jueves, noviembre 30, 2006

sococo


Le meto leche de coco a todo.
Hago dorar en manteca un pedazo de salmón rosado cortado en dos tranchas. Le tiro cebollas de verdeo picadas finitas, una bandeja de camarones y una botellita de leite de coco. Lo dejo cocinar cinco minutos. Es como estar en Brasil tumbada en la playa, a las dos de la tarde, medio dormida por efecto de tres caipirinhas.



Creo que lo que más me gusta es que la lechita se llama Sococo y en el envase dice
Agite bem antes de usar. Leer eso lo hace más rico.

martes, noviembre 28, 2006

Primaveral


Este joven oleoso es el curita de septiembre.
Por qué usan tanto gel en este almanaque?

Secretillos de la salchipapa


Me preocupa que estoy virando insensiblemente hacia Ketty de Pirolo.
A la hora de la salchipapa tengan en cuenta estos detalles:

1. Cortar las papas bien finitas (no con pelapapas, porque al cocinarlas se deshacen). El Mandolín es irreemplazable. Separar varios dientes de ajo para poner enteros a freír con las papas. Les dan un gusto muy sutil y se pueden apretar para extraerles la cremita interior y untar panes o lo que uno desee.
2. Ponerlas en agua fría para que suelten el almidón que las hace babosas y más engordantes.
3. Secarlas bien con un repasador limpio para que queden crocantes.
4. Calentar muchísimo el aceite. Yo uso mitad maíz y mitad oliva. Probar la temperatura tirando una rodaja de papa. Si se fríe frenéticamente, ya está bien caliente.
5. Mover suavemente con un tenedor o algo filoso que pueda introducirse entre dos rodajas pegadas y separarlas.
6. En cuanto están doradas sacarlas con espumadera, ponerlas sobre mucho papel absorbente y moverlas un poco para que suelten el aceite sobrante. También se puede usar un suplemento literario. En ese caso se envuelven en el papel como si fuera una bolsa y se sacuden un rato.
7. En el aceite que sigue sobre el fuego, tirar varias salchichas (buenas) cortadas en rodajas. En cuanto se doran, sacarlas rápido y revoltijearlas con las papas.

domingo, noviembre 26, 2006

Las mellizas Bush fueron a la cancha de Boca. Qué están buscando esas chicas?
Para permitirles completar la inmersión intensiva en la cultura argentina después del efecto cartera, los muchachos del tablón debieran cantarles ese canto tan bonito que se oía en la Bombonera hace 30 años: "Mujeres, mujeres, dejen de joder, que venimos de La Boca con ganas de cojer!"

Salchipapas







El domingo está muy bueno una vez que uno crió a sus hijos. Antes de tenerlos uno no imagina cómo es pertenecerles cada minuto del día y cuando los tiene, no tiene tiempo para pensar que en el futuro la vida será diferente.
Cuando son grandes uno recupera su tiempo y su vida propia y lentamente empieza a recordar qué era lo que le gustaba hacer.
Hoy pusimos todas nuestras cosas en la mesa del comedor para trabajar y estudiar ahí todo el día. Escuchamos música de Pandora y los discos nuevos. Primero tomamos unos mates y después picoteamos un poco de brie y un vino. La casa se fue enquilombando suavemente con los libros, los papeles y los cables.
A las 3 de la tarde me acordé de algo que ví pasar anoche en La Limeña: una parva de papas fritas mezcladas con rodajitas de salchicha doradas. Las papas eran bestiales, cortadas en bastones gruesos, fritas sin mucha convicción. Seguramente era lo que en el menú se llamaba salchipapa. La camarera llevaba la fuente a la mesa de una familia peruana: un papá, una mamá y tres nenes. Los cinco compartieron la salchipapa y un gigantesco bife a lo pobre. Los padres se miraban con complicidad cuando los nenes decían algo gracioso que nosotros no oíamos. La hija menor, que tendría unos tres años, se apoyaba en el papá, le acariciaba la cabeza, lo abrazaba todo el tiempo con sus bracetes gordos y él le daba papas una por una en la boca.
Se me ocurrió hacer nuestras propias salchipapas y quedaron buenísimas. Almorzamos casi a las 4 en el balcón, con un poco de frío. Acá están las fotos. Como verán, no son papas fritas cualquiera. Hay varios secretillos para que salgan impresionantemente ricas. Si insisten se los revelo, pero antes deben contestarme una pregunta: quién sabe cómo se cortan así de finitas y parejas las papas? No vale pedirles auxilio a madres mayores de 50 años.
El que acierte se hará acreedor a uno de los alucinantes panes de miel con almendras que hago en diciembre.

Vamos a ver qué crítica tiene para hacer esta vez mr. w.

