En exclusiva, el menú de los martes de la Triple A.
Los otros días no sé qué hay, pero la mila con lechuga machucada es imperdible.
miércoles, octubre 31, 2007
El sindicato de la Triple A ofrece entretenimientos gratuitos para sus afiliados. Uno puede comerse un sánguche húmedo de paty con queso mientras juega al backgammon. Qué me dichirichi?
La útima vez, en la puerta de entrada encontramos este cartel. Divino Vivas acababa de entrar a la inmortalidad en algún lugar del Uruguay. ¿Quién fue Divino Vivas? Alguien lo conoce? ¿No es conmovedor que en la AAA lo tengan en cuenta y lo recuerden así? ¿Quién sabe cuánto tiempo pasó en esta sala de espera repasando un guión de mala muerte mientras hacía cola para cobrar un bolo?
La Triple A
A veces acompaño a B.2 a cobrar a la Asociación Argentina de Actores. Me pide que vaya con ella cuando tiene que cobrar mucha plata (que en este caso es cualquier cifra más allá de los 500 pesos). Yo acepto para que se sienta segura y porque me fascina esa inmersión en el mundo de los ex actores nacionales. Haciendo un paneo sobre las sillas de las salas de espera y sobre los parroquianos del bar se puede tener la experiencia timburtonesca de ver a los protagonistas de la revista Radiolandia (entre 1945 y 1960) como si en realidad siguieran vivos, aunque en realidad han muerto hace varias décadas. Los extras desdentados esperan con infinita paciencia para cobrar su óbolo de 50 pesos tratando de hacerse simpáticos a seres aparentemente más afortunados que cobran 80 por una noche de grabación a la intemperie. Con suerte se puede divisar a un actor que fue conocido y que hoy arrastra una pierna o lleva un peluquín apolillado encima de la cabeza. Uno piensa "¿Éste era Ante Garmaz o Jorge Barreiro?"," Ésta era Erika Wallner o Claudia Lapacó?", pero nunca le atina a una respuesta definitiva porque después de cierto punto de deterioro y de determinada cantidad de cirugías todos se parecen a todos.
La AAA es un edificio precioso habitado por fantasmas de actrices, de bailarines y de actores dramáticos y cómicos que tienen en común el desencanto y la resistencia a resignarse a la declinación final. Pasan horas esperando para cobrar sus honorarios y matan el tiempo comiéndose un sánguche de mala calidad en el tristísimo bar del primer piso. Ahí vamos con B.2 a almorzar y contemplamos con fruición a los que llamamos Cadáveres Exquisitos.
lunes, octubre 29, 2007
Gorilas en la niebla
Lo mejor es el día después, cuando la niebla se levanta dejando ver una realidad que no esperaban. Rezongan, se deprimen, refunfuñan entre ellos lo incivilizadas que fueron las erecciones y lo antidemocráticos que fueron los resultados.
Hoy a la tarde, reunión azarosa de seis mujeres. Una, enardecida, cuenta que esperó 10 horas para votar. Otra, 6 horas. Otra 4. Otra 2. Otra esperó 8 horas y no pudo votar porque no había boletas. Otra esperó una hora y votó a Lilita Carrió con la esperanza de que no ganara ("te imaginás, qué horror, Lilita presidente?") , sólo para que no ganara Cristina F. de Kirchner.
La conversación se enardece. La más ideológica sostiene que hoy los trabajadores textiles ganan mucho menos que nunca antes, que los sueldos no alcanzan, que a ella no se lo aumentan desde hace tres años, mientras Cristina se pasea derrochando dinero en ropa cara y negociando con los empresarios poderosos de todo el mundo. Su resentimiento desborda locuaz como una ciénaga. Es evidente que habla de otra cosa: de sus dificultades laborales, de sus frustraciones personales, de su vida triste que ningún gobierno podrá satisfacer jamás.
Las chicas se autoexcitan bajo su arenga tirando argumentos por los que Cristina no debía haber sido elegida:
"Nunca hubo tanta corrupción"
"Nunca hubo tanta inflación"
"Los sueldos nunca estuvieron tan bajos"
"Nadie tenía ganas de ir a votar porque de esta elección se sabía el resultado de antemano".
"Y por qué habrá ganado en casi todas las provincias, incluyendo Santa Cruz, que es donde ocurrieron los mayores desmanes por parte del gobierno autoritario de Kirchner?", pregunta alguien.
