viernes, abril 28, 2006
Una mariconada
En esta época podo las plantas. Antes me parecía agresivo hacerlo porque tenía demasiadas horas de vuelo en diván y me había quedado una confusión con el tema de la castración.
Pero un día fui al Rosedal cuando los jardineros estaban podando y ví que dejaban cada rosal como un palito. Le pregunté a uno y me explicó que antes del frío hay que podar así de cortito porque sino la planta debe trabajar mucho y gastar mucha energía en mantener vivas ramas y hojas.
Me dijo que gracias a la sabia poda los rosales del Rosedal están siempre vivarachos y floridos. Y me mostró que hay que cortar dos yemas por encima de cada nacimiento de rama.
Empecé a podar mis plantas y confirmé que era verdad: empiezan a fabricar brotes nuevos con una polenta increíble en lugar de languidecer a lo largo como hacían antes cuando yo no era una madre castradora.
Hace unos días podé mis hortensias, que estaban rechonchas de flores. Cuando se secaron tomaron estos colores melancólicos. Las miro todo el tiempo. Son perfectas.
Mi amigo La Rosita diría que soy una maricona y tiene razón pero a mí no me importa.
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1 comentario:
Lindas las hortensias. A mí antes me eran indiferentes, pero ahora tengo 4 enormes en el jardín y les agarré cariño. Aprendí un poco tarde que hay que podarlas en el medio del otoño, hace dos años las podé demasiado tarde y el verano pasado casi no dieron flores. Pero ahora creo que les encontré la vuelta. Justo ahora las tengo florecidísimas, en una debe haber como doscientas flores.
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