Cuando empieza el frío me pongo triste. Igual, en lugar de darme por quedarme en casa como antes, ahora me da por salir y entristecerme al aire libre. Pero en la calle me parece que todas las personas están deprimidas. Nos veo como fantasmas arrastrando los pies sin voluntad, como autómatas desorientados.
Lo único que me alegra del frío es que por algunos meses cesa la exhibición de piernas masculinas. Casi todas son abominables y cubren la gama más amplia del horror; desde las pornográficamente gruesas como barriles que pertenecen a hombres fornidos, hasta las finitas, pálidas y lampiñas que se encuentran debajo de gerontes que han decidido vivir sus últimos años siendo modernos. No se sabe qué es peor.
Cuando andan en piernas por la ciudad los hombres actúan distinto que con pantalones largos. Andan anadeando como bebes sobrealimentados o bien tratan de compensar el espectáculo lamentable que ofrecen poniendo cara de gran severidad. Debe ser porque no están acostumbrados a mostrar esa parte y se ponen más autoconscientes que de costumbre.
Convivir con esas piernachas en los colectivos y en los subtes es una experiencia aparte. Si con ropa normal muchos se sientan con los muslos en V como diciéndole al mundo "mirá que grandes tengo las bolas que no puedo juntar las piernas", cuando tienen pantalones cortos las separan aún más, seguramente para que no se les peguen entre sí por la viscosidad del sudor. Entonces es más difícil lograr que las cierren y dejen lugar para una o dos personas en el asiento. Yo siempre les pido que las junten y lo hacen a regañadientes. Los jóvenes no suelen ser agresivos con sus piernas. Las llevan con naturalidad, posiblemente porque saben que o por lindas o por neutras no son armas atómicas de agresión masiva.
1 comentario:
A mi lo que más me espanta en cuanto a piernas masculinas son las venas varicosas; trayectos serpenteantes hiperendotelizados que cobran vida a cada paso y serpentean a troche y moche.Los jóvenes ahora se depilan siguiendo mismos métodos femeninos, la "venus" o la cera estilo español. Mi hijo M le pidió a su hermana que lo depilara por vez primera ligándose un flor de esfacelo cutáneo que gracias a Díos me ocultaron hasta que solo fue una sombra nacarada. Pero ya se vino el frío.Tiempo de sopa, tortas, panes y patas masculinas de incógnito.
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