lunes, octubre 16, 2006

El oro de Villa Celina









Hace tiempo que pregunto dónde se consiguen limones no fumigados. Para hacer lemoncello se usa la cáscara de los limones y para eso es imprescindible que nunca hayan recibido ningún tóxico. Es imposible saber qué clase de flit les echan a las frutas de las verdulerías y tampoco confío del todo en las huertas orgánicas.

Una paciente me traía limones de Salta todos los años pero se peleó con su familia salteña sin pensar en las consecuencias que ese distanciamiento produciría en mi producción anual de lemoncello.

Se lo cuento a C., mi amigo querido, nativo y amante de Villa Celina como Juan Incardona. Cacha el teléfono y ruge –Vieja, deciles a tus amigas que te corten limones de los limoneros que tienen en el fondo pero antes preguntales si alguna vez los fumigaron. –Qué van a fumigar, rezonga la madre, qué van a fumigar si esos limoneros están ahí abandonados y nadie les da bolilla!

Dos días después suena el timbre. Es C., con el auto mal estacionado y una bolsa de limones celinenses vírgenes de todo pesticida. Son gordos y deformes, tienen la piel gruesa y llena de verrugas, como los maravillosos limones de Sorrento. Al abrir la bolsa surge un olor delicioso que me hace acordar a los bizcochuelos que mi tía D. perfumaba con cáscara de limón rallada.

Los lavo muy bien, M.4 los exprime y llena un gran frasco con el jugo. Armamos una cadena de producción: entre los dos vaciamos las cáscaras, las cortamos, y las metemos en un frasco grande con un litro de alcohol. Ahora hay que esperar siete días moviendo el frasco varias veces al día para que el alcohol les extraiga a las cáscaras todo el aceitito, que es lo que le dará gusto al licor. Después viene la otra parte del proceso, que lleva un mes completo. Esta vez voy a hacer crema de lemoncello, una delicia que en el freezer se mantiene líquida pero espesa como el vodka, de tanto alcohol que contiene. Preparáos, amigos dipsómanos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En Celina las casas siempre empezaban en una silla que estaba en la vereda y terminaban en un limonero. El limonero va a quedar para siempre intacto por tu majia (con j)

Pulpita dijo...

Eso es así en Celina, en Remedios de Escalada y en todos los Barrios.
Yo todavia tengo el limonero.
Pero las señoras ya no se sientan en la vereda.

myrna minkoff dijo...

Qué rico que sos, mi querido C.!
Ya le vamos a dar a la crema de lemoncello hasta caer inconcientes.