"Ah, qué viva! Porque todo fue un gran fraude!. Estaba arreglado desde antes!", claman las bienpensantes votantes de Lilita (aliviadas porque Lilita no llegó ni al ballottage).
Alguien puede explicarme qué se cuece en las cabezotas de los gorilas?
A la noche, un amigo italiano que vino especialmente como observador de las elecciones enviado por un diario de Roma, me contó esto: está alojado en un hotel de tres estrellas en Congreso. Los dueños (buena gente), anoche trabaron las puertas porque temían la llegada de las "patotas peronistas". Él se cruzó hoy a la mañana con la mucama (misionera, que le cobra 10 pesos por cinco días de lavarle y plancharle las camisas) y le preguntó a quién había votado. "A Cristina, por supuesto. Hace cinco años nos moríamos de hambre. Hoy tengo trabajo y me alcanza para vivir".
Los gorilas están en otra. En la crítica al botox y al rimmel de Cristina y en la reproducción ingenua de los titulares de La Nación.
La realidad es un tema aparte, un detalle menor, preocupación de mersas y de iletrados. Como en 1950. Como cuando Evita todavía no era remera, cuando era guaranga, despótica y usaba vestidos de Dior mientras el pueblo se moría de hambre. Como cuando las Lilitas, las Bullrich, las Anchorena, las Estenssoro, los Olivera, los Prat Gay y los Bergoglios pintaban "Viva el cáncer" en las paredes.
Hoy a la tarde, reunión azarosa de seis mujeres. Una, enardecida, cuenta que esperó 10 horas para votar. Otra, 6 horas. Otra 4. Otra 2. Otra esperó 8 horas y no pudo votar porque no había boletas. Otra esperó una hora y votó a Lilita Carrió con la esperanza de que no ganara ("te imaginás, qué horror, Lilita presidente?") , sólo para que no ganara Cristina F. de Kirchner.
La conversación se enardece. La más ideológica sostiene que hoy los trabajadores textiles ganan mucho menos que nunca antes, que los sueldos no alcanzan, que a ella no se lo aumentan desde hace tres años, mientras Cristina se pasea derrochando dinero en ropa cara y negociando con los empresarios poderosos de todo el mundo. Su resentimiento desborda locuaz como una ciénaga. Es evidente que habla de otra cosa: de sus dificultades laborales, de sus frustraciones personales, de su vida triste que ningún gobierno podrá satisfacer jamás.
Las chicas se autoexcitan bajo su arenga tirando argumentos por los que Cristina no debía haber sido elegida:
"Nunca hubo tanta corrupción"
"Nunca hubo tanta inflación"
"Los sueldos nunca estuvieron tan bajos"
"Nadie tenía ganas de ir a votar porque de esta elección se sabía el resultado de antemano".
"Y por qué habrá ganado en casi todas las provincias, incluyendo Santa Cruz, que es donde ocurrieron los mayores desmanes por parte del gobierno autoritario de Kirchner?", pregunta alguien.
"Ah, qué viva! Porque todo fue un gran fraude!. Estaba arreglado desde antes!", claman las bienpensantes votantes de Lilita (aliviadas porque Lilita no llegó ni al ballottage).
Alguien puede explicarme qué se cuece en las cabezotas de los gorilas?
A la noche, un amigo italiano que vino especialmente como observador de las elecciones enviado por un diario de Roma, me contó esto: está alojado en un hotel de tres estrellas en Congreso. Los dueños (buena gente), anoche trabaron las puertas porque temían la llegada de las "patotas peronistas". Él se cruzó hoy a la mañana con la mucama (misionera, que le cobra 10 pesos por cinco días de lavarle y plancharle las camisas) y le preguntó a quién había votado. "A Cristina, por supuesto. Hace cinco años nos moríamos de hambre. Hoy tengo trabajo y me alcanza para vivir".
Los gorilas están en otra. En la crítica al botox y al rimmel de Cristina y en la reproducción ingenua de los titulares de La Nación.
La realidad es un tema aparte, un detalle menor, preocupación de mersas y de iletrados. Como en 1950. Como cuando Evita todavía no era remera, cuando era guaranga, despótica y usaba vestidos de Dior mientras el pueblo se moría de hambre. Como cuando las Lilitas, las Bullrich, las Anchorena, las Estenssoro, los Olivera, los Prat Gay y los Bergoglios pintaban "Viva el cáncer" en las paredes.
domingo, octubre 28, 2007
La Magia de Fotochop 2
jueves, octubre 25, 2007
Mamuchi, qué fuerte que está Kevin Johansen!
lunes, octubre 15, 2007
Escenas robadas
Me gusta espiar a las parejas que se sienten en falta. En los cafés hay muchos fatos, que no son tan interesantes, pero en los restaurantes se pueden ver parejas de viejos que creen que están aprovechando su última oportunidad de ser felices. Uno los mira y sabe que es una oportunidad perdida de antemano porque la última les pasó hace mucho tiempo. Eso me da una pena horrible pero no puedo dejar de mirar.
