Soy daltónica incompleta. Quiere decir que mis genes llevan la información del daltonismo y puedo transmitírselo a mis hijos varones. Las mujeres sólo pueden tener daltonismo incompleto. Por eso no confundo todos los colores. Sólo veo raro algunos. Hay ciertos grises, beiges y verdes que se me confunden. Tengo una campera gris que todos dicen que es verde. No sé por qué eso produce mucha hilaridad en la gente. No entienden que el que ve el color distinto a como lo ven los otros lo cree de verdad y no le gusta que le digan que está equivocado y que encima les cause gracia. Hay gente que mata por eso. Un paciente que conocí en el Borda había matado a un tipo porque no le creía que era San Martín.
En mi familia materna hay muchos hombres daltónicos. Para manejar tienen que aprender la ubicación de las tres luces del semáforo para saber si está en verde o en rojo. A mí me parece que estas sandalias son verdes y todos se ríen y me dicen que son doradas. Ya sé que no son verdes verdes, pero igual son verdes. Hoy me las hicieron comparar con una hoja de espinaca y claro, eran muy diferentes. Al aceite de oliva se parece más porque los dos son cálidos. Estas confunden un poco porque son metalizadas, pero a pesar de eso se ve claramente que son verdes.
El que descubrió el daltonismo fue John Dalton (creo que se llamaba John). Estaba obsesionado por conocer la causa de su defecto y tenía mil hipótesis descabelladas. Le encargó a su ayudante que cuando él se muriera le sacara los ojos, los abriera y los estudiara. El ayudante lo hizo pero no vió nada raro.