no todas son rosas
Después de escuchar un relato atroz de un paciente, pesadillas toda la noche.
La escena es tan terrible que no puedo escribirla ni contarla. Entonces el mismo fragmento de película queda rebotando contra las paredes de mi cráneo como proyectado por una maquinaria maligna, día y noche. De día me entristece; de noche me despierta.
Habría que crear un servicio de escuchadores recios para contarles las cosas horrorosas y depositarlas en sus orejas sin remordimientos.
2 comentarios:
Dicen que el mal es como el calor: para apaciguarse necesita propagarse, pero al propagarse quema un poco a los demás.
... y uno no es de amianto, vió?
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