domingo, diciembre 17, 2006

Escenas navideñas


Además de nosotros dos, mi amá y un número variable de hijos, en Nochebuena hay una tripulación estable de solitarios. Vienen una ex mujer de M.4, una de mis ex suegras, mamá de M.3, la hermana soltera de M.4, nuestra vieja amiga M.E. y nuestra viejísima amiga L. Algunos traen regalos, otros traen turrones o nueces. Mi ex suegra, que es muy afrancesada, una especie de Edith Piaf bien alimentada, llega siempre con un cajón de champagne buenísimo bien frío.

La pasamos muy bien, mirando la ciudad desde el balcón, donde pongo farolitos vietnamitas, tomamos champagne y vino rico y comemos delicias que preparo.

Casi siempre hago salmón al horno con semillas de sésamo, un peceto cortado hiperfinito, pechugas de pollo deshuesadas. Aire, tierra y mar, qué divino! diría Ludovica Squirru.
Hay cosas para humectar: chutneys, alo e olio, humus. Y dos o tres ensaladas magistrales, taboulé, la india de arroz con curry y una fresca de endivias. Rúcula no, porque se queda entre los dientes y las viejas no se dan cuenta. Eso te puede arruinar la Navidad.

De postre hay isla flotante (es facilísima de hacer, si quieren el recepto pidan) helados o una fuente con cerezas y hielo. Y mucha garchita dulce para con el café: florentinos, almendras con chocolate, cascaritas confitadas y mis galleticas de almendras.

También invitamos a M.3, el papá de B.3, pero este año no va a venir. Parece que tiene una novia nueva, después de algunas rupturas recientes, y lo va a pasar con ella. Todos estamos muy contentos porque Z., su hijito nuevo, hermano menor de B.3, volvió a vivir a B.A. después de 5 años en otro país.

Las que lo pasan masomenos son B.2 y B.3. La Navidad suele coincidirles con conflictos afectivos o con el síndrome pre menstrual y se ponen dramáticas y tristes. B.2 aprovecha la ocasión para recordar una larga lista de ex novios que se independizaron de su seducción neurótica y llora porque ya no la aman. Hace dos o tres años las dos se pusieron a llorar al mismo tiempo con hipos y sollozos, produciendo una cantidad de moco notable. Me abrazaban, una de cada lado y lloraban sin parar, babeando y moqueando mis dos hombros. Media hora después ya se estaban riendo, claro, pero mi vestido antiguo de raso de seda color marfil quedó chorreado de secreciones biológicas que al secarse dejaron la tela manchada y acartonada. El tintorero japonés me miró con profunda desaprobación cuando se lo llevé.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué rúcula no? Los dientes multicolores de las viejas -rush, pedazos de confites que se robaron antes de la cena y el verde como telón de fondo- son una de las atracciones navideñas.

Ememe: ¿Dale que no sos mala, me contestás loss mails y nos vemos el miércoles?
Si no te voy a tener que mandar "saluditos".
AS, abandonada.

myrna minkoff dijo...

Es verdad, es verdad, también hay que tener en cuenta el lápiz labial con que se pintan los dientes.

EmmaPeel dijo...

jajajaja me encantó esta crónica