lunes, abril 29, 2019

Será que el tipo es un marciano mal configurado?

A medida que pasan los meses y la distancia emocional le permite ver más claro, mi amiga la que se separó de repente empieza a hacerse preguntas que al principio no se hacía. Dice que primero el dolor te hace tanto ruido dentro de la cabeza que no te deja escuchar tus propios pensamientos. Pero ahora sí, recordando aquella escena imposible en la que él le contó (con una semisonrisa un tanto estúpida) que ama a otra mujer desde hace tres años, le parece inconcebible la sorpresa de él cuando ella dio por acabada su hermosa relación de veinticinco años.
-Cómo? Querés que nos separemos? Pero por qué?, preguntó consternado. Era una consecuencia que no se le había ocurrido.
-Tanto te hace sufrir lo que te conté?, dijo con una sorpresa no fingida cuando la vio llorar lágrimas grandes como caireles.
-Y mis camisas? fue su tercera pregunta, una vez que comprendió que la convivencia acababa de terminarse.
Ella entendió lo de las camisas, porque siempre fueron un tópico importante en la vida de él. Nunca dejó que las planchara nadie que no fuera la exquisita señora que trabaja en su casa desde hace veinte años. El lavado, que no es joda porque incluye la inspección a la luz del día, el prelavado con productos especiales y finalmente la extracción de manchas de pimentón, tuco, vino, calamarettis y aceite una por una de puños y pecheras antes del lavado final, era una tarea que mi amiga hacía con mucho placer porque le encanta perseguir manchas así como a otras personas les encanta perseguir hormigas. Pero el planchado es otra cosa: mi amiga jamás logró planchar nada que no fuera unidimensional, como un pañuelo o una servilleta, así que la tarea de almidonar y planchar las camisas de modo que los pliegues quedaran filosos y los cuellos rígidos como celuloide, era una responsabilidad exclusiva de su empleada en la que nadie podía reemplazarla. Por eso comprendió que estuviera tan concernido por esa parte de su futuro y le aseguró que aunque se separaran sus camisas seguirían procesándose en la casa de ella siempre que a su empleada no le molestara hacerlo.
Esa parte del diálogo no le pareció rara porque por su profesión ella está habituada a tratar con personas de un egoísmo extremo, incapaces de anteponer nada ni a nadie a sus propios intereses; pero el auténtico desconcierto que a él le produjo el sufrimiento de ella, eso sí fue asombroso. Cuando rebobina esa parte del video que tiene en loop dentro de la cabeza, ella piensa que tal vez él tiene un Asperger de esos que te imposibilitan imaginar lo que siente el prójimo o si será un extraterrestre como los que mandan a la Tierra entrenados para cumplir con las funciones básicas de los humanos, esos capaces de hablar, comer, saludar y bailar como los terrestres pero con algún déficit en la configuración que no les permite horrorizarse ante el asesinato de un nene.



5 comentarios:

yaguarnina dijo...

Soñé con vos hace unos días. Estabas vestida de negro, con unos borcegos increíbles.Sentada en algún piso. Tu camisa negra tenía algunos dibujos de colores. Tenías el pelo largo. No sé lxs demás, pero a mí después de leer me dieron ganas de hacer una gran fogata de camisas.

Obelix dijo...

oh, la vida vida

Myrna Minkoff dijo...

Qué dulce que sos, Yaguarnina. Me encantó tu sueño. Tengo unos borcegos muy lindos y raros y una camisa negra con dibujitos.

ºTroyana dijo...

qué sicópata...mis camisas pregunta...y tu corazón?...que suerte la separación, lástima los 20 años de ignorancia...

Oscar Santos dijo...

Tipos como éste logran que el genero no levante puntaje.