domingo, agosto 06, 2006

Noche de box



Peleaban en Córdoba. Comentaba Príncipi y cuando comenta Príncipi casi no me importa quién boxea. Oírlo relatar la pelea con sus neologismos disparatados, sus furcios y sus inflexiones bizarras es un placer en sí mismo, aunque peleen dos paquetes.

Anoche la primera pelea era de box femenino. Una petisa brasileña y una cordobesa muy simpática llamada Chapita. La brasileña tiraba piñas al voleo y seguía de largo llevada por el impulso de sus propios zapallazos. En uno se fue al piso y en la confusión la cordobesa le frotó la cara con el brazo como en el subte de las 8 de la mañana. La referí era una mujer que les decía –Break, señoras, break.

En los intervalos pasaban unos videos turísticos deleznables sobre Córdoba programados para desviar el turismo hacia Jujuy y hacia Bariloche.

Entre pelea y pelea entrevistaban a los personajes del mundo del box: a Carlos Baldomir, que después de su triunfo y de sus vacaciones en Miami ya no parecía el mismo. Tenía ropa nueva, nuevo corte de pelo y una nueva actitud reposada y varonil. Por TV les mandó un mensaje a los hijos: -Portesén bien que mañana llego a casa.

Otra entrevistada célebre fue La Alejandra Oliveras, cruza de vedette y boxeadora, con más tetas que dientes, que prometió traer el título, o conservarlo, o defenderlo o algo así, para todos los argentinos.

La cámara también mostró a Santo Biasatti como espectador y a varias pendejas idénticas entre sí, todas rubias lacias sonrientes de pelo largo, todas aspirantes a degustadoras.

Durante la pelea femenina desfilaban las minas semi en bolas que muestran un cartel con el número de cada round para que se enteren los espectadores sordomudos. La cámara les tomaba invariablemente las nalgas cuando se iban del ring pasando entre las sogas. En cambio, en las peleas masculinas no las tomaban. Creo que es una decisión de las instituciones de box de Estados Unidos, que son políticamente correctas y creen que se pueden mostrar piñas pero no culos.

Antes de la pelea principal (el argentino Narváez y el filipino Rexon, sí, Rexon Flores) se cantaron los himnos. El filipino era como un jingle navideño y al nuestro lo tocó en charango un gordo sudado con saco con lentejuelas. No se oía nada porque el charango suena bajito, pero la cámara volvió a mostrar a Santo Biasatti cantando prácticamente a capella, inundado de emoción y eso era conmovedor.

El referi se llamaba Brígido Rosa Baca pero Príncipi le decía a veces Brígido Gasca, no sé por qué.

Ganó Narváez por puntos pero no sé cómo llegaron a ese resultado porque me dormí en el tercer round. Eso quiere decir que la pelea fue aburridísima. Lo último que oí fue a Príncipi diciendo –Señores, esto es coherencia combativa, señores, esto es la ley del palo por palo.

2 comentarios:

d. dijo...

me encantó la crónica.

creo que príncipi debería ser considerado una deidad, o algo semejante. a veces imagino cómo sería que príncipi relatase mi vida.

saludos.

myrna minkoff dijo...

Sería buenísimo, relatando cada minuto de tu vida con ese entusiasmo que jamás pierde.