jueves, abril 06, 2006

Abril

Me agarró marzo de contragolpe y me dejó tumbada hasta hoy, que es abril.
Estuve distraída durante todo enero y febrero, creyendo sin creerlo, como creen los niños, que la temporada de hacer huevo iría a ser eterna.
Mientras todos se iban y volvían de vacaciones yo me quedé ordenando la biblioteca, escribiendo, leyendo y dibujando y creí que ese ir y venir era un nuevo estado de inocencia que nos había alcanzado a todos.
Pero empezó marzo, volvieron los pacientes y volvieron las obligaciones, las preocupaciones, los horarios persecutorios como locomotoras asesinas.
También volvieron los encuentros, las reuniones, los programas de clases y de exámenes.
Cinco días antes de la fecha me anunciaron que debía dar un recuperatorio espantoso. Estudié como una perra y hoy me confirmaron el resultado: aprobada.
Yo creía que me había ido mal y eso me hacía sentir despreciable.
Ayer dos mensajes en el blog, uno amoroso de alguien querido, hicieron volver a su lugar todas las pelotitas de malabar que estaban suspendidas en el aire. Recordé mi blog y cuánto me gustaba escribir en él y me sentí culpable como si hubiera abandonado una casa con la puerta abierta.
Después, hoy a la tarde llegó mi cédula, que había tramitado hace varias semanas. Cuando la ví me alegré porque en la foto no tengo una expresión de idiotez tan profunda como había creído. Parezco sufrir de un ligero déficit cognitivo global, pero mucho menor del que había imaginado. También eso me dió ganas de volver. Será que la cédula de identidad tiene sobre mi identidad real el poder de transformarme en un ser deleznable o en una persona sociable y comunicativa?

1 comentario:

Tricula dijo...

También siento culpa si no escribo, como que le estoy fallando a mis otros yo's...