salió igual o más rica. Reemplacé la harina tamizada con bicarbonato por harina leudante y no dejé la masa reposar toda la noche, sino que la puse enseguida en el horno. Supongo que cuando mi abuela hacía el pan de miel no existía el polvo Royal y mucho menos la harina leudante. Por eso usaban bicarbonato, que hace más oscurita la masa y más brillante la superficie, pero requiere esas 8 o 9 horas de reposo.

Jenny Diski. EXTRAÑA EN UN TREN


Pensemos en todas las personas que hay en la Tierra y en el hecho de que todas tienen una historia que contar. Pensemos en ellas relatándosela una y otra vez entre sí, a sus hijos, a sus padres, a las autoridades, a los desconocidos con los que se cruzan, a su ganado, a sus animales domésticos, a sí mismos si no tienen a nadie que los escuche. Pensemos en el ruido, en la consistencia de los relatos que pesan sobre la Tierra, en su carga de incidencias y consecuencias y luego pensemos en qué medida cada una de esas historias se conecta con otras historias para cambiarlas y se ve ella misma modificada de tal modo que incluso el ya inconcebible número de peripecias de cada individuo se multiplica de modo exponencial hasta alcanzar una cifra del todo sobrecogedora y escalofriante que rebasa los límites de lo imaginable.

Jenny Diski . EXTRAÑA EN UN TREN


Dormimos solos, por mucho que estemos en brazos de otro o lo tengamos entre los nuestros. Cuando nuestro acompañante se duerme es como si se retirara a un lugar privado rodeado de espesas zarzas y muros de inconsciencia tan impenetrables como la piedra. Tras de sí no deja otra cosa que una efigie indiferente y hasta descuidada, una cáscara vacía que gira y se revuelve, resopla y ronca, tan poco digna de ser considerada el recipiente de la mente y el corazón con los que poco antes te comunicaras como lo sería una lata de arvejas vacía. El sueño es un refugio. Todo hombre es una isla cuando duerme.

viernes, julio 06, 2007

Ant 3


Los chichis de la Copa


Ya está; ahora la tengo clarísima. Me dí cuenta anoche. El que más me gusta (en un sentido maternal, claro) es Messi. Me encantan la cara de batata que tiene y esa manera de caminar blandorra. Y que cuando corre alcance esa velocidad sin caerse y sin que se le despegue la pelota del pie.

Ahora, para casarme, me gusta el Coco Basile. Esa panzota maravillosa y esa idea que tiene de sí mismo, de hombre duro y contenido que festeja los goles como un macho, sin saltar ni gritar, me enloquecen de pasión.
Se ve que en el partido anterior había un micrófono cerca y se lo oía gritar con su voz de lobo marino:

-Sin ful, sin ful!!

Se ve que es un hombre de sentimientos delicados que cree en el fair play y en las buenas maneras. Daría cualquier cosa por acariciarle con una mano la barriga y con la otra el tapizmel que tiene en la cabeza. Me parece que en el partido de ayer tenía doble mano de plastificador en la parte de atrás de la cabeza. Le quedaba re lindo.

La Historia de O.


El hijo de O. está mejor. El tabique de la nariz le han roto, y un ojo se le ha hinchao y el brazo derecho tiene roto, pero está fuera de peligro.

O. estaba muy contenta porque entre el sueldo y el aguinaldo tiene un buen toco de plata para mandarle dólares a Lima.

-Pero ni un pestañeo he dao anoche, toda la noche he pasado dispierta.

-Pensando en su hijo?, le pregunta estremecida La Madre de Todas las Burguesas.

-
No, es que no tenía seguro de la mercadería y sin nada se ha quedao -dice mientras se va escondiendo la plata del sueldo parte en los zapatos, parte en el corpiño y parte en la bombacha.

jueves, julio 05, 2007

Clásico error burgués bienpensante: creer que la pobreza es bondad y que la locura es originalidad. Los comments sobre el post titulado O. me hacen pensar que:

1. escribí una semblanza meliflua de O. completamente alejada de la realidad, o

2. que los que comentaron tienen la respuesta automática de decirle -Pobre! al pobre y -Divina! a toda persona que actúa de una forma no convencional.

