lunes, noviembre 13, 2006

Yoga bonito


Sigo enyoguizada. Es la primera vez que no abandono. Me encanta que nos hacen colgar, doblar y estirar para todos lados y hacer mucha fuerza con los brazos y las piernas. En la puerta hay un cartel que dice YOGA FUERTE en letras blancas sobre fondo violeta, más apropiado para una bailanta que para entrar en estado de introspección. Adentro sí, hay un gran salón muy tranquilo, un patio naranja con enredaderas, una estatua de Buda y fotos de nuestra profesora patas para arriba junto con varios tucumanos o tibetanos en otras posiciones que contradicen la ley de gravedad.

La profesora también es FUERTE. Durante la sesión, de una hora y media, no te deja descansar ni un segundo. Se acerca en silencio y te retuerce los miembros o la cabeza hasta colocarlos en la posición correcta aunque te duela y te quejes.

-Ajusten las rodillas, duras las piernas, atrás los hombros, arriba los omóplatos, abierto el pecho! nos arenga sin cesar.

Inesita dejó de ir durante dos meses y ahora volvió. Usa un jogging azul todo cerrado y medias azules de lana, con este calor, como de colegio de monjas. Va siempre maquillada y el pelo no se le mueve aunque esté colgada de los tobillos cabeza abajo. Creo que usa mucho spray. Tiene unos pies minúsculos, 34 o 35 y una cara de orto fenomenal desde que llega hasta que se va.

Después hay que meditar. Yo no me puedo concentrar mucho rato, a lo sumo dos o tres segundos porque enseguida empiezo a pensar cosas absurdas. A veces me imagino una receta de cocina o hago listas mentales de lo que tengo que hacer y otras veces es peor: me imagino que el techo se derrumba encima de todos nosotros o que alguien va a gritar o a tirarse un pedo. Eso no ocurrió todavía, pero la última vez alguien se quedó dormido y pegó out of the blue un ronquido espantoso

Mientras todos meditan yo hago un recuento de los ridículos personajes presentes incluyéndome a mí, la alemana grandota que se mueve sin gracia. Hay un stock de tres o cuatro viejas que se renueva todo el tiempo, no se sabe si por razones demográficas o porque se cansan y se van. Hay otro grupo más grande de psicólogas de entre 35 y 50 años con graves perturbaciones mentales. Y hay un tercer grupo de hombres representado por uno o dos individuos según el día. El que va casi siempre es Noam Chomsky. Me parece que le da vergüenza cuando es el único hombre en la clase. Yo apostaría que es psicoanalista, ese modelo de desencantado después de 30 años de profesión. Se ve a las claras que ahora quiere un poco de joda y cree que haciendo gimnasia va a estar en mejores condiciones para lograrla.

El jueves pasado la profesora dijo –Chicos, vamos a hacer DOSUBA. Eso entendí yo pero seguramente lo que dijo era una palabra tibetana que suena a DOSUBA. La cuestión es que nos agrupó de a dos según la altura y a mí me tocó con Chomsky porque somos los dos más altos. Cómo odio cuando me hacen hacer cosas en grupo! Odio que me hagan tocar a alguien, odio que alguien me toque, odio tener que manosear, oler de cerca a un desconocido! Chomsky y yo teníamos que alternarnos en una actividad aberrante que consistía en agarrarle los pies al otro y empujarlo contra la pared patas para arriba. Era muy desagradable. Yo no podía dejar de mirar sus pies y de sorprenderme por lo lindos que eran: largos, flacos, frescos. Después, cuando invertimos la posición yo me alegraba porque sé que tengo pies interesantes aunque raros y siempre suaves, con las uñas muy bonitas. Hice todas las posiciones con ese único pensamiento en la cabeza –Le gustarían mis pies? Qué pasaría si de repente nos pusiéramos a garchar en medio de la clase? Qué dirían las psicólogas que odian a los hombres? Qué haría Inesita?

El DOSUBA duró como quince minutos y cuando terminamos él me agradeció como si hubiéramos bailado un minué, pobre ángel.

A la salida nos encontramos en la puerta. Los dos nos hicimos los naturales como si no nos hubiera afectado toquetearnos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que se quien es esa profesora,es una que antes que comineze la clase hace que las minas con la regla no hagan determinado tipo de ejercicios(las pocisiones invertidas)y las hace pasar al centro y la mina se acuesta como sobre un barril?
A

Anónimo dijo...

Y cuando la ve a la Pertiné con la cara de orto, ¿la profesora no le dice "afloje esa carita", como me dice la mía?

PD: Me parece que estamos al borde de que deba suspender mis visitas a esta página...

explorador54 dijo...

¿No me diga que el yoga al final es como las clases de teatro, que la verdadera razón por la que va la gente es para tener contactos eróticos con desconocidos?

myrna minkoff dijo...

Respuestas.

A A.: No, no nos hace hacer eso del barril ni habla de la regla.

A B.1: No, porfi, no dejes de leer! Si personalmente también digo algunas cosas de ese estilo y no te molestan! Si sabés que siempre exagero un poco para hacerlos reír! Es todo mentira lo de los pies de Noam Chomsky!

A explorador54: No, qué va a ser, si somos todas minas y todas feas. No daría ni para una fantasía homosexual! Los dos o tres hombres que van están en muy mal estado. A nadie se le ocurriría hacerles nada que no fuera un dosuba y siempre bajo la supervisión de la profesora!