A la mañana voy a comprar panes ricos. Cuando vuelvo llega Dholo a buscar su pan de miel.
Estoy sudada, harapienta y sin producir; sé que parezco una hija de Klaus Kinski y un ama de casa checoslovaca. Ella es pura delicadeza. Me regala un origami precioso, una rosa celeste.
Mamá quiere ayudarme. Le encargo tareas importantes: cortar las aceitunas y la muzzarella y cambiarles el agua a las flores.
B.2 y B.3 también quieren ayudar. A ellas les encargo trabajos de más responsabilidad: cortar el peceto y las pechugas en láminas, poner los pancitos en canastas y las servilletas en los servilleteros de cristal. Hacen todo de buen humor y sin pelearse, pese a que las dos están en pleno período PM, que las transforma en demonias intratables.
B. 2 encuentra una botella de Baileys a medio terminar y la encuentro empinando el codo con la cabeza metida dentro del bar. Tiene debilidad por las escenas Tennessee Williams pero a mí no me divierte. Le digo –Chupi sí, pero no licor y a las 3 de la tarde. Igual, a las 5 la botella está vacía. La deja a la vista para impresionarme.
M.4 tiene pocas especialidades pero maravillosas. Esta vez le pido que haga el guacamole. Yo pico la cebolla porque a él lo hace llorar y yo odio manipular las paltas y que se me empalten los dedos. Inauguramos un picante nuevo, mexicano, llamado Cholula.
Nos cruzamos mensajes de texto y llamados cariñosos y tranquilos con personas queridas. Arnet sigue sin servicio.
Hablo un rato largo con R. y lloramos las dos. Siento todo lo que sufre y no puedo consolar a esa criatura.
A las 10 empiezan a llegar todos. En la mesada de la cocina y en la heladera esperan las fuentes cubiertas de papel film llenas de manjares. B.2 cortó la carne como con un cutter, finísima y pareja. En medio de las tajadas pongo una montañita de alio e olio. Cuando la voy a llevar a la mesa veo con horror que tanto la carne como la salsa están cubiertas de hormigas. Las muy putas no le hacen asco a nada. Tanto les da dulce como salado. Entra B.2 y hace lo único que no hay que hacer: pega un alarido como de Psicosis. Algunos invitados entran a la cocina. Yo huyo al balcón con la fuente para que no la vean. Le aplico un sistema que inventé hace unos días; se llama El Terremoto Bailable. Consiste en golpear la fuente para producir una vibración. Se me ocurrió pensando que los bichos huyen cuando está empezando un terremoto. Lo hago y miríadas de hormigas enloquecidas me cubren los brazos como en Marabunta. Entra A.2, que es cocinero y se las sabe todas y me dice -Te voy a mostrar cómo se hace en los restaurantes. Prende una hornalla y acerca la fuente. Las hormigas abandonan el peceto en desbandada. Él y B.2 sacan a mano las que quedaron entrampadas en la mayonesa y al final trasvasan todo a otra fuente porque la primitiva quedó devastada.
Los invitados dan cuenta de los manjares y el plato que recibe más alabanzas después del guacamole es justamente la carne.
B. 2 no puede parar de comentarlo en voz bien alta. Dice una y otra vez -Viste que se la comieron toda?
B.3 también se había clavado unos vinitos y se reía sin parar cada vez que nos cruzábamos una mirada.
A las 2 de la mañana, cuando me fui a dormir, tenía miedo de que una hormiga se me metiera en el conducto auditivo de niño y no pudiera salir más.
7 comentarios:
que linda es ememe!
fue un placer.
me guarde el pandemiel para maniana, todo para mi.
un beso.
pd: creo que nunca en mi vida me habian relacionado con algo parecido a *delicadeza*. se agradece enormemente.
Ememe, ¿podrías copiar la receta del guacamole? Gracias y abrazo.
N.
Hola: yo vivo en una pequeñisima ciudad que se llama Cholula y ese picante que mencionas ni lo conocemos, creo que donde se vende mas en es en Estados Unidos, raro no? bueno si quieres conocer un poco aqui esta Cholula http://www.cnca.gob.mx/cnca/inah/zonarq/cholula.html
Mirá qué bueno: Anónimo 2 le puede pasar la receta del guacamole a Anónimo 1. Seguro que la que ella o él sabe es más auténtica que la mía, si vive en México.
Igual, esta vez lo hizo mi marido y lo hizo así: con un tenedor hizo puré con 6 paltas chicas, las mezcló con medio ají morrón colorado cortado minúsculo y con media cebolla también cortada rechiquita. Le iba agregando jugo de limón para que no se oscureciera y aceite de oliva. Después le puso el cholula pero siempre usamos un picante distinto. Eso es todo.
Anónimo 2, qué casualidad! Anoche estaba con unos amigos que viven en México y les preguntaba qué podía hacer cuando fuera a Puebla en agosto. Me mencionaron varios pueblitos cercanos y también a Cholula. Con mi marido nos miramos y nos sonreímos porque tenemos una historia con ese picante. Es verdad, los envases parecen muy gringos, con tapita de madera, etiqueta bien diseñada y eso. Los compramos en el aeropuerto de D.F.En México propiamente dicho nunca lo vimos. Voy a entrar a la página que me pasaste, gracias!
Gracias por la receta, ememe. Feliz año nuevo.
N.
Por venturosos 12 meses, salud! ¿Cómo anda ese corazón?
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