martes, mayo 08, 2007

Quim Monzó y Sergi Pamiès en mi cuaderno de dibujos



No era un taller: era una mesa redonda. Hablaban en catalán, asi que me perdí bastante, pero lo que entendí estuvo buenísimo. Me gusta que no son nada solemnes, no parecen creérsela y son ácidos y escépticos, casi como porteños.

Hablaron sobre a quién darle a leer lo que uno escribe y dieron ejemplos de malas elecciones que te frustran o te confunden. Y hablaron de editores y de ferias del libro.

Yo dibujé todo el tiempo porque así me concentro mejor. Si no dibujo la mirada se me dispersa en detalles como las cortinas o la nuca del de adelante o los pelos de la nariz del que habla o me imagino que se electrocuta con el micrófono o que le da un bobazo y cae pataleando bajo la mesa enmantelada. Asi que dibujo. Los dos de hoy eran fenomenales para eso: Quim Monzó es una especie de actor de Jólibud hecho mierda, con la cara color obispo y tics que se la recorren todo el tiempo como relámpagos en el cielo antes de las tormentas. Seguramente para atajar los movimientos está todo el tiempo con la mano agarrándose la cabeza o pedazos de cara y como tiene unas manotas enormes muchas veces habla desde detrás de los dedos. El otro, Pamiès, parece un profesor de geografía. Tiene la más perfecta cara de nada y dice cosas preciosas y brillantes todo el tiempo. Hoy leí un libro de cuentos de él que me maravilló. Es sintético, preciso, minimalista. No sé cómo lo logra pero tiene más peso y sustancia lo que no dice que lo que dice. Uno se queda viendo el negativo de lo que leyó, como al cerrar los ojos después de mirar algo muy luminoso. Busqué otros pero sólo encontré en catalán. Tiene un librito acerca de los pedos, que me hubiera encantado leer. Espero que en Buenos Aires haya libros de él en español.

Después de la mesa redonda me vine caminando al hotel mirando a la gente, cruzándome con horribles manadas de alemanes que van y vienen de La Pedrera todo el tiempo con sus sandalias Birkenstock y sus bermiudas color caca. En un bar compré una especie de alpargata ungida en mucho tomate y queso de mala calidad, pedí que la calentaran y la comí por la calle, chorreando líquidos orgánicos de origen incierto desde la mano hasta el codo. Y saqué esta foto romántica de la Casa Batlló para que se imaginen, nada más.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Casiiiiiiiiiiiiii On line!!!!!!!
Me gusta tu dispersion en clase....me pasa lo mismo!!!
No me dejaban dibujar y me dispersaba!!!Haberlo sabido....hoy seria Licenciado en algo!!
Cariños
A

Anónimo dijo...

Y de paso meto el segundo coment...esto matara de envidia a toda la contra.
cariños
A

Anónimo dijo...

Como evitar seguir y coronar el top tres?Alguien sabe como se para?Cariños
A

Nathalie X dijo...

Bellissimo.

Anónimo dijo...

Ememe, en Cúspide está 'El último libro de Sergie Pamies', de cuentos. No sé si será ese el que leíste. Yo lo tuve en la mano una tarde, y después me distraje en la librería viendo otros libros, y debo haberlo dejado sobre alguna mesa. Lo había olvidado hasta que hablaste de él ahora. Me encantó tu apreciación sobre su tono narrativo. Y gracias por tu descripción de los tics de Quim Monzó, es como si lo viera!!!!

EmmaPeel dijo...

Y le pudiste dar el libró a Monzó?

Anónimo dijo...

Quien es Quim Monzo?
Cariños
A

EmmaPeel dijo...

Es el hijo de Monzòn no reconocido. Lo tuvo con una coreana muy gauchita (x eso lo de Quim) que conociò en un viaje a barcelona.
Èl intentaba conquistar el tìtulo en uropa, pero se quedò dormido despuès de un show especial de la coreana (incluìa pelotas de ping pong)

myrna minkoff dijo...

meki,
ese libro es el que se llama Si puedes comer un limín sin hacer muecas? Ése es el que leí. Es fenomenal. Y en la mesa redonda él contó que los hijos le buscan nombres para sus libros, y justamente ese se lo dijo el hijito.
emmapeel,
no, estuve tontísima: no llevé ningún libro de Quim Monzó porque pensé que allí los encontraría a psato, como aquí los de Bucay, pero no, estaban todos agotados! Quería comprarle uno a un amigo y pedirle a Monzó que lo autografiara (no, no me da vergüenza hacer esa choluleada), pero no pude.
A.,
Quim Monzó es un escritor que me hizo conocer Obelix. Si querés más información,andá a Internet, que es el equivalente moderno de lo que me decía mi apá cuando yo preguntaba algo:
-Garrá el mataburro!

myrna minkoff dijo...

Donde dice limín debe leerse limón.
Donde dice psato debe leerse pasto.

Anónimo dijo...

Me gusta más 'si puedes comer un limín' que un limón. Limín es más tierno. El libro se llama así 'El último libro de Sergie Pamies'. Ahora que contás que los hijos le sugieren títulos, me parece muy gracioso este. Qué buena noticia entonces, tenés otro libro para degustar.

myrna minkoff dijo...

meki,
encontré el libro en Cúspide y me está gustando mucho. Ya lo termino.

Rivotrip dijo...

Entonces me lo voy a ir a comprar yo también! A ver si esta vez no me distraigo y lo olvido por ahí... pobre Sergi.

Anónimo dijo...

"la cara color obispo"... fantastique. que buena imagen.