viernes, enero 30, 2009

Mañana, vacas


Siete y media. Se va el último paciente. Lo acompaño hasta el ascensor. Vuelvo al consultorio, saco la lapicera del bolsillo, me saco el guardapolvo (guardapolvos?). Guardo las historias clínicas del día. Miro por la ventana el cielo colorado detrás de los edificios y las nubes negras encima del hospital.
Fin del día. Fin de año para mí. Acaban de empezar mis vacaciones. No trabajo hasta el 24 de febrero.
Planes inmediatos: tirarme a leer mientras se cocina un lomo que tengo marinando desde anoche. Sellado vuelta y vuelta y cocción muy lenta con chorrito de vino tinto al final. 
Sábado de supergüevo hasta la noche, cuando nos traen al bebe L. para cuidar. (El llamado fue así: Mami, tengo una noticia buenísima para ustedes: les dejo el bebe el sábado a la noche!) Por primera vez va a dormir en nuestro dormitorio y vamos a oír sus gorjeos y sus chupeteos y después sus gañidos de bebe gato cuando le empieza a picar el bagre. Entonces bajo y se lo entrego a La Teta, que seguramente ya volvió y está durmiendo. Después, el domingo cine y más güevo. El lunes voy a salir a caminar/trotar un poco otra vez para retomar la rutina. Voy a ver amigos que no estuve viendo. Voy a escribir y voy a leer. Voy a ayudar a mi hija chica, V., La Hormiga Viajera, a preparar su mudanza, y el nido va a quedar vacío. Entonces con mi chico vamos a ir a su cuarto y vamos a pensar cómo pintarlo y qué hacerle para transformarlo en Cuarto de Nietos. Es raro eso de que se vaya la última nena. La casa queda vacía de verdad. No la voy a encontrar en la cocina tomando un nesquik ni vamos a hablar de depilaciones y de tipos en los encuentros casuales en el living. No le voy a manosear los rulos increíbles que tiene ni le voy a preparar esos sandwiches que le gusta que le haga ni la voy a abrazar cada vez que tenga ganas un rato para sentir su cuerpo flaquito y tierno. Ay, cómo la voy a extrañar. Pero también me va a gustar estar solos, hacer una verdadera vida de solteros, sin horarios. Vamos a poner música fuerte sin miedo a despertarla y vamos a poder andar medio en bolainas si queremos y hace calor. Después van a empezar la invasión de nietos. La avanzada ya llegó: una bañadera que compré para bañarlo en la terraza al atardecer, el huevo donde lo sentamos, los pañales tamaño M, las toallitas húmedas para limpiarle el ortito, dos chupetes de repuesto. En marzo llega el segundo (T) y en agosto las o los dos gemelas/os. Cuatro de un saque en diez meses.
Pero para eso falta un rato. Apago el aire acondicionado, cierro la cortina americana, cierro el escritorio y me voy a casa.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

felices vacaciones!
mili

inés dijo...

ah!
gemelos, dos varones?
yo tengo una hermana melliza...
no es nada parecida a mí. es la chica de short gris que está en la foto del blog. es casi tan alta como yo solo que pesa... diez kilos menos. asi fue siempre, hiper flaca...

Abrujandra dijo...

Volvió iujuuuuuuuuu
A descansar entonces.
Ah, pensé que Montevideo habían sido vacaciones.
Duermo rebien con leche tibia con miel.
Muchas gracias. Agradece mi entorno ya que, gracias a las horas de sueño que deben cumplirse, ando con buen humor.

myrna minkoff dijo...

ine,
gemelos no se sabe todavía con qué preferencias sexuales. Si son dos varones vamos a tener un olor a bola terrible en toda la casa. Si son dos nenas va a ser muy divertido que van a tener zumbando a los dos primos más grandes. Sean lo que sean, imaginarnos a los cuatro lechones del mismo tamaño todos juntos nos hace relamernos de gusto.

myrna minkoff dijo...

Abruja,
lo de Montevideo es un paréntesis anual de soledad y escritura. Las vacas son esto: estar en casa haciendo todo lo que no alcanzo a hacer en el año, dormir hasta tarde, leer muchas horas seguidas y no tener horarios. Viste que lo de la leche con miel funciona? Es mejor que cualquier pasta.

la señora bibiloni dijo...

Justo que junte coraje y te llame para pedirte un turno, me vengo a enterar que te vas de vacaciones...
Tu secretaria me pregunto por recomendacion de quien habia llegado a ti, y tuve un ataque de sinceridad inconveniente: "Eh... bueno, uh, es que yo leo su blog". Me dio mucha verguenza.
Buen descanso!