Fiebre de sábado todo el día









A la mañana, Ezeiza.
En casa, mate, charlita dulce y divertida. Fotos del viaje, regalos preciosos: libros de medicina, libros de arte, discos, libretas para escribir y para dibujar. Vuelve la música a la casa. Después, deseada siesta de reencuentro.
Al mediodía, almuerzo en el balcón: salmón frío con limón, mayonesa casera, ensaladas. ..................................................................................*
A las 5 compro cosas ricas para el té. Vienen B.1, R. Y B.2. Tomamos té verde en el balcón pero enseguida entramos: hay mucho viento y se nos vuela todo a pesar de las piedras que siempre les pongo encima a las servilletas.
Hablamos de algo terrible que pasó hace justo una semana. Todos nos consolamos y nos abrazamos. No hay nada que podamos hacer, sólo llorar todo lo que haga falta. R. es como una gatita abandonada, llora dulcemente, sin rabia, y dice cosas que nos parten el corazón. Se deja abrazar y besar y le brotan ríos de lágrimas que le corren por toda la cara de bebita que tiene. Después llega B.3 y nos vamos a una muestra de su chico, L., en Belleza y Felicidad. En la primera sala hay unos cuadritos navideños que me encantan, azucarados, enfermoides. Alrededor hay objetos desagradables con alimañas como los que montábamos cuando éramos chicos para molestar a las madres. También hay dos cuadros inquietantes que me gustan. En la segunda sala está la obra de L. y de P. Listas de libros y papelitos para arrancar como los de los postes de la calle. Se llevan a una fotocopiadora y te imprimen el libro que pidas. Me interesan dos. Arranco los papelitos correspondientes. B.3 me informa que los originales son de ella, que están en casa y que me los puede prestar. Pasan bandejas con cocteles fucsia fluorescente. Algunos tienen una cucaracha de plástico adentro.
L. y a P. cumplieron años la semana anterior. Les doy sus regalos de cumple. Nos abrazamos fuerte porque nos queremos mucho. A P. lo conocí en el Buenos Aires hace muchos años. Estaba acostado en el piso, en el vano de una puerta, con un pijama azul. Anoche conocí a sus papás, cuyas caras fueron escaneadas y morfizadas con Photoshop para hacer la de P. Nos gustó conocernos. Una fotógrafa nos sacó una foto.
Como siempre, M.4 es inmediatamente interceptado por varios pesados que lo acorralan y le hablan de cosas que no le interesan. Me lanza una mirada en código, lo rescato y huímos. En la esquina encontramos La Limeña. En la tele hay un partido de fútbol mexicano. Elegimos dos platos y cuando nos pedimos nos informan que no hay. Elegimos otros dos. Mala suerte: tampoco hay. Pedimos que nos digan qué hay y elegimos dos de esos cuatro platos: tamales y una sopa de mondongos flotantes que sirve en una especie de tupperware gigante. Un hombre igual a Ron Daúl, el del Chapulín Colorado, toma una botella de cerveza tras otra coloreándola con coca cola. Cada cinco minutos va al baño tambaleándose y emboca por casualidad en la puerta de Caballeros. Pienso que tanto pis no puede deberse sólo a tanta cerveza. Además debe tener la próstata inflamada.
Sobre la puerta de los baños hay un cartel incomprensible. Pensamos un rato y concluimos que quiere decir Servicios Higiénicos.
Seres Humanos, Sensibilidades Humilladas, Secreciones Húmedas, son otras posibilidades que barajamos. Hay tres pinturas rupestres en las paredes. Verdadero arte, no como el que muestran en la esquina.

Después nos vamos al cumpleaños de I. Balcón precioso en un último piso, con entramado de cañas y plantas de orquídeas, comidas riquísimas, pastita de berenjenas medio ahumada, una especie de sopa paraguaya, vinito, charla en el balcón con heredo alemanes y alemanes originarios, casi todos médicos, todos amigos. De repente nos cayó encima toda la emoción del día y nos agarró mucho cansancio. Volvimos a casa, nos dormimos enseguida.

Esta entrada fue censurada por B.3. Consideró que la frase "Nueva siesta como para ponerse al día" era una alusión erótica impropia de una señora decente. Le expliqué que me referíaa recuperarse del cansancio, no de la abstinencia sexual, pero no me creyó.

