Sábado a la noche, taxi hasta el teatro San Martín. La calle está llena de autos y de gente. El taxista, viejo teñido de naranja, rezonga:
-Todo el mundo en la calle, no se puede creer. Nunca se vió tanta gente en la calle, en los restaurantes. Tá todo lleno como nunca, parece mentira.
-Qué bueno, no?, le digo -me acuerdo del 2001 y el 2002, cuando la ciudad estaba desierta, cuando no había ni un peso y la gente se quedaba en la casa...
-Y... sí, es que ahora salen porque la plata no vale nada. Como no tiene valor la tiran en el cine, en salidas, en ir a bailar... qué país, señor, qué país! Yo estoy acá arriba gracias a Menen y De la Rúa. Me quedé sin nada, tuve que liquidar todo y ponerme a manejar un taxi que ni es mío. Y ahora tá todo peor que nunca, la calle llena de gente, la plata no vale nada... qué país, señor, qué país!
2 comentarios:
peor el taxista que conocimos el jueves con mi prima; el único taxista que no debe haber votado a Mac--. Hablando en ping-pong, mi prima cuenta un hecho que sucedió casi en la puerta de su casa, cuando un tipo quiso violar a una chica; la gente que estaba en la calle salió a cagarlo a trompadas al violador, pero cuando la policía llegó a tomar testimonio, no conseguía dos testigos (sólo mi prima se ofreció)... a lo que el taxista pregunta "¿estaba buena la chica?"
Aunque el taxista no lo admitiese con su voto, era un taxista como cualquier otro... aunque aclarase que la pregunta era un chiste.
Por todo esto, no me gusta tomar taxis (y no tomo a menos que me lleve alguien)
Hay otro mundo pero es mas caro.
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