jueves, mayo 01, 2014

Introducción al primer tomo de la colección Naturalismos para que te vayas entreteniendo

Cuando se habla de países y de barrios, norte siempre es mejor que sur. Al norte están los países más cool y al sur del sur estamos nosotros, los argentinos. Será porque el norte es arriba, y arriba están el cielo, el aire puro, las ideas y Dios. En cambio abajo es el lugar del barro, el infierno, el sexo, el culo y las chancletas.
Este fenómeno también se observa en Buenos Aires, donde el norte brilla por encima de la modesta realidad de los barrios del sur. Durante muchos años viví más al sur, en San Telmo. Había pobreza, mugre, gritos y botellazos pero las personas era normales, tal vez por falta de presupuesto o de tiempo ocioso. Y eran iguales todos los días: no mutaban los fines de semana en un desfile de seres bizarros.
Ahora vivo en el Barrio Norte, un microclima en el que abundan especies raras, vistosas, algunas en extinción. La calle es un catálogo de la decadencia en sus formas más floridas. Ex ricos, ex lindas y ex jóvenes se pasean como si fueran ricos, lindas y jóvenes, aunque la artrosis, las rodillas hinchadas y los zapatos viejos los obligan a andar despacio y en distintos ángulos de escora. Los domingos, cuando lanzan series especiales que no se ven durante los días hábiles, salgo sólo para ver pasar los ejemplares más fascinantes. Después, siguiendo la tradición de los naturalistas, vuelvo a casa y los dibujo para no olvidarlos.
Acá la gente vive más que en otros barrios. Quizá por la vida relativamente descansada, o por la ración diaria de proteínas que recibieron en la infancia, muchos llegan a una edad muy avanzada en aceptable estado de salud. Algunos tienen tantos años que han ido perdiendo el relleno y sólo les queda la cascarita exterior de lo que fue su persona. Sin embargo se siguen teniendo en muy alta estima; le dedican tiempo y
esmero a su arreglo personal aunque son poco más que su mero esqueleto y la ropa que lo cubre.

6 comentarios:

myrna minkoff dijo...

Escribo en mi mismo blog como un perro que se muerde la cola. Es para preguntar: cómo se hace para que al entrar no aparezcan los engranajecitos girando? Me olvidé de hacer algo al cambiar el diseño o es así nomás? Qué odio me da.

myrna minkoff dijo...

le pedí a mi yerno Lea y lo arregló enseguida. me mostró cómo era y cada vez que me preguntaba algo y veía que yo tenía una confusión total entre passwords y direcciones electrónicas y situaciones absurdas como que tengo ocho cuentas de gmail porque las fui abriendo en distintos momentos de desesperación, le daba risa pero se mantenía muy circunspecto como un maestro paciente. Lea es lo más.

cirita dijo...

Esta entrada necesita un comentario de alguien que vive en el sur, yo vivo en el sur de la misteriosa Buenos Aires, en Banfield, un barrio que se abriga en una belleza especial hecha de muchas voces que fueron dejando eco en sus ochavas y sus calles empedradas. Quiso la casualidad, que siendo una adolescente, conociera la casa de Cortázar, y de una manera hermosa, que fuera sin saber hasta mucho más tarde que esa había sido su casa, la que aparece detallada en su cuento "los venenos", sino la casa de una de mis mejores amigas por entonces y en la que compartíamos largas tardes de te y masitas secas.Las calles del sur están cargadas de aromas maravillosos, especialmente cuando florecen los tilos y los paraísos y en otoño, cuando en cada esquina se encienden pequeñas fogatas de hojas secas. Hay muchos perros y gatos anónimos que son adoptados por la gente del barrio y mucha gente del barrio que son adoptadas por gatos y perros anónimos, el resultado es que nunca se está sólo por aquí. Lo que más me gusta de mi barrio es la carga de sonidos al amanecer y al caer la tarde, hay muchos pájaros y el viento... El viento suena muy bien.

Anónimo dijo...

Lo volví a leer hoy y es muy bueno!

Anónimo dijo...

Lo volví a leer hoy y es muy bueno!

Anónimo dijo...

Lo volví a leer hoy y es muy bueno!