Un romance fugaz

Viernes a la noche. Termino de atender muy tarde. En cuanto el último paciente cierra la puerta del ascensor me saco el guardapolvo, cruzo el palier corriendo, entro a casa, me pego un toque de rubor, otro de rimmel, hago varios giros rápidos como la Mujer Maravilla y la Dra. M. se transforma en ememe. Nadie diría que son la misma persona.
Bajo a la calle y cazo un taxi con el tiempo justo para llegar al Borges, donde B.2. actúa en una obra horrenda. El taxista maneja tranquilo, el taxi no tiene olor a fluídos orgánicos ni a pinito desodorante, la música es neutra y el volumen bajo. Cuando estamos llegando le pregunto si a la mañana siguiente me puede llevar a Ezeiza. Me gusta acompañar a M4 cada vez que se va o viene, pero odio el camino a Ezeiza. A veces hay niebla, y esa visión transilvánica sumada a los recuerdos contradictorios de los 70 me inquieta y me pone triste. Si el taxista aprovecha el viaje para demostrar que es un as del volante y que su auto tiene más potencia que todos los demás, la paso realmente mal. Siempre tardo algunas horas en recuperarme del todo. Este taxista del viernes a la noche me parece un hallazgo. Me dice que sí, que se llama Hugo y me da su número de celular. Pero me advierte que quizá me lleve su compañero Oscar. El sábado aparece efectivamente Oscar, y nada es igual. El taxi tiene alfombritas de goma rojas metalizadas, dos dados rojos peludos pendiendo testicularmente del espejito y olor a habitación de telo recién desinfectada. Oscar tampoco se parece a Hugo: es una especie de Tony Bennett mal sucedido, con el pelo gelificado y mucha tensión en el cuerpo, que asoma por múltiples agujeros de su jean apretadísimo. Lleva el asiento del conductor echado totalmente hacia atrás, lo que deja un lugar mezquino para mis piernas. Suena una música atroz a todo dar. En cuanto arrancamos me ofrece venderme CDs grabados por él en persona. “Te bajo Julio Iglesias, Diego Torres, lo que quieras” “Te los llevo a tu casa y te sale 8 pesos cada uno”, insiste. Yo murmuro frases incomprensibles para desanimarlo. Subimos a la autopista y sigue ofreciéndome servicios extra curriculares: viajes al interior, traslado de ancianos y niños, viajes de emergencia pedidos a las 3 de la mañana, abonos mensuales, llevar animales domésticos... Me hago la que me quedo dormida y deja de hablar, pero para arrullarme pone algo que suena como Zucchero Fornaciari, un grasa que grita melosidades a todo volumen.

Durante el viaje de vuelta no habla ni una palabra, baja el volumen y parece ofendido. Son 80 pesos. Le pago con 100 y rezonga que no tiene cambio. Me da 15 pesos, todo el cambio que tiene. Es el fin de una bella amistad.

martes, noviembre 21, 2006

Curita de julio



Me equivoqué: pasé al platinado de agosto y me salteé al de julio. Nos lo envían directo de Galicia con todo el sudor bajo el sombrero y entre los forros de la sotana.
Un guacho rústico con olor a ajo. Hay para todos los gustos.

Curita de agosto


A pedido de los chicos fieles a este block, ahí les pongo al curita de agosto.
Es un horrendo personaje símil porteño curtidor de gimnasios. Mucho clarito, mucho tratamiento facial, mucha expresión de resentimiento contra el obispo.
Qué quieren que le haga? Es lo que el Vaticano nos propone para el día de hoy. Yo soy tan sólo una intermediaria de su voluntad.

lunes, noviembre 20, 2006

A pata suelta

Como peludo de regalo

domingo, noviembre 19, 2006

Árbol solo bien se lame

Hablando de tetas

Salgo a caminar. Antes de cruzar Las Heras compro un agüita fría. En cuanto cruzo, dos atorrantes en patas, de 5 y 10 años, me piden –Me das el agua? –No, si te la doy me muero de sed. Pero me acuerdo de algo y abro la mochila: -Les doy esta revista, que es muy buena,
y les ofrezco Fierro, que llevaba para leer en la plaza.
–Uy, qué bueno, pero cuesta más que el agua! dice el más grande.
–No importa, le digo, agua pueden conseguir en cualquier canilla.
En cuanto me doy vuelta oigo –Gracias, tetona!
El más chiquito se incrimina tapándose la cara con la revista.
Reprimiendo a duras penas la risa los encaro con los brazos en jarra representando la imagen de la Señora Escandalizada:
–Qué bonito, no? Qué boquita!
Y el más grande me dice :
-Perdone, doña, es que se tentó!

Kettypiroleando

Chipa

½ kg de harina de mandioca

½ kilo de queso Mar del Plata, Pategras o de cáscara colorada

250 grs. de manteca

250 grs. de queso rallado

3 huevos

Cortar el queso Mar del Plata en cuadraditos del tamaño de un grano de choclo.

Rallar grueso el queso de rallar.

Cortar la manteca fría en cuadraditos.

Mezclar ambos quesos con la harina.

Agregar la manteca y mezclar muy bien.

Agregar los huevos batidos, unir con tenedor y finalmente con la mano hasta hacer un bollo parejo.

Dejar cubierto con un repasador media hora.

Calentar el horno a 180 grados.

Tomar porciones con la mano, darles forma redonda y colocar en una placa sin enmantecar ni enharinar, a distancia prudencial para que no se toquen.

Poner en el horno hasta que tomen color dorado.

jueves, noviembre 16, 2006

Qué hay de viejo?


Una multitud chorreando agua en la puerta del Melba. Casi todos fumando: desde que no se puede adentro, se fuma con verdadera desesperación. La gente sale de los lugares con el cigarrillo en la boca y el encendedor prendido y pega dos o tres pitadas frenéticas antes de entrar a cualquier lugar.

Seguían llegando personas ensopadas y encontrándose con otras que miraban con ansiedad alrededor para localizar a amigos y enemigos.

