jueves, abril 13, 2006

BIRDWATCHING 4. el par madre/hija boba


Hay varios pares por el barrio. Hoy me crucé con uno de los más lindos. Yo iba hacia Las Heras y ellas se desplazaban hacia Santa Fe ocupando toda la vereda. Una es gordísima y la otra muy flaca, así que sus anchos sumados dan como resultado el de dos personas comunes. Pero obstruyen el paso porque se bambolean mucho y asincrónicamente: cuando una se balancea hacia la calle la otra se inclina en un ángulo equivalente hacia el lado de la pared, lo que les permite invadir una gran superficie. Cuando las encuentro de frente bajo a la calle para que no me atropellen y cuando voy detrás de ellas, si no estoy apurada las sigo un largo rato para poder examinarlas con tranquilidad.
Hoy tuve que bajar rápido a la calle porque la hija boba cargaba cuatro enormes bolsas de Coto. Si me daba de lleno me fracturaba una pierna.
El par madre/hija boba y madre/hijo bobo me atrae mucho porque no puedo dejar de imaginar cómo transcurrió la vida de esas personas hasta llegar a este punto en el que ambas forman una unidad repugnante e indivisible.
La aberración originaria siempre es producida por la madre. Desmenuzo mentalmente su sequedad, su enjutez y sus músculos raídos y trato de imaginar cómo era cuando era una mujer joven, madre de ese bebito o bebita que ahora es un monstruo sin voluntad. Qué hay que hacerle a un hijo para que quede detenido en estado de niñez permanente, para asegurarse su servidumbre, para suprimirle el deseo de ser libre? Basta con sobreprotegerlo? Es suficiente controlar férreamente lo que hace y lo que piensa? Se lo soborna con amenazas? O con lamentos?
Cuánto quisiera ser una mosca para poder estar en esa casa donde se bambolean de pared a pared entrechocándose todo el día, en esa cocina donde devoran lo que compraron en Coto, en ese living donde están sentadas viendo televisión! Moriría por ver a la hija boba aderezándose para salir, porque siempre lleva unos vestidos como de niña, con mangas gonflé, cintitas y frunces, moñitos en el pelo y mucho rubor en los cachetes, como una versión pesadillesca de Judy Garland en El Mago de Oz.

En los hospitales es más frecuente el par madre/hijo bobo que el madre/hija boba. Se ve que el hijo bobo es más vulnerable al reclamo de atención de la madre cuando se declara enferma. Van por los pasillos agarraditos y con cara de aprensión, él llevando los grandes sobres que contienen radiografías y ella aferrando la cartera como si un cirujano se la fuera a amputar. La hija boba, en cambio, es más práctica para llevar al supermercado. Ahí el hijo bobo se pierde entre las góndolas y confunde la acelga con la espinaca. Lo mejor sería tener dos hijos bobos, uno para cada ocasión, pero parece que eso no se puede. Hay que elegir uno de toda la camada y destinarlo a ese fin. Hasta hoy nunca se ha visto un trío madre/hijo bobo/hija boba, por lo menos en mi barrio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Ememe. Me hacés reír mucho. También me gustan las acuarelas. Sos una artista multiplex.

saludos !

Anónimo dijo...

Sí, parece que solo van de a dos, nena o nene haciendo par con una madre. De vez en cuando se vé a un padre queriendo hacer trío, pero no lo dejan entrar, y no alcanza con querer participar. Es espeluznante.