martes, diciembre 12, 2006

Vía oral


Ayer dí el examen escrito en el Goethe Institut. Cuatro horas pedaleando en mi triciclo idiomático para no caer dando tumbos gramaticales, prueba tras prueba. Primero venían las fáciles de vocabulario. Después las más dificilongas: elegir uno entre 20 adverbios que parecen todos iguales. Después, interpretar una nota periodística y contestar preguntas (correcto/falso) sobre ella. Después, interpretar avisos clasificados. Al final, escuchar reportajes, noticias y parlantes de estaciones de tren y contestar otra vez correcto/falso. Y al final final de todo, escribir una carta. A mí me tocó el tema Contestarle a una Persona que te pregunta cuáles son tus Hobbies, si quisieras participar en un concurso de ping pong y qué tal la onda en Buenos Aires. Hasta ahí venía muy bien, tranquila, todo en orden, como dice mi cuñada anglo sanisidrense, pero en ese punto me broté: me pareció absurda la propuesta del ping pong y contestar acerca de mis hobbies y arranqué con una carta absurda en la que me fui enredando durante media hora hasta no saber cómo desenmarañarme.

Escribí que mi hobby siempre había sido correr hasta que en una maratón se me fracturaron las dos piernas (puse las dos, no una, porque me había acordado de cómo se dice ambas y quise lucirme) y desde entonces el único deporte que había en mi futuro (me había acordado también de cómo se dice futuro) era el Scrabel (lo escribí con k, que me pareció más alemán). Después se fue complicando todo: dije que me iba a hacer socia de un buen club de ping pong en Buenos Aires para competir en el 2007 y además invité a mi corresponsal a vivir a mi casa que es un solo ambiente, pero donde nos vamos a divertir mucho. Esa historia delirante era simplemente el resultado de las palabras que iban apareciendo en mi conciente, plop, plop, como burbujas de comic. Mientras las ensamblaba como venían me divertía más y más con la historia, y paralelamente sabía que no estaba siguiendo la consigna, que me estaba saliendo del esquema que tantas veces nos habían enseñado y que seguramente la historia iba a irritar mucho a quien tuviera que corregirla.

Hoy AS, mi pequeña y valiente puaner que me llevó a la rastra con su voluntad y su paciencia durante estas semanas de estudio, me dijo que se asomó por la puerta entreabierta de mi aula y me vió escribiendo frenéticamente con una gran sonrisa (no dijo qué clase de sonrisa, pero yo sé que era completamente estúpida).

El jueves tengo que dar el oral: describir imágenes, comentar estadísticas y gráficos, hablar sobre mis proyectos. Hoy empezamos a practicar y descubrimos que hablamos un cocoliche incomprensible. AS lo denominó südakisch. Como siempre, no aprendimos nada pero nos reímos mucho y comimos unos sándwiches de miga geniales que trajo ella, altísimos como torres.

Ahora me duele todo el cuerpo, me arde la garganta, me pican los ojos y tengo toda la sensación de que esta noche voy a tener mucha fiebre. Hace semanas que duermo pocas horas, no camino nada y estoy todo el día sentada frente al aire acondicionado. Siento que me enfermé. Cuando me enfermo me curo como un perro: me meto en la cama y duermo dos días seguidos sin comer. Espero resistir hasta el jueves. Falta muy poco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindo metodo.Yo cuando no sabia nada,escribia largo,largo,largo.
Anglo sanisidrense es un muy buen termino.
Me gusta como usas la palabra Puan.Que boludo estuve con Pinocho!!
Cariños
A

myrna minkoff dijo...

Sí, estuviste bastante boludo.

Anónimo dijo...

Jamás pensé en una sonrisa de estúpida -sé que todas esas nos las reservamos para el jueves- Era sonrisa de poder no escribir "como un atento de mierda" a pesar del sugestivo cartel de Zertifikat Deutsch que se repetía en cada espacio libre de la hoja. Sonrisa de saber que sos la única persona capaz de hablar de la vida de los animales si tiene en frente un cuadro estadístico sobre la distribución horaria de las actividades principales de los seres humanos.
Qué lástima que develamos el nombre del instituto. Era lo único con lo que podíamos amenazarlos para que nos aprueben.
ein hundert prozent südakisch,
AS.