A las 7 y media empezaron las lecturas de discursos incomprensibles, aburridísimos, atestados de citas y de metáforas. La idea era hablar de lo que hay de nuevo en literatura pero sólo se habló de decrepitud. Si dijeron otra cosa, no se entendió. Los giros típicos de la etnia Puán se repetían una y otra vez (“en cierto punto...” “me interpela” "lo digo desde") para decir nada sobre la nada.

En el panel había algunos jóvenes aún húmedos de líquido amniótico que se esforzaban por parecer grandes y profundos. Con ceño fruncido y enorme gravedad aludieron a hechos políticos y sociales y hacían paralelos con temas que en realidad eran perpendiculares. La vida no es algo tan solemne ni tan aburrido, bebito, daban ganas de decirles.

El único que dijo algo fue Fogwill. En su papel de pickle demasiado curtido dijo barbaridades acertadas y se rió de sus compañeros de mesa con arbitrariedad pero con cierta gracia. Se ve que siente nostalgia por los 60, cuando los jóvenes éramos jóvenes y hacíamos cosas nuevas y buenas sin dejar de cagarnos de placer y de risa. Viejo zorro de vuelta de todo, hasta ironizó sobre las pendepuán que saltan ida y vuelta de la cama de los pocos profesores heterosexuales al colchón de los poetas hambrientos. También habló sobre libros y autores raros:

- Lo conocen? - No lo leyeron? preguntaba y en la platea reinó el silencio. Todos nos sentimos unos boludos porque jamás oímos esos nombres.

Después, desde la platea otros hicieron preguntas o pequeños discursos tratando de forzar discusiones que no le interesaban a nadie y se dio por terminado el encuentro.

Es notable que entre tanta gente instruída el menos plomo fuera un viejo de más de 60. Es que esa generación, que por algo es la de Mohamad Ali, John Lennon y Mike Jagger, salió bastante buena. Los que sobreviven y conservan una dotación neuronal aceptable todavía tienen algo que decir sobre lo nuevo.

A la salida todos se juntaron en la entrada a fumar y a tomar un tinto berreta y después salieron y se mojaron hasta el slip otra vez . Fue lo que se llama llovido sobre mojado.

martes, noviembre 14, 2006

Bebitos

Leo uno de los textos más preciosos que he leído sobre la experiencia de tener un hijo. No todas las mujeres tienen la posibilidad de entregarse a ser un animal cuando tienen bebitos y me gusta mucho que MM la tenga y que lo diga así.
Cuando te pasa es la sensación más sensourround de la vida. Cuando me rozo sin querer un pezón me acuerdo de la sensación in-cre-í-ble que era darles de mamar a mis tres hijos. Chupan y te vas embora por ahí para siempre.
En la peli de Hannibal the Cannibal (no me acuerdo del nombre pero ustedes sí), hay una escena que lo dice todo: Hannibal le habla a la madre de la periodista que no aparece y le dice que mientras le está hablando de la hija que busca desesperada, ella puede sentir cómo le cosquillean los pezones como cuando le daba de mamar y sentía la leche subir y salir. Todavía ahora si oigo llorar a un bebe tengo esa sensación inquietante y terriblemente placentera, que es el impulso animalesco irracional de darle la teta para calmarlo.
Siempre me acuerdo de algo que me pasó hace mil años, cuando B.1. tenía dos o tres meses. Yo estaba en una comida muy paqueta con un vestido de seda verde esmeralda, y alguien dijo que yo tenía un bebito... y en ese momento empezó a manar de mis dos tetas un chorro, literalmente un chorro divergente de cada una como de una fuente, que tuve que atajar con servilletas! Fue un bochorno en ese momento, pero ahora me acuerdo y pienso que a los presentes no debe haberles parecido un papelón como a mí.
También me acuerdo de una foto vieja: escena en el Amazonas, mujer con taparrabos arrodillada dándole la teta a un jabalicito bebé que se había quedado huérfano. El jabalí bebé mamaba con fruición, estiradito. Claro que lo alimentaba para zampárselo cuando fuera grande, pero qué impresión que te mame un jabalí! Es el extremo del placer y el poder de alimentar con tu propia leche.

lunes, noviembre 13, 2006

Yoga bonito


Sigo enyoguizada. Es la primera vez que no abandono. Me encanta que nos hacen colgar, doblar y estirar para todos lados y hacer mucha fuerza con los brazos y las piernas. En la puerta hay un cartel que dice YOGA FUERTE en letras blancas sobre fondo violeta, más apropiado para una bailanta que para entrar en estado de introspección. Adentro sí, hay un gran salón muy tranquilo, un patio naranja con enredaderas, una estatua de Buda y fotos de nuestra profesora patas para arriba junto con varios tucumanos o tibetanos en otras posiciones que contradicen la ley de gravedad.

La profesora también es FUERTE. Durante la sesión, de una hora y media, no te deja descansar ni un segundo. Se acerca en silencio y te retuerce los miembros o la cabeza hasta colocarlos en la posición correcta aunque te duela y te quejes.

