sábado, diciembre 30, 2006

Lo que se acaba es el año, no el mundo



Todos llegamos juntos al final de la curva descendente y nos caemos de la esfera resbalosa que es el año viejo.

En el Titanic, vendría a ser cuando el paquebote se clava de popa y todos caen como peras maduras, la gorda Winslet y el grasa de Di Caprio all inclusive.

El jueves a la noche estuve en Palermo Hollywood, SOHO o Tribeca, como se llame ahora. Es una especie de kermesse chapoteando en un océano de sudor y cerveza. Pasaban pies horrendos atrapados en sandalias, piernas atroces asomando debajo de bermudas y semipantalones, axilas chorreantes, maquillajes corridos y narices lustrosas. Había mucho ruido, muchos maxilares trabados y miradas anhelantes.

Fui con mis tres amigas del Goethe a festejar, como todo el mundo, que el año se está por terminar. Nos preguntábamos por qué será que todos se apuran a verse “antes de que termine el año” y no encontramos ninguna respuesta. Fuimos a un lugar llamado Acabar, donde se come y se juega a juegos. Está decorado en una onda kitsch y hay una impresionante cantidad de decibeles rebotando en las paredes.

AA nos regaló una barrita de caramelos La Yapa a cada una y G. nos regaló dos CDs grabados por ella con una selección de temas a medida para cada una. Yo les había llevado Crazy Dips, que me encantan.

Comimos bastante rico y al final el mozo nos sugirió que pidiéramos el postre Placer de Acabar, que era una torta de chocolate y dulce de leche muy buena. Nos pusimos a jugar al Pictionary con el postre en el medio del tablero y cuatro cucharas. AS hacía equipo con G. y AA conmigo. Mi habilidad con el dibujo es magistral y el cerebro de AA es una especie de regador giratorio que dispara ideas descabelladas a una velocidad alucinante. Las del equipo contrario, en cambio, son gente seria. La arquitecta hacía cada dibujo con perspectivas y cálculo de materiales y la estudiante de Letras enhebraba ideas lógicas, jamás una pavada. Resultado predecible: A y yo les reganamos por muy, pero por muy lejos.

En eso estábamos cuando llegó Juan Diego Incardona con su caja de objetos maravillosos. Recorría las mesas y a las chicas se les iban iluminando los ojos, un poco por el brillo de sus anillos y otro poco por ver un chico tan lindo y tan gracioso. Su discurso seductor y disparatado hacía que todas se rieran y desviaran pudorosamente la mirada hacia el interior de la caja de tesoros.

A mí me gustó uno divino, un corazón con pajarito y piedras rosas. Quise comprarlo pero no me dejó: fue su regalo de Navidad. Lo adoro.

Después nos fuimos cada una a su casa, todas menos AA, para quien la noche estaba en pañales.

Me gustó volver al fresquito, al balcón, a mis libros y a mi compu. Me encantó salir pero fue suficiente por este año.

Ahora estoy preparando las cosas ricas para la cena de fin de año. Vamos a ser pocos esta vez, asi que voy a poner la mesa en el balcón con mis farolitos de colores. Mañana voy a hacer vithel tonné, que me gusta muchísimo y nunca supe hacer. También va a haber salmón ahumado y ensaladas, nada más.

Compré cinco kilos de cerezas que vienen en una caja. Son impresionantemente duras, dulces y oscuras. Voy a hacer algunas en conserva con alcohol.

Y no pienso salir de casa hasta el año que viene. Odio trasladarme a lugares ruidosos y calurosos a rempujarme con otra gente.

Una de las cosas buenas de esta edad avanzada es que uno ya sabe claramente qué no quiere hacer y además sabe decir no sin hacerse problemas por la reacción de los otros.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

yo tengo la misma sensación contradictoria: me gusta salir pero también, mucho, volver a mi casa, a mis libros, mis cuadernos, mis gatitos. mis amigas, que son todas muy pero muy sociables, siempre me criticaron por eso... ahora que estoy lejos y que somos más grandes ya no tanto...

además odio los lugares muy ruidosos, sobre todo si la música me resulta desagrable y si tengo que gritar para que los otros puedan escuchar lo que digo. en fin...

muy graciosa tu descripción de la fauna de palermo hollywood. es tal cual... el otro día aprendí que SoHo significa "south of houston", simétricamente Palermo Hollywod se podría llamar SuJu (sur de Juan B. Justo)...

c

pd: mi mamá hace un vitel thoné buenísimo (¡lo extraño!)

Anónimo dijo...

¿qué estás leyendo, ememe?

c

myrna minkoff dijo...

C: Sí, la denominación Soho no puede ser más pelotuda aplicada a Palermo.
Tu mamá sigue haciendo vitel tonné?
Y estás lejos de ella? O ella de vos? O ella del vittel thoné?

