domingo, septiembre 14, 2008

Para María, con cierto atraso.


Bué, acá le subo a María tres de mis recetas preferidas y una cuarta, que es la que me pidió: la de brownies, que hago de vez en cuando porque en realidad es la especialidad de mi cuñada Ch., que es una repostera maravillosa. Ahora, fijate cómo es una verdadera anglo de San Isidro: especifica cosas como "un octavo de cucharadita... horno a 175 grados... un tercio de pan de manteca" (y te aclara que son 66,60 gramos).
Mis recetas son más fáciles y -ocviamente- más bestiales.
Con Ch. nos conocemos desde hace 40 años y tenemos muchos chistes que aluden a la bestialidad de mi hermano y la mía. A ella le horroriza el ajo y a nosotros nos encanta. Entonces a veces le preparo a él unos frascos gigantes de berenjenas en escabeche llenas de ajo y ella me llama y me dice -Qué horror lo que le regalaste a tu hermano! Me voy a mudar hasta que se termine ese frasco!
Cuando llama invariablemente te pregunta -¿Todo en orden? y yo le contesto -No, todo es un quilombo fenomenal.
La receta del pan de miel es de mi Oma alemana y esa sí, la hago todos los años en invierno y también en Navidad, cuando sufro mis accesos incontrolables de Heidi.
La de cantuccini es a lu ci nan te. Parece difícil pero es fácil, menos la parte de cortar en rodajas los gigantescos panazos, que son duros como alcornoques. Pero vale la pena: los guardás en un frasco y son geniales para mojar en el café y en el vino, como hacen los italianos en la sobremesa.
Creo que de los cantuchos subí una foto un día, y tal vez también subí alguna de estas recetas pero me da fiaca buscar y a ustedes también.
La receta de las galles de quaker se la preparo siempre a La Nena, es decir mi beba chiquita, V., (B.3 en la vieja nomenclatura).
Hoy estoy haciendo pan blanco y ya preparé tomates deshidratados con especias y aceite de oliga que me trajeron de Mendoza.
Esa preparación de tomates ya listos con hierbas es de Kler, donde compro especias y delicias terribles.
Todas las recetas están en mi libro azul hecho mierda. Guarda tesoros y secretos culinarios tan valiosos que a veces discuten A., V. y J. (ex B.2, B.3 y A.2) sobre quién lo va a heredar cuando me muera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pero qué alivio!

Abru.

Anónimo dijo...

Me hubiera encantado una madre como vos...