-Ajusten las rodillas, duras las piernas, atrás los hombros, arriba los omóplatos, abierto el pecho! nos arenga sin cesar.

Inesita dejó de ir durante dos meses y ahora volvió. Usa un jogging azul todo cerrado y medias azules de lana, con este calor, como de colegio de monjas. Va siempre maquillada y el pelo no se le mueve aunque esté colgada de los tobillos cabeza abajo. Creo que usa mucho spray. Tiene unos pies minúsculos, 34 o 35 y una cara de orto fenomenal desde que llega hasta que se va.

Después hay que meditar. Yo no me puedo concentrar mucho rato, a lo sumo dos o tres segundos porque enseguida empiezo a pensar cosas absurdas. A veces me imagino una receta de cocina o hago listas mentales de lo que tengo que hacer y otras veces es peor: me imagino que el techo se derrumba encima de todos nosotros o que alguien va a gritar o a tirarse un pedo. Eso no ocurrió todavía, pero la última vez alguien se quedó dormido y pegó out of the blue un ronquido espantoso

Mientras todos meditan yo hago un recuento de los ridículos personajes presentes incluyéndome a mí, la alemana grandota que se mueve sin gracia. Hay un stock de tres o cuatro viejas que se renueva todo el tiempo, no se sabe si por razones demográficas o porque se cansan y se van. Hay otro grupo más grande de psicólogas de entre 35 y 50 años con graves perturbaciones mentales. Y hay un tercer grupo de hombres representado por uno o dos individuos según el día. El que va casi siempre es Noam Chomsky. Me parece que le da vergüenza cuando es el único hombre en la clase. Yo apostaría que es psicoanalista, ese modelo de desencantado después de 30 años de profesión. Se ve a las claras que ahora quiere un poco de joda y cree que haciendo gimnasia va a estar en mejores condiciones para lograrla.

El jueves pasado la profesora dijo –Chicos, vamos a hacer DOSUBA. Eso entendí yo pero seguramente lo que dijo era una palabra tibetana que suena a DOSUBA. La cuestión es que nos agrupó de a dos según la altura y a mí me tocó con Chomsky porque somos los dos más altos. Cómo odio cuando me hacen hacer cosas en grupo! Odio que me hagan tocar a alguien, odio que alguien me toque, odio tener que manosear, oler de cerca a un desconocido! Chomsky y yo teníamos que alternarnos en una actividad aberrante que consistía en agarrarle los pies al otro y empujarlo contra la pared patas para arriba. Era muy desagradable. Yo no podía dejar de mirar sus pies y de sorprenderme por lo lindos que eran: largos, flacos, frescos. Después, cuando invertimos la posición yo me alegraba porque sé que tengo pies interesantes aunque raros y siempre suaves, con las uñas muy bonitas. Hice todas las posiciones con ese único pensamiento en la cabeza –Le gustarían mis pies? Qué pasaría si de repente nos pusiéramos a garchar en medio de la clase? Qué dirían las psicólogas que odian a los hombres? Qué haría Inesita?

El DOSUBA duró como quince minutos y cuando terminamos él me agradeció como si hubiéramos bailado un minué, pobre ángel.

A la salida nos encontramos en la puerta. Los dos nos hicimos los naturales como si no nos hubiera afectado toquetearnos.

domingo, noviembre 12, 2006

cidade


Este es el pedazo de ciudad que nos ponen delante del balcón. Aparecieron unas máculas blancas que no se veían en la realidad. Serán OVNIs microscópicos?

trabajando en el balcao


Cuando deja de hacer frío hacemos todo en el balcón. Almorzamos bajo el toldo amarillo, comemos bajo las estrellas, trabajamos, leemos y miramos los atardeceres y sus extraordinarios desfiles de nubes. Hoy estudié alemao allí toda la tarde.

nerca al limao



pao de queijo


Después de una época gris en la que cociné sólo lo necesario y sin mucha creatividad, me volvieron las ganas de inventar platos ricos.

Ayer al mediodía cociné unas centollas que había comprado crudas en Chinatown y las serví frías con unas paltas maravillosas que compré a la mañana en la verdulería peruana de Azcuénaga y Juncal.

La mañana estaba preciosa, fresca y clara, y no había nadie en la calle, sólo los peruanos ordenando sus cajones y algún portero lavando las vereda. Traje radicchio, espárragos verdes y cerezas, que es la fruta que más amo!

A la noche cociné un peceto con la maravillosa receta de R., la mujer de B.1.

Se pone el peceto en una olla (siempre uso una de hierro pero hoy usé una Essen) junto con una cebolla en pedazotes, unos dientes de ajo y un limón entero. Se tapa y se deja cocinar un rato largo. Después se saca la nerca y se tira el limón. El jugo que queda (se llama fondo de cocción) se cuela y se le agrega un vaso de vino tinto con una cucharada de maicena (o de harina, lo que haiga). Se revuelve sobre el fuego suave hasta que queda como una cremita veloutée que se sirve sobre la carne cortada.

