lunes, diciembre 25, 2006

Domingo 24. La Nochebuena propiamente bicha



A la mañana voy a comprar panes ricos. Cuando vuelvo llega Dholo a buscar su pan de miel.

Estoy sudada, harapienta y sin producir; sé que parezco una hija de Klaus Kinski y un ama de casa checoslovaca. Ella es pura delicadeza. Me regala un origami precioso, una rosa celeste.

Mamá quiere ayudarme. Le encargo tareas importantes: cortar las aceitunas y la muzzarella y cambiarles el agua a las flores.

B.2 y B.3 también quieren ayudar. A ellas les encargo trabajos de más responsabilidad: cortar el peceto y las pechugas en láminas, poner los pancitos en canastas y las servilletas en los servilleteros de cristal. Hacen todo de buen humor y sin pelearse, pese a que las dos están en pleno período PM, que las transforma en demonias intratables.

B. 2 encuentra una botella de Baileys a medio terminar y la encuentro empinando el codo con la cabeza metida dentro del bar. Tiene debilidad por las escenas Tennessee Williams pero a mí no me divierte. Le digo –Chupi sí, pero no licor y a las 3 de la tarde. Igual, a las 5 la botella está vacía. La deja a la vista para impresionarme.

M.4 tiene pocas especialidades pero maravillosas. Esta vez le pido que haga el guacamole. Yo pico la cebolla porque a él lo hace llorar y yo odio manipular las paltas y que se me empalten los dedos. Inauguramos un picante nuevo, mexicano, llamado Cholula.

Nos cruzamos mensajes de texto y llamados cariñosos y tranquilos con personas queridas. Arnet sigue sin servicio.

Hablo un rato largo con R. y lloramos las dos. Siento todo lo que sufre y no puedo consolar a esa criatura.

A las 10 empiezan a llegar todos. En la mesada de la cocina y en la heladera esperan las fuentes cubiertas de papel film llenas de manjares. B.2 cortó la carne como con un cutter, finísima y pareja. En medio de las tajadas pongo una montañita de alio e olio. Cuando la voy a llevar a la mesa veo con horror que tanto la carne como la salsa están cubiertas de hormigas. Las muy putas no le hacen asco a nada. Tanto les da dulce como salado. Entra B.2 y hace lo único que no hay que hacer: pega un alarido como de Psicosis. Algunos invitados entran a la cocina. Yo huyo al balcón con la fuente para que no la vean. Le aplico un sistema que inventé hace unos días; se llama El Terremoto Bailable. Consiste en golpear la fuente para producir una vibración. Se me ocurrió pensando que los bichos huyen cuando está empezando un terremoto. Lo hago y miríadas de hormigas enloquecidas me cubren los brazos como en Marabunta. Entra A.2, que es cocinero y se las sabe todas y me dice -Te voy a mostrar cómo se hace en los restaurantes. Prende una hornalla y acerca la fuente. Las hormigas abandonan el peceto en desbandada. Él y B.2 sacan a mano las que quedaron entrampadas en la mayonesa y al final trasvasan todo a otra fuente porque la primitiva quedó devastada.

Los invitados dan cuenta de los manjares y el plato que recibe más alabanzas después del guacamole es justamente la carne.
B. 2 no puede parar de comentarlo en voz bien alta. Dice una y otra vez -Viste que se la comieron toda?

B.3 también se había clavado unos vinitos y se reía sin parar cada vez que nos cruzábamos una mirada.

A las 2 de la mañana, cuando me fui a dormir, tenía miedo de que una hormiga se me metiera en el conducto auditivo de niño y no pudiera salir más.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

que linda es ememe!
fue un placer.
me guarde el pandemiel para maniana, todo para mi.
un beso.

pd: creo que nunca en mi vida me habian relacionado con algo parecido a *delicadeza*. se agradece enormemente.

Anónimo dijo...

Ememe, ¿podrías copiar la receta del guacamole? Gracias y abrazo.
N.

Anónimo dijo...

Hola: yo vivo en una pequeñisima ciudad que se llama Cholula y ese picante que mencionas ni lo conocemos, creo que donde se vende mas en es en Estados Unidos, raro no? bueno si quieres conocer un poco aqui esta Cholula http://www.cnca.gob.mx/cnca/inah/zonarq/cholula.html

myrna minkoff dijo...

Mirá qué bueno: Anónimo 2 le puede pasar la receta del guacamole a Anónimo 1. Seguro que la que ella o él sabe es más auténtica que la mía, si vive en México.
Igual, esta vez lo hizo mi marido y lo hizo así: con un tenedor hizo puré con 6 paltas chicas, las mezcló con medio ají morrón colorado cortado minúsculo y con media cebolla también cortada rechiquita. Le iba agregando jugo de limón para que no se oscureciera y aceite de oliva. Después le puso el cholula pero siempre usamos un picante distinto. Eso es todo.

myrna minkoff dijo...

Anónimo 2, qué casualidad! Anoche estaba con unos amigos que viven en México y les preguntaba qué podía hacer cuando fuera a Puebla en agosto. Me mencionaron varios pueblitos cercanos y también a Cholula. Con mi marido nos miramos y nos sonreímos porque tenemos una historia con ese picante. Es verdad, los envases parecen muy gringos, con tapita de madera, etiqueta bien diseñada y eso. Los compramos en el aeropuerto de D.F.En México propiamente dicho nunca lo vimos. Voy a entrar a la página que me pasaste, gracias!

Anónimo dijo...

Gracias por la receta, ememe. Feliz año nuevo.
N.

ericz dijo...

Por venturosos 12 meses, salud! ¿Cómo anda ese corazón?