viernes, octubre 13, 2006


Terminé de escribir el post anterior (el día de la madre es una hijaputez) y atendí a un chico de ocho años que no tiene papá. Se murió muy joven cuando él tenía dos. Es disparatado, disperso, gracioso, un atorrante de River que se pasó la consulta tirando patadas al aire, pero me contó que a la noche llora solo porque no tiene papá y lo peor es que no tiene recuerdos de él.

Me cuenta que tiene un amigo muy querido. -Qué es lo que más te gusta de él? –El papá, contesta, porque nos lleva a jugar a la pelota y me está enseñando a hacer santo en largo.

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