Estoy leyendo mil cosas a la vez, como siempre. Tengo una pila de libros que voy picoteando según el día y la hora hasta que uno me agarra y no lo suelto hasta que no lo termino.
En este momento tengo empezados:
1. Un barroco de trinchera, de Perlongher.
2. Los últimos días de Sylvia Plath, de su amiga Jillian Becker (leo todo lo que hay sobre ella aunque estoy medio saturada, es como una obsesión)
3. Mi Verdad, de Joyce Maynard, la minita que vivió un año con Salinger. Me interesa él, personaje horrible como pocos.
4. Aún Soltera, de Dani Umpi. Me cuesta terminarlo porque no me gusta pero tampoco quiero dejarlo por la mitad.
5. Jung: Diccionario de Alquimia Hermética, de Hoffmann.
6. No sé de ningún mundo mejor, de Ingeborg Bachmann, más para practicar alemán que para otra cosa.
Acabo de terminar Ocio, de Casas, y tengo para empezar
1. La Sinagoga de los Iconoclastas, de Wilcock (me pierde Wilcock, me lo hizo conocer mi hija menor)
2. Entrevistas y Conversaciones con Primo Levi,
3. La Casa y el Viento, de Tizón (nunca leí nada de él)
4. Lo Bello y lo Triste, de Kawabata (nunca leí nada de él, pero me gusta su cara de desquiciado)
5. El Libro del Desasosiego, de Pessoa (me lo regaló mi hija mayor)
6. Cercano Oeste, de Hamilton.
Además tengo un estante lleno de libros que voy comprando ávidamente, como una angurrienta, para acapararlos y tenerlos cautivos. De vez en cuando voy, elijo uno y lo leo. Es como esos restaurantes donde tienen langostas vivas y uno va y elige arbitrariamente a cuál comerse.

Anónimo dijo...

Yo también te adoro, amiga!
besos!

Ruth dijo...

Quiero llegar a esa edad en que no te preocupa (tanto) la reacción de los otros. Aunque a algunos les preocupa para siempre y son siempre infelices.

marina k dijo...

hola! primer comentario en este blog, para pedir la manera de hacer (receta, obvio) las cerezas en conserva con alcohol.
podrá ser?
gracias,
marina

Anónimo dijo...

Adhiero a lolamaar. Mi madre las hacía, pero con su muerte se perdió la receta. Siempre le gustaba contar que a los dos años me agarré una borrachera comiéndolas en un descuido de ella...

myrna minkoff dijo...

Juan Diego, vas a ver que en el 2007 vas a encontrar una chica, una casa y
una respuesta buenísima a lo que me mandaste. Vas a ver que sí.

Minerva, es verdad que a medida que crece uno se hace más capaz de desplumarse de las plumas ajenas, pero también es cierto que hay quienes con la edad en lugar de hacerse más libres se van haciendo cargo de más raye ajeno. Eso sí que es fatal, porque lo único que tiene de bueno ser grande es la capacidad de ser más y más libre cada año.

Lolamaar y Crab,
les contesto con un post.

Anónimo dijo...

voy a decir algo horrible e inapropiado, pero no puedo evitarlo. se de muy buenas fuentes (amiga ex camarera) que urge una visita de bromatologia a *acabar*. seriamente.
no voy a ponerme grafica, pero te diria que la proxima se aboquen a la parte de los juegos y omitan la de la ingesta de alimentos.
tenia que decirlo.

myrna minkoff dijo...

Huácale, qué asco!
Yo comí una ensalada y dos cucharadas de Placer de Acabar. Ahora pienso que la ensalada estaba mal lavada, cucaracheada, manipulada con manos que hurguetearon culos y narices, qué espeluzne! Te digo que el mozo perverso que nos atendió y el patova acomodador bien merecerían también una visita de bromatología.
Gracias por avisar.
A uno le da cosa hacer de cana y denunciar, pero como diría mi mamá, si todos hiciéramos eso, la Argentina sería tan limpia como Suiza. Habrá que esperar que alguien caiga con convulsiones después de comerse una caprese para que Telerman lo cierre.

Anónimo dijo...

qué lista ecléctica! me gusta. me gusta también la idea de tener varios libros dando vueltas. a wilcock y a tizón los quiero leer hace mucho pero siempre algo se interpone en el camino. ahora que me decís que wilcock te gusta tengo más curiosidad. cuando llegues a tizón contame. no sabía que salinger era un personaje horrible, leí el guardián hace mucho mucho pero no me gustó y me desinteresé completamente. podría seguir comentando pero no quiero abusar...

¿lista para volver a salir de la casa?

buen 2007, ememe.

c

pd: voy a olvidarme de todas las veces que comí en acabar, ¡puaj!

argentronic dijo...

Hola, el libro "Jung: Diccionario de Alquimia Hermética, de Hoffmann"... ¿es un detalle de simbologia por ejemplo? supongamos que quiero ver el elemento agua... o el basto... o el loco. ¿Va por ahí?. Gracias.