Una berenjena negra=una cucaracha Periplaneta americana. No me digan que nunca lo pensaron. A las berenjenas les faltan las patas y esa es toda la diferencia visible. El relleno blanco de adentro también se parece, aunque como nunca corté una cuca en rodajas no sabría decir si la organización interna es como la de las berenjenas, con hileras de semillas que parecen jeroglíficos sumerios o letras góticas enrevesadas. Es curioso que cada una tiene su diseño interior propio, equivalente a las impresiones digitales. Uno podría identificar a una berenjena asesina por eso. Una persona esquizofrénica tal vez interprete esos diseños de manera diferente. Lo digo porque hace muchos años los pacientes del Borda recibieron cientos de pares de zapatillas buenísimas donadas por una fábrica que había decidido hacer caridad o bien descontar unos mangos de impuestos. Todos los pacientes se pusieron alborozados las zapas nuevas y se pasearon orondos por los pabellones y por el parque deteriorado. Era viernes. El lunes cuando llegamos todas las cañerías habían estallado y liberaban mierda alegremente por los pasillos y las habitaciones. Una rápida investigación descubrió que algunos pacientes habían interpretado el dibujo de la suela de goma como un mensaje cifrado de los servicios secretos israelíes, se corrió la bola, hubo conciliábulos urgentes entre pabellones y la mayoría decidió deshacerse de la donación tirando una por una todas las zapatillas a los inodoros y empujándolas con palos para que bajaran. El bolo zapatillesco se atascó enseguida, tiraron la cadena y cagaron y mearon a mansalva todo el fin de semana con las consecuencias que conté al principio.
Las berenjenas también tienen algo en común con las babosas: cuando se les pone sal encima segregan un líquido mortecino y se achicharran por completo. Hoy estoy haciendo berenjenas en escabeche pero esta vez estoy probando con las blancas, que se parecen a las cucarachas albinas que viven detrás y debajo de las heladeras,