domingo, mayo 21, 2006

Altares


El producto más representativo de Italia no es la pizza sino la religión. Hay toda clase de merchandising perverso alusivo a la iglesia y curas y monjas para todos los gustos: chonguitos recatados, pederastas ostensibles y vírgenes amargas o todavía esperanzadas en conocer a Dios.
Andan por la calle en los subtes y en los tranvías riendo, mordisqueando sandwiches de mortadela y haciendo ojitos a los turistas.
En cualquier esquina aparece un altar espontáneo consagrado a un santo desconocido o a un niño muerto en circunstancias dramáticas.

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