Estos estaban en Oleiros un domingo a la noche. Ella tenía como 70 años y acababa de teñirse el pelo de color caoba. Tenía manchas de tintura en las sienes. Pensé que se había pasado la tarde del domingo tiñéndose en el baño.
Pareja en La Taberna Vasca un domingo a la noche. Él tiene un peinado Cola de Pato Aerodinámico con mucha Carmela en las napas superiores y canas al natural en los planos inferiores. Ella es un gato muy baqueteado. Se miran simulando interés pero el aburrimiento los rodea como una nube de smog sobre Lima (la ciudad, no la calle).
Este es un primer plano de sus manos mientras esperan lo que pidieron: una cazuela de alubias con mondongo.
Había publicado la foto de él mirando al vacío, una imagen imperdible. Pero un lector llamado Fisgón me advirtió que no era legal hacerlo y me explicó por qué. Me pareció muy razonable, asi que escamoteé el post primitivo con sus comments y me lo guardé bien guardado.
Todo esto me hizo acordar a un episodio desopilante que viví hace mil años, cuando trabajaba en publicidad. El protagonista era Silvio Soldán. Sí, el mismo, el del quincho, el que se parece a Cola de Pato. Hágamen acordar y un día les cuento.
domingo, octubre 14, 2007
Un sueño alemán
La profesora de alemán de este cuatrimestre se ha propuesto que aprendamos alemán. Nos inyecta gramática tres horas por semana por vía parenteral y después nos manda a casa con lecturas, ejercicios y deberes que le tenemos que mandar por mail con tiempo suficiente para que los corrija, nos los reenvíe, los imprimamos y le comentemos la corrección en la clase siguiente.
Yo no tenía el plan de saber taaaaaanto alemán. Empecé con la intención de llegar a entenderlo y ya lo entiendo bastante. No pienso escribirlo ni hablarlo porque me conformo con escribir masomeno en castellano y si hablando no puedo expresarme correctamente en ningún idioma, imaginate en alemán.
Tampoco supe nunca gramática española porque falté al colegio cuando enseñaron lo del sujeto y el predicado y ahí me perdí para siempre. Imaginate con el dativo, el genitivo y las declinaciones que cada vez más me parecen firuletes caprichosos al final de las palabras. No es que no entienda las reglas, pero me rebotan en la materia gris como pelotas de ping pong; de repente las sé de memoria y dos minutos después donde estaba una de ellas hay sólo un espacio en blanco. Las normas, las reglas y las tablas se me van evaporando del cerebro instantáneamente como gotas de agua que caen en una superficie al rojo vivo. Durante la clase me quedo atrapalhada en una palabra que me gusta, me imagino la etimología, me parece recordarla de habérsela oído a mi papá, o a Klaus Kinski en alguna peli, o a Marlene Dietrich, la despedazo mentalmente para ver cómo está armada, o me pongo a pensar cómo fue que un alemán primitivo la dijo por primera vez y por qué fue que los otros alemanes la repitieron y la adoptaron como la palabra exacta que indica una cosa precisa. Estarían en una canoa cuando alguien la pronunció por primera vez? En medio de una tormenta? O en una iglesia? Porque hay palabras raras y poéticas, te digo, que parecen inventadas por Kaspar Hauser. Yo estaría feliz si me permitieran saber sólo palabras, no estructuras.
Veo que la profesora nueva me mira con irritación creciente cada vez que me pregunta algo y no sé por dónde iban. Se ve que es una persona seria, con verdadera vocación didáctica, y mi existencia la exaspera. No puede aceptar que después de cuatro años no sepa todavía la gramática elemental. Como creo que tiene razón, me propuse enmendarme y ponerme a estudiar para las pruebas que nos toma casi todas las semanas. En estos ultimos dias se me puso dificil porque estoy teniendo un poco de fiebre todas las tardes y a la noche, cuando podría ponerme a estudiar, estoy muy cansada. Hojeo un poco los libros, miro la tabla de la declinación de los adjetivos y me quedo dormida. Con la fiebre tengo sueños increíbles. No son pesadillas, sino situaciones muy complejas, de larguísima duración, que empiezan en cuanto me duermo y se suspenden cuando me despierto. A la noche me levanto una o dos veces para hacer pis (por mi hipertrofia de próstata) y sigo soñando mientras estoy levantada. Si en el baño prendo la luz, la acción del sueño se diluye un poco pero en cuanto vuelvo a la oscuridad se reanuda como si volviera a apretar Play después de Pause.