También tuve un ataque de hacer pan de queso. B.3 me pedía –Mamae, vai dar pan de queijo pra menina, sim? Y yo le decía –Meu bem, mamae da tudo que faz pra sua hormiguinha preta! No sé por qué las dos estamos hablando todo el tiempo así, como en portugués. Ella tiene alumnos y yo pacientes brasileños, tal vez por eso.

La época gris me hizo un curioso efecto calmante. Me quedaba muchas horas escribiendo y pude terminar 19 cuentos que tenía empezados hace más de dos años.

Espero no dejar de escribir ahora que estoy contenta otra vez.

sábado, noviembre 11, 2006

El marido ideal

Cuando fui a Alemania por primera vez tenía 17 años. Mi papá me despachó tres meses sola a recorrer Europa con la intención explícita de separarme de un novio que tenía, 30 años mayor que yo.
Me colocó en el vapor Provence con 200 dólares que me robaron en Porto Alegre y la dirección de mi abuela escrita en un papelito. Cuando hicimos escala en Montevideo ya me había olvidado de mi novio, que me siguió escribiendo durante meses cartas que yo tiraba sin abrir porque me daba impresión.
En el barco viajaban Nacha Guevara, que era mucho más vieja que ahora, y Pepitito Cibrián, que todavía no tenía ningún collar.
Helmbrechts, el pueblo de donde es mi familia paterna, queda en plena Baviera tradicional, conservadora y religiosa. Mi abuela y mi tía me recibieron con mucho cariño, me llevaron a recorrer pueblos cercanos y durante un mes me sobrealimentaron con chocolates, mermeladas y cereales hasta que la ropa me empezó a apretar. En ese momento me fui y recorrí Francia, España e Italia. Me llevó dos meses recuperarme de las calorías y del aburrimiento.
Durante el mes bávaro mi abuela me instruyó sobre algunas cosas importantes de la vida. La primera era cómo conseguir marido y la segunda, cómo elegir uno de buena calidad. Es muy sencillo, no como creen las mujeres argentinas, que todo lo complican. Las reglas son tres:

1. Mirarle el lado interno del cuello de la camisa. No es necesario que esté nuevo ni planchado, pero sí impoluto.
2. Mirarle las uñas. No sólo deben estar impolutas como el cuello sino que no debe verse ni un milímetro de borde blanco. El corte debe ser al ras.
3. Mirarle los tacos de los zapatos. Deben estar gastados parejos, es decir, horizontales. Si están más gastados del lado exterior o el interior quiere decir que el tipo no camina derecho y eso lo descarta sin atenuantes.

Vieron, gansas, qué fácil era?

Desde entonces no puedo dejar de hacer el test y siempre encuentro que los que me gustan son justamente los que no cumplen ninguno de los tres puntos.
En cambio, ya detecté cuáles son para mí las normas para excluir a un hombre de mi lista. Hay algunas obbbbvias, como que no sea policía ni militar ni pegador ni que tenga una mesa de dinero, pero hay otras que son igualmente eliminatorias:

1. Que use jogging.

2. Que se haga las manos.

3. Que use zapatos mersas.

4. Que monde (con cualquier método).

padrecito de junio


Alguien puede explicarme esta escena?
Quién le alcanza la hostia desde abajo?
Esa mano es femenina? O es la de Monseñor Laguna?
Y por qué él se la come sin agarrarla?
No quiere soltar esa cosa que parece un cetro?
No es rarísimo?

Gil








M.LL. me regaló una estatuita del Gauchito Gil. Hace años que viene contándome los milagros que le realiza y prometiéndome que me va a traer un ejemplar de Corrientes, su provincia natal (la del G.G., no la de M.LL.).

Hace dos semanas me la trajo envuelta en papel de diario y me dijo que a cambio de una promesa le puedo pedir el milagro que quiera. Insistió en que debo cumplir la promesa que haga, so pena de que el gaucho se retobe y haga todo al revés.

Para ilustrar cuán milagroso es, M.LL. me contó que el año pasado le hizo la promesa de construirle un altar en cierto lugar de San Juan si curaba al hijo de un amigo que estaba muy grave. A los pocos días el chico estaba curado pero a M.LL. se le complicaba ir en ómnibus a ese lugar inhóspito transportando ladrillos, cemento y cal y tardó varios meses en hacerlo. Mientras tanto estaba inquieto pensando que si no hacía el altar el chico se iba a morir definitivamente.

Al fin se fue con dos amigos y construyeron el altar, que debe haber quedado bastante mal porque los tres sólo saben de cine pero ni una pepa de albañilería. Pero parece que esos detalles al gaucho no le interesan siempre que uno cumpla lo prometido.

Bueno, ahora tengo mi estatua en la biblioteca, en un rincón para que se sienta protegida. No sabía bien qué pedirle porque no sé en qué rubros se especializa y hasta dónde alcanza su poder. Si le pido algo fuera de lugar por ahí se enoja y me hace una maldad; no sé si eso es posible. Igual me animé y le pedí algo, no lo que pido siempre cuando soplo las velitas y cuando paso bajo un puente por el que pasa un tren, y a cambio le hice una promesa bastante difícil de cumplir.