La realidad es que O. no es buena ni divina. Conté que ha tirado gatos vivos por la ventana y que se regocijó viéndolos estrellarse dos pisos más abajo, conté que trató de golpear con un repasador a un pajarito que entró por error a casa, y no conté otras atrocidades mucho más crueles contra sus propios hijos y otras personas, porque no vienen al caso. Lo que quería transmitir es que no porque sea buena y divina, sino a pesar de que es mala y dura, su dolor inspira una compasión horrible, aunque lo manifieste en una forma tan diferente a la nuestra, blanquitos argentinos. Cuando expliqué que era aguaruna, descendiente directa y cercana de una etnia sufrida, quise implicar que todos sus antepasados y ella misma vivieron siempre en la carencia y la desprotección y que eso explicaba su imposibilidad de dar y de expresarse como nosotros, con abrazos y beshitos y lágrimas mojadas que ruedan por los cachetes. Y que sin embargo, una vez peladas todas las capas históricas y sociales de la cebolla, en el centro su dolor es el mismo que yo sentiría si un día me dijeran que a mi hijo le pegaron y le robaron todo.
Me parece bien decirlo porque cada vez que la realidad me recuerda que no es necesario ser igual para sentir igual,
me gusta porque me consuela un poco sobre la maldad de la humanidad en general. Diluye por un ratito el miedo que me provocó oír un día a Mariano Grondona decir que él no se sentía concernido por la matanza de judíos durante el Tercer Reich porque él no es judío y no podía ponerse en el lugar del otro.

Quise explicar esto rápido para evitar que se me adelantara Crab.

O.

Hoy a la mañana llamó el teléfono (como dice Bioy en los Diarios de Borges) y era para O. La llamaba su hijo de acá para pedirle que llamara con urgencia a su hijo de allá (el que vive en Lima) porque pasaba algo grave. Le dijimos y nos quedamos esperando la mala noticia. Cuando cortó le preguntamos qué había pasado.

-Le han asaltado a mi hijo, le han robado todo lo del negocio, todo, hasta las computadoras le han llevado -decía muy agitada.

Hace unos años, cuando le avisaron que su hermano estaba muy enfermo, quería irse en ómnibus a verlo, pero le sacamos ese mismo día un pasaje por TAM y se quedó un mes con él hasta que estuvo bien. Al volver estaba triste porque traía unas plantas medicinales de su pueblo y en Ezeiza se las hicieron tirar. Y aunque no lo dijo, seguro que los aduaneros la trataron mal. Pero igual llegó muy contenta porque había viajado en avión:

-Una comida muy bonita me han dado. En el mismo asiento, la señorita del avión me la ha dado.

Cuando le pedimos más noticias sobre el asalto al hijo, agregó:

-Le han amarrado y bien feo le han golpeado. Le han internado.

Entonces los ojos se le pusieron colorados y chiquitos, los labios se le transformaron en una línea recta y toda ella se compactó como empacada con los brazos apretados a lo largo. Eso significa que está llorando. Lo sé porque cuando le avisaron que se había muerto la mamá hizo lo mismo. Ese día me acerqué para abrazarla y ella estaba dura, como hecha de un material de construcción. Se apartaba de mí con los brazos colgando, los ojos rojos y los labios apretados sin emitir ningún sonido. Yo sé que estaba muy triste porque después me mostró unas fotos del entierro que le habían mandado y volvió a hacer lo mismo. Desde entonces nunca volví a abrazarla porque me parece que no está acostumbrada y debe molestarle mi consuelo.
Quise mostrarle las fotos del entierro de mi papá y decirle que yo tampoco había podido estar, pero creo que a ella le da pudor hablar de sentimientos y no quise incomodarla.
Ella es de la etnia aguaruna, gente del Amazonas peruano. Un día había unas fotos de unos indígenas amazónicos con vinchas y taparrabos posando entre las lianas y ella se puso muy contenta:

-Así nomacito eran mis abuelos! -dijo, y se quedó un rato largo mirando la foto con una sonrisa.

Cuando le dí la revista para que se la llevara, la puso en una bolsa de nylon, la alisó muy bien sobre la mesada de la cocina y se la puso en el pecho, entre la ropa y la campera.

lunes, julio 02, 2007

- Román y Carlito son lo má lindo que hay


Eso dice M.4 al final del partido. Yo digo que me gusta Messi y él dice que es simpático pero que Carlito y Román son hermosos. Yo digo que me parece raro que Román jamás sonríe, ni cuando festeja un gol. Él dice que eso es lo más lindo.

domingo, julio 01, 2007

Ant 2

Tres horas después fui a la cocina a retirar el nuevo pan (de salvado de avena) de La Máquina del Pan y a preparar una rica comida para B.3, que llegaba muerta de hambre y de frío. Le hice hamburguesas caseras y M.4 preparó un arroz exquisito con gengibre y cebollitas al que le agregué una tonelada de queso derretido.
Lo primero que hice al entrar a la cocina fue mirar en qué estado estaban la miel y la cuchara de madera/salvavidas de hormigas. Todo estaba impoluto. Todo tranquilo. Ni señas de que nunca hubiera habido por allí ni media hormiga. Las amé. ¿Cómo uno puede matar a personas con un alma tan viva, con una inteligencia tan alerta, con tanto deseo de salvarse y de salvar a sus compañeras?