El sueño de anoche:
Estoy en una casa que es la casa de Vivi Tellas. Tengo que hacer una prueba de alemán porque falté a la última clase. Vivi es la encargada de explicarme el test, pero en la casa hay una fiesta y ella está muy ocupada. Me hace esperar en el cuarto de un chico. Entra a cada rato y va poniendo sobre una de las camas los abrigos de los invitados. Hay una gran pila de sobretodos y tapados. Debe ser invierno. La otra cama está deshecha y hay un vaso de vascolet derramado sobre las sábanas. Pienso "es Vascolet", no "es Nesquik"como pensaría en la vida real.
Vivi extiende sobre una mesita infantil una especie de diario gigante de muchas páginas, completamente cubiertas de comics impresos en un tamaño ínfimo. Con paciencia, y simpática como es, me explica la consigna: tengo que detectar en las figuras cuál tiene relación con el contrabando de órganos. Me quedo mirando un rato largo mientras ella va y viene agregando tapados a la pila. Se acerca a ayudarme porque ve que no encuentro ninguna figura y me señala un cuadrito: es un señor que está cepillando un caballo. Le digo:
- Pero eso no tiene ninguna relación con el contrabando de órganos.
- Claro que sí -me dice ella -el hombre está acicalando al caballo para que parezca más saludable porque quiere venderlo para que que le saquen los órganos.
Abatida, sigo buscando en los cuadritos otras ilustraciones pero no encuentro ninguna. Pienso que me va a ir muy mal también en esta prueba.
Entra otra vez Vivi, se agacha y saca del fondo de un ropero una bota de goma larguísima.
-Mi hijo trabaja en Pepe Cantero, así que estamos salvadas -dice para alegrarme, y me obliga a pararme para probármela.
La bota es como esas de los pescadores, que llegan a la ingle, pero es azul y tiene un taco altísimo medio deforme, con detalles de metal. Para ponérmela me tengo que sentar en el piso. Vivi me obliga a pararme en una pata frente a espejo. Me levanto la pollera para ver hasta dónde llega la bota. Vivi me dice que me queda muy bien porque tengo piernas largas. Saca la otra del fondo del mueble y me la da. Yo me quedo sentada así frente a la mesita, con un zapato normal y la bota de goma, que es incómoda, fría y húmeda. Doy vuelta las páginas: son muchísimas, llenas de indicaciones intrincadas, tablas para completar y textos en tipografía gótica para interpretar. Trato de concentrarme en un ejercicio; pienso que tengo que tratar de resolver por lo menos uno antes de que se termine el tiempo. En la habitación de al lado sigue la fiesta. Se oye música fuerte, voces y risas y digo en voz muy baja dos veces:
-De esta tristeza sí que nunca me voy a recuperar.
Pero no lo digo pensando en la prueba sino en la situación de estar en el cuarto de los tapados mientras al lado hay una fiesta. Se abre la puerta y entran invitados que me saludan y revuelven la pila de abrigos buscando los suyos. Vivi me dice que me apure, que todos se van, que tengo que entregarle la prueba. Me pone una mano en el hombro:
-Si no hiciste nada hasta ahora, no vas a poder hacer nada en cinco minutos -dice para consolarme.
La puerta se abre todo el tiempo y se acelera la entrada de gente, el saludo, la búsqueda de abrigos y yo sigo desesperadamente tratando de entender el test.
Después no se oye más ruido, ni siquiera el que hace la gente cuando levanta las copas después de una fiesta. Me parece que se olvidaron de mí.
-Podré quedarme acá? Podré dormir en la cama del Vascolet? Quién me va a llevar a casa ahora?, me pregunto con inquietud.
Vuelvo a la mesita infantil pero la prueba no está más. Pienso que se la llevaron mezclada con un tapado.
miércoles, octubre 10, 2007
CAMPAÑA "Un pendraiv para Francis Ford Coppola"
Cuando supe que al pobre Francifór le afanaron la laptop con la peli adentro primero me dió pena y enseguida me dió un ataque de risa. Dicen que el guión, la filmación, las fotos, la música... todo estaba en la máquina y que el muy salame no tenía bacáp.
