martes, abril 29, 2014

NATURALISMOS

es el título de una serie de libros ilustrados que estoy haciendo poco a poco y que por ahora a ninguna editorial le interesan.
Son cuatro tomos. Cada uno presenta una versión del naturalismo, que si no sabés lo que es te digo que es un movimiento o filosofía o pensamiento, no sé, que considera a la naturaleza como el principal principio de la realidad, para decírtelo a lo bestia, igual lo vas a entender.
Bueno, yo siempre compartí esa idea. No es que me parezca una pavada la electrónica, ni la microcirugía, ni google ni toda la infernal parafernalia de inventos que producen los humanos, pero si querés que te diga la verdad, me sigue pareciendo mucho más impresionante una berenjena que una fertilización in vitro.
Muchas veces me imagino que llega a la Tierra alguien de otro lugar y mira por primera vez un huevo, una azucena, un tigre, o que huele una hojita de romero o un jazmín, o que ve una planta llena de tomates, o el desfile de las nubes ida y vuelta haciendo morphing todo el tiempo y pienso que se quedaría de una pieza preguntándose quién fabrica todo eso tan increíblemente fabuloso. Fijate que ni siquiera te hablo de las cosas lindas que ya sabemos  (atardeceres, amaneceres, las mariposas, el mar, las montañas y todo eso que de tan bonito es una grasada), porque también te puedo recordar el culo del mandril y puedo agregarte la sangre brotando de una herida, los gusanos arremolinados en un cadáver, los intestinos enroscados en una panza, el moho que aparece sobre el pan y puedo seguir así durante horas y todo lo que te diga sigue siendo un catálogo infinito de imágenes maravillosas.

domingo, abril 27, 2014

Qué hago cuando creés que no hago nada

Fuí abducida por mis nietos. Cuatro en un año. Me cagaron a nietazos entre 2008 y 2009 y quedé medio como el pato Donald girando sobre mi eje tratando de acomodarme a la nueva situación. Es que después de ser madre, no hay nada más trastornante que ser abuela. Tardé como un año en recuperarme física y psíquicamente de cada hijo, pero todavía no me recuperé del shock de entrar en contacto con esos cuatro renacuajos que mutaron en lechones y más tarde en monos.
Caí dentro de una bola de amor gigante que rueda hacia un vértigo de preocupaciones a cada rato, primero recalentada por una ternura como nunca la conocí, después presa de un batido a nieve de pasión sin límites visibles y enseguida un baldazo de hielo picado y vuelta a empezar con la bola de amor, una y otra vez. En eso estoy, pero recuperándome. Los cuatro monitos ya saben decir lo que sienten y los melones se acomodan en el carro cada día mejor.
Después, me operaron de algo sin importancia pero igual la experiencia te la regalo.
Después me casé con mi chico terminados los 20 años de convivencia que consideramos periodo de prueba suficiente.
Antes publiqué Pandemia, pero creo que eso ya lo sabías.
Después pero mientras tanto escribo mi novela que arrastro como una chancleta pegajosa desde hace ocho años, y la suspendo para escribir en siete meses un nuevo libro sobre nuestra cultura medicalizada que te va a hacer caer de orto, pero realmente caer de orto, te lo aviso.
De a ratos dibujo pero para eso es necesario un estado especial de nada demandante alrededor, lo que ocurre una vez cada siglo. Para terminar el nuevo libro me mudé a bares anónimos pero me distraía mirando a la gente que discutía, hablaba por teléfono o se metía los dedos en la nariz. Una mañana caí en el café donde Sebreli garrapatea en forma febril sus pensamientos y tuve que irme porque si lo seguía mirando no avanzaba nada ese día y como efecto colateral tampoco durante la semana posterior. Mi amiga Gabriela me prestó su casa en Los Cocos, a donde me fui con mi chico durante diez días y ahí sí, en medio de la nada (sólo zorzales que entraban caminando por la puerta como Pedro por su casa y un zorrito de ojos luminosos que aparecía por las noches a comer sobras), sin humanos salvo mi chico que me cocinaba papas fritas, mate y tallarines con estofado y me ponía música durante el día y una peli a la noche, ahí sí lo terminé trabajando ocho horas por día.

Quiero ser santa

Entonces ya no hace falta hacer milagros? Yo creía que era un requisito ineludible pero se ve que tenía información desactualizada. Si es así de fácil yo quiero postularme porque salvo eso, tengo todo lo demás. Dónde se consigue el formulario?

martes, abril 01, 2014

Y si vuelvo?