Le pedí a M.LL. algunas precisiones sobre el buen uso del Gauchito y le pregunté si ponerlo en el blog podía ofenderlo. Me contestó vaguedades pero me informó que si no le prendo velas rojas no funciona, cosa que no me había aclarado antes. Eso no me convence: de las rojas se pasa a las negras y el paso siguiente es tamboriles, túnicas y danzas rituales. No sé qué hacer. Ahora sí me da miedo que se pudra todo.

Epígrafe: la gallina se coló para robar cámara.

jueves, noviembre 09, 2006

Rosa, Rosa


Hoy al mediodía invité a almorzar a mi mamá. Está muy viejita, me impresiona.
De repente sonó el portero eléctrico. Estás esperando a alguien? No, no estaba esperando a nadie.
Era mi amigo querido, la Rosa, mi tucumanita amada. Me asusté porque siempre creo que le pasó algo malo. Debe ser porque es tan dulce y tan bueno y el mundo es tan amenazante. Cada vez que tarda o que aparece de sorpresa pienso que le pasó algo horrible y viene a que lo proteja, porque sabe que siempre lo voy a proteger. Soy como su mamá de Buenos Aires. Nos reímos mucho juntos, de cosas de ahora y también de tropelías que cometimos hace muchos años.
Hoy se mandó sin avisar, como en el campo, como quien cae con una bandeja de tortas fritas a la hora del mate. Él sabe que a casa se puede venir siempre, y que a la hora de comer siempre hay aldo rico preparado (reflejo condicionado de cuando vivían muchos chicos en la casa) y que a todos nos encanta verlo y estar con él.
Almorzamos varias verduras en diferentes configuraciones (tortilla de espinacas crudas, hinojo saltado, chauchas, coliflor) Después comimos helado y después se fue, no sin antes oír las anécdotas aburridas que mamá siempre le cuenta y que él escucha atentamente con su enorme sonrisa, como si le parecieran geniales.
Venía a traernos su libro recién horneado. Es una antología de sus trabajos de todos estos años.
Recién terminé de atender, me serví una copa de vino blanco y me senté a mirarlo. Es divino, una exquisitez.

Gracias, mi niña bonita.

curitas de mayo


El mes de mayo de mi Calendario Vaticano es este joven sicario.
Está bastante bien caracterizado como cura pero ni a nosotros ni a Fernando Vallejo se nos ocurriría confundirlo con uno real. Detrás de él hay otros dos igualmente tremendos preparados para quemar a cualquier fiel que se ponga molesto .
Pero qué fuertes que están, my God!

hijos verdes


B.2 se pinta en el baño.
Alonso, de guardia bajo su luz UV.

lunes, noviembre 06, 2006

santo padre de abril


Este bomboncete juega a las escondidas entre las columnas vaticanas hasta que lo atrapa un obispo.

Y el obispo llama -Sebastián, dónde está mi auto!

domingo, noviembre 05, 2006

Mea culpa



Primero una retractación: el calendario no se llama De los Ángeles, sino Calendario Romano. Lo que pasa es que el de los ángeles y otro de Venecia estaban anunciados en éste, el de los curas chongos y me confundí.

Así que la cosa es mucho más seria de lo que creíamos. Se llama simplemente Calendario Romano, chupate esa mandarina.

A partir de este post y a pedido de nuestro público ansioso por profundizar su fe católica, vamos a ir presentando los 10 que faltan.
Marzo es este yoyega que posa frente a la embajada de su país.

Pobre Tata

Anoche nos fuimos a dormir muy tristes: perdió el tata Baldomir. Mayweather volaba como una libélula por el ring y el pobre Tata no le embocaba ni una. La cara se le iba malaxando más y más en cada round.
Lo peor es que había ido con la patrona y los cuatro hijos. Uno se los imagina presenciando cómo le pegan, qué pena que da. Ganó un millón de dólares, pero deben haber sufrido mucho. Ojalá que se retire, pienso, para que no le peguen más.
En el reportaje final estuvo muy bien: -No lo podía encontrar y cuando lo encontraba me sentia pesado y lento, dijo.
El idiota de Juan Larena, el comentarista de la nariz tapada, dijo después: -Mayweather le aplacó darechazo tras darechazo.

Cumple de La Nena



Hoy B.3 cumple 23 años.

Desde el viernes cocino tartas de alcauciles, de cebolla con curry, quiche lorraine y hoy lavé montañas de rúcula fresca y preparé dos ensaladas grandiosas.

Encargué la torta en Inés Bracco, que hace todo con chocolate verdadero que revuelve en una olla. Es toda de mousse de chocolate pero densa como una marquise.

Preparé todo precioso, con un mantel rojo furioso y vasos mexicanos.

Además de L., su chico, estaban su hermana (B.2), su step-brother (A.2) con su chica, B.1 con la suya, su amigo P., su amiga L. y mi amá, que es su abuela.