Vamo, Francifór, ¿cómo puede ser que alguien que está haciendo una peli no haga bacáps obsesivamente todo el día y que no tenga copias en dos máquinas más? En esta época hasta los ninios escolares saben que tienen que tener todo bacapeado aunque sea en diskettes. ¿Cómo puede ser que él no?
Yo, para limpiar la mala imagen que tenemos los argentinos, en este acto le hago entrega a Francifór de uno de mis pendraivs más modernos y me ofrezco para enseñarle a usarlo.
Y los argentinos, que se dejen de chorear a cada famoso que pisa Buenos Aires, che!
Al fin el ingenioso Blumberg, Lilita y Macri tienen razón: acá hay que poner mano dura y fusilar o encerrar para siempre a los ladrones, así la gente decente puede poner el hombro, mirar para delante y reconciliarse para sacar a este hermoso país del fango.
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Reflexiones de una ciudadana indignada
Además tenía mucha fiebre. Cuando me dormí soñé que estaba en un cine muy grande donde había una función de una iglesia evangélica. Un pastor con un traje de raso blanco y corbata lila caminaba sobre el escenario arengando a los fieles, que rezábamos y nos balanceábamos como una ola humana. En un momento el pastor nos pedía que recitáramos los nombres que aparecen al abrir el Photoshop. Yo me acordaba de algunos que me obsesionan pero me preocupaba que no los conocía todos de memoria y mucho menos sabía en qué orden aparecen. Podía gritar "Michael Scarafone" y "Vinod Balakrishnan" pero no mucho más.
Desde hace dos días tengo mucha tos y estoy ronca. Ayer a las 10 de la noche, cuando terminé de atender, me dolía el oído derecho. El dolor aumentaba geométricamente y cuando me fui a dormir, a la una, tenía un cuchillo Tramontina clavado hasta el mango en el oído medio. No sabía cómo poner la cabeza en la almohada porque apoyada sobre la oreja derecha el Tramontina se me clavaba más y apoyada sobre el oído izquierdo sentía un globito de Carnaval lleno de mercurio zangoloteándose y a punto de explotar dentro del derecho.
A las 2 me clavé un remedio homeopático, a las 3 un antiinflamatorio y a las 4 un analgésico. Cuando me desperté me habían sacado el cuchillo pero en su lugar me habían dejado clavado un escarbadientes. Dormí hasta las 11. Falté a la clase de alemán. A las 11.30 comí cereales con leche, a las 11.45 una milanesa con queso derretido y a las 12 varios Yummi con forma de corazón. Ahora es la una y no sé qué hacer. Por si acaso puse una botella de champagne en la heladera.
domingo, octubre 07, 2007
Un tesoro
Qué se le hace al chico de una el domingo cuando Boca perdió en una forma espantosa? Se descongelan vieiras, almejas y langostinos, se cacha Il Tesoretto de la Cucina Italiana, se busca la receta del rissotto coi gamberetti e vongole y se prepara todo para cocinárselo a la noche y servírselo con un vaso de vino blanco bien frío. Aparte, se le preparan pancitos integrales y una torta de chocolate con salsa de chocolate y miel que se deja en la heladera. A la noche se pone una mesa muy linda con velas y se ve cómo mientras come, al chico de una se le va desarrugando la frente y le va apareciendo la sonrisa que casi siempre tiene, salvo cuando pierde Boca.
Fiestas donde la gente toma y fuma y después se ríe en forma descontrolada.
Fiestas donde no se come nada ni hay imanes para llamar a las picserías.
Fiestas donde las pocas personas decentes que hay desoyen los altos principios que han respetado toda su vida y se zambullen como una manada de hipopótamos en el barro, donde el demonio que acechó por ellos durante 40 años los atrapa y los mastica despacito.
Fiestas donde las hijas reprimen a las madres porque fuman y toman demasiado y donde todos se quieren como si hubieran nacido en la misma tribu.
Fiestas a las que cada vez se suma una persona más, muerta de timidez pero contenta.
sábado, octubre 06, 2007
viernes, octubre 05, 2007
jueves, octubre 04, 2007
Mirá si no es cierto lo que te decía de las flores.
Esto está ocurriendo en mi propio balcón en este mismo momento.
No me quiero imaginar lo que están haciendo en las florerías, en el Botánico y en la selva.
miércoles, octubre 03, 2007
lunes, octubre 01, 2007
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