Un día antes de internarme en ese sanatorio de la avenida Córdoba que poco después fue abandonado y desguazado, fuimos con panza y todo al Bar Einstein a ver a Omar Chabán. Fue un espectáculo grandioso: Omar reventaba paquetes de tallarines secos contra las paredes y decía textos extraordinarios. No me acuerdo de nada, pero sé que era genial, que me reía mucho y que 12 horas después fuí como una dócil corderita al quirófano a que me extrayeran mi bebita horizontal.
2 comentarios:
A veces pienso en que la Argentina es una gran quilombo de transito..y que unos cortan una calle(seguramente por un buen motivo)y en otro lugar una ambulancia no llega y muere alguien..y ese seria Chaban.
Siempre que lo vi fue una persona distinta a los dueños de boliches..abierto,amable,explicativo...cero violencia.
Que se yo.
La Ambulancia
SY
Desde Waterloo
Yo me hice amigo de Omar en un curso delirante de "historia del teatro universal" que dictaba Dubatti en las catacumbas del San Martín. Propongo que en homenaje al onomástico hagamos un corte de calle Córdoba para reclamar su inmediata liberación. Omar, como cualquier otro detenido que lleva más de dos años en prisión sin juicio iniciado (mucho menos condena), es un preso político.
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