Le dimos regalos: su step-father (M.4) le regaló dos robustos tickets de Zivals para que los transforme en libros y discos; su hermana y su abuela unas ropas lindas, yo le regalé una mochila, un libro de Moravia y una campera que no le gustó y va a cambiar, su hermano un ramo de gerberas amarillas y rosas.

A las 3 y veinte, justo a la hora en que nació, le prendimos las velitas de la torta y le cantamos japi verdei tu iú y pidió tres deseos. Después tomamos café y después comimos helado.

Le conté que nació con los ojos muy abiertos, negros como la noche, mirando fijamente todo como si acabara de entrar por la puerta. Tan impresionante era su conexión con el exterior que yo la llamé por el nombre y me miró muy seria y le dije que estaba en el mundo y que yo era su mamá.

Ni siquiera lloró y cuando una pediatra fue a azotarle las plantitas de los pies mi obstetra le dijo que no la hiciera llorar que no hacía falta: estaba respirando normalmente.

Al principio parecía un pequeño boxeador compungido pero de a poco se le fue desplegando la cara y se transformó en una manzanita verde. Hubo que sacarla por cesárea porque tenía dos vueltas de cordón alrededor del cuello que le impedían ponerse cabeza abajo. Nos pasamos todo el embarazo ella atravesada transversalmente en mi panza cabeceándome el hígado y yo doblada hacia atrás como un arco para poder respirar.

Después llegaron su papá y su otra abuela. Le regalaron cosas lindas y lo pasamos bien.

La foto es terrible, no?
-Patética, dijo R., parece que no hubiera venido nadie.

jueves, noviembre 02, 2006

Ángeles










Roma debe ser el lugar donde más curas hay en la calle. Pululan de a miles por los medios de transporte relamiéndose ante el surtido de muchachones que florece a toda hora en la ciudad.

Éste es un almanaque que se compra en la calle, no en un pornoshop sino en un kiosco común.
La gente pasa y lo mira con absoluta seriedad, como si mirara uno de animalitos o de paisajes. Sólo dos degenerados argentinos pueden percibir la perversión explícita de este objeto!

Es un catálogo de curitas comestibles exhibido con absoluta seriedad, como si se tratara de cualquier otra cosa con el maravilloso título de Calendario de los Ángeles.

Por Dios, no se lo pierdan! Escaneé sólo el mes de enero y el de febrero para que se hagan una idea aproximada. Los interesados pueden solicitar la publicación de los 10 chongos restantes. Serán complacidos a la brevedad.

músicas vergonzantes

Ayer le conté a una chica muy joven cuáles eran las músicas que me gustaban cuando tenía su edad.

No le hablé de las que a todos nos parecen respetables, sino de las otras, las que uno prefiere no confesar.

Empecé por Sergio Denis para que el resto de la lista le impresionara menos.

Lo que no le dije es que me gustaba escucharlo para llorar. Era prácticamente el único uso que les daba a sus casetes.

Después confesé algo que ahora ya no es tan bochornal porque se lo acepta como un fenómeno kitsch: Sandro. Pero hace casi 40 años era una grasada sin atenuantes. Yo trabajaba en una agencia de publicidad y al mediodía, con un cadete que era un atorrante, comprábamos dos panchos, nos íbamos a mi casa y nos matábamos escuchando Sandro en mi Winco, que estaba pintado de rojo y amarillo.

Después, también me fascinaba Zitarrosa. Mis hijos se han reído siempre de mí por eso. Yo ponía sus discos y ellos simulaban que tenían arcadas. Cuando fue perseguido en Uruguay vino a Buenos Aires y vivió en la casa de unos amigos míos. Ahí lo conocí y lo amé: era como un pájaro enfermo, con un traje negro brilloso de grasita y una corbata finita negra. Fumaba todo el tiempo y tenía una cara increíblemente melancólica. Hablaba muy lento con una voz profunda y un acento uruguayo muy marcado. Hace poco, en Montevideo, conocí a uno de sus guitarristas.

Lo curioso es que ahora B.3 bajó todos sus discos y nos los asesta permanentemente. Cuando le recuerdo que hace pocos años le parecía deleznable dice que no es verdad, que seguramente estoy alucinando.

Pero lo más fuerte es lo de Leonardo Favio. En la época de Fuiste mía un Verano era un guachito tierno. Yo adoraba sus discos y además me moría por él: tenía las fantasías secretas más terribles que una chica podía tener en esa época. Un día, en San Telmo, entré a un restaurante a hablar por un teléfono público y mientras hablaba lo ví comiendo con unos tipos. El suspendió la conversación, me miró como para almorzarme allí mismo y yo creí que me iba a desmayar. En cuanto corté se precipitó hacia donde yo estaba... y yo salí literalmente corriendo!

Siempre me arrepentí de haber huído, pero se ve que era lo único que podía hacer frente a esa emoción.

Ahora lo veo con frecuencia por amigos comunes y me da mucha pena lo que queda de él. Pienso que si él se acordara de aquél episodio también le daría mucha pena lo que queda de mí.