Ant


Como toda la gente del edificio se queja de las hormigas que invadieron el edificio hace dos años, el administrador contrató al fumigador para que venga cada dos semanas, no cada cuatro como antes. Ahora además trabaja con una máscara antigas y guantes de caucho protectores hasta el codo. Yo le pregunto si no será demasiado tóxico lo que tira y niega con la cabeza sin sacarse la máscara. No se la saca ni para contestar.
Desde que duplicaron las fumigaciones también se duplicó la cantidad de hormigas. Fue un efecto inesperado que habría que investigar. Ahora no sólo hay muchísimas más, sino que perdieron el poco respeto que tenían: se las encuentra en la heladera, en el freezer, en las berenjenas en escabeche, en la cama y en la bañadera.
Adquirimos el hábito de lavar todo escrupulosamente porque si queda una partícula de algo presuntamente comestible, aunque sea jugo de limón, aparece un ejército de ellas en menos de un minuto. Igual, me parece que prefieren ligeramente la miel por sobre el vinagre, así que los frascos de miel son sometidos a un lavado exterior con agua caliente cada vez que se los usa. Ayer alguien se olvidó de hacerlo y hoy a la mañana las encontré atareadísimas correteando por todo el interior del frasco. Entran por un orificio minúsculo que tiene la tapa. Ahogadas había muy pocas: todas estaban laburando a mil, re PRO. ¿Cómo sacarlas del frasco sin estropear el contenido? Lo puse a baño maría y enseguida empezaron a correr hacia el borde frenéticamente. Pero una vez que llegaban al borde se encontraban entre la espada y la pared. Tenían que elegir cocinarse en el frasco o arrojarse al agua hirviendo. Entonces pacté con ellas una salida: puse una cuchara de madera con un extremo en el borde del frasco y el otro en la mesada como salida de emergencia. Era fantástico verlas organizando la evacuación: una iba primero, tanteaba el camino, corría hasta abajo y volvía a subir agitando locamente las antenas y las patitas.

-Dale, vengan, rajemo por acá! -decía.

Enseguida la siguieron dos o tres y detrás de ellas vinieron diez y detrás cincuenta... y en un momento estaban todas a salvo en la cuchara. Entonces se me presentó un terrible dilema ético: ¿qué debía hacer? ¿Dejarlas escapar por la mesada? ¿Lo lógico no era asesinarlas tirando la cuchara al agua caliente, ahora que estaban todas juntas fuera de la miel? Discutí conmigo misma un rato largo. Me decía:

-Cómo las voy a matar ahora que se salvaron? Sería como esos médicos que reaniman a los torturados para que aguanten más tortura, como esos jueces que hacen curar a los presos para después ajusticiarlos - me decía.

-Pero tu objetivo no era salvarlas sino sacarlas de la miel -me contestaba.

-Tá bien, pero ahora que las miré de cerca y las ví tan desesperadas y tan organizadas para salvarse no puedo destruírlas. Es como el experimento de la Universidad de Yale (si no lo saben, busquen en la güev).

-Es antisocial que no las mates -insistía ante mí misma, -cómo las vas a dejar irse tan campantes?

Nunca supe muy bien para qué sirve un filósofo, pero en ese momento hubiera necesitado con urgencia uno para pedirle consejo.

-Tomás Abraham, Juan Pablo Feinmann, vengan en mi ayuda, inspírenme! Help!!, suplicaba.

Ninguno se hizo presente, así que apagué la luz, me fui de la cocina, cerré la puerta y dejé todo como estaba. Que el azar decida. Igual, donde hay azar hay amor. Las hormigas deben tener un muy mal concepto de mí. En eso estamos de acuerdo.

El mejor amigo de mi apá


Mi apá era muy dulce conmigo. A veces me acariciaba o luchábamos o me hacía cosquillas, y otras veces sólo estábamos juntos sin hablar, leyendo, dibujando o escuchando música. Cuando él estaba sentado me gustaba echarme sobre su espalda como un poncho y quedarme medio dormida encima de él, sintiendo cómo subíamos y bajábamos suavemente los dos con su respiración. Muchas veces me miraba y me decía con una sonrisa: -Sos igual al perro de Giacometti -y yo creía que Giacometti era un amigo de él que tenía un perro cariñoso como yo. Cuando fuí grande ví una muestra de Giacometti y de repente me quedé alelada: ahí estaba el perro, el que era igual a mí. Me dió mucha risa porque entendí retrospectivamente cómo me veía él y la gracia que le hacía y me pareció que me había dejado un mensaje para que me riera sola cuando lo descubriera.
No sé por qué siempre digo mi apá. Me parece que es porque cuando era chica tenía un amigo que era medio bobo y decía mi apá y mi amá. Un día pregunté por qué era bobo y me dijeron que se había caído de un caballo. Después conocí otros chicos bobos de los que decían que se habían caído de un caballo. Todos los chicos bobos andaban a caballo en esa época.