sábado, marzo 17, 2007
Un nuevo bebito
Paso la tarde del sábado trastornada traduciendo libros sobre la gripe española publicados en Estados Hundidos y bajando textos escritos en 1919 por médicos alemanes que vivieron la epidemia. Tarjeteo en sitios de medicina y descargo facsímiles increíbles en tipografías mordisqueadas de hace un siglo y medio. Descubro relaciones inesperadas entre teorías sobre virus y bacterias, recopilo síntomas de los pacientes y registros de las autopsias. Creo que mi trabajo para el congreso va a estar genial. No soy metódica: me quedo divagando una semana y de repente avanzo de un salto, no puedo dormir pensando en cómo armarlo, si poner fotos o videos, música o nada. Me obsesiono; no sé qué hora es, me molesta que me interrumpan, que me hablen, que se me acerquen.
A las 11 de la noche suena el teléfono. Es mi amigo N., que acaba de llegar de San Martín de los Andes. Dentro de la valija que acaba de abrir encontró una mini lagartija. Está desesperado: no sabe cómo se cuidan esos animales. Le digo que nadie sabe. En Buenos Aires hay dos veterinarios especialistas en reptiles y un sólo local donde tienen todo para alimentarlos y criarlos. Pero los que tenemos reptiles sabemos lo que necesitan, cuál es el rango de temperatura que requieren, qué comen, qué cuidados son vitales para ellos. Le pido que me la traiga para tratar de salvarla. Tímidamente me pregunta si no me molesta. Él es pediatra y dejar morir a un bebito de cualquier especie es algo que no puede soportar. Mientras viene preparo una jaulita/incubadora con rúcula y piedras. Todavía no sé si es vegetariana o carnívora. Si es vegetariana tiene más chances. Se le puede preparar alimento minúsculo sin dificultad. Si es carnívora es muy difícil: sólo comen bichos vivos y cuanto más pequeñito es el reptil, más microscópico debe ser el alimento. Los únicos insectos que tienen esa escala son las moscas de la fruta, esas mosquitas que rodean a las frutas cuando se pudren. A los quince minutos llega N. con la valija. La abrimos: la lagartijita es una pequeñez absoluta. Corretea y se esconde. La atrapo con delicadeza infinita para no lesionarla. La meto en la jaulita. Rocío las piedras con agua para que no se deshidrate, que es lo primero que hay que cuidar. La examino y busco en mis libros y en internet para ubicar qué especie es. Se parece bastante a una clase de lagartos que viven en el sur, en las zonas montañosas. Por supuesto, son carnívoros. Dejo la jaula en un lugar tranquilo y oscuro. A la noche no puedo dormir: pienso formas de alimentarla que puedan simular mosquitas voladoras. Se me ocurre hacer una especie de ramillete con tanzas y poner en cada extremo un poquitín de proteínas especiales para reptiles que tengo para Alonso. A él hay que darle un poco cada dos semanas, no más porque es vegetariano y sus riñones no pueden procesarlas bien. Pienso: "si agito las tanzas, puede ser que hagan un movimiento tembloroso y espasmódico y que el lagartito crea que son mosquitas y coma". También se me ocurre vaporizar la jaula con agua con proteínas diluídas. Los reptiles lamen las gotas de agua de las paredes cuando tienen sed y si el agua contuviera proteínas, sería una buena forma de alimentarlo. A la mañana llamo a las dueñas del negocio de reptiles, que se llama El Insomnio de la Iguana. Las dueñas son dos chicas brasileñas. Una se llama como yo. Me atiende muy dormida. Le pregunto si tiene mosquitas minúsculas. Me dice que no y que es imposible criar a un lagartito de dos centímetros de largo. Lo mejor es dejarlo morir tranquilo porque tampoco dejarlo en libertad es una buena solución: no estaría en su hábitat, durante el día se lo comería un pájaro y si llegara vivo a la noche se moriría de frío. Aunque encontrara bichitos para comer, seguramente estarían contaminados con tóxicos y se moriría envenenado.
A la mañana sigue vivo. Preparo la solución con proteínas, rocío las piedras y veo que lambetea con fruición. Después preparo el dispositivo alimentador símil mosquita, muelo el balanceado, lo pego en las puntas de las tanzas, lo agito y hasta a mí me parecen insectos que vuelan. Pero a él no, me parece, porque mira las tanzas con desconfianza y no come. Ahora está escondido entre dos piedras. Lo veo cada vez más flaco. Le echo gotitas de agua. No sé si va a sobrevivir, pero si pude criar un gorrión desde el estado de larva transparente hasta transformarlo en un pajarraco gigante, tal vez pueda salvar a esta minusculez de lagarto.
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13 comentarios:
Yo creo que si logró sobrevivir dentro de una valija, desde San Martín de los Andes, tiene un deseo de supervivencia muy fuerte. Además, está ahora en tus manos mágicas. Recuerdo también la historia de la ranita, que salvaste aquella vez, esa que sólo vos pudiste oir llorar. Les tengo fe, a la minúscula y a vos!
Ojalá puedas salvarlo.
es "cutisimo" el lagartito. ojalá sobreviva. ¿cómo se llama? ¿juancho?
carolain
carolain tiene blog y yo no me había enterado! albricias!
Y no se puede diluir el alimento en agua? Hacer una pasta de mosquitos, por ejemplo, y untar con ella las piedras?
Si no sabés usar el OCR para digitalizar textos, decime que con gusto te enseño.
Sobre el bicho: ¿no se le podrían poner un par de frutos remaduros que se pudrieran y vinieran las moscas?
Suerte, en cualquier caso.
cronista sentimental,
no tiene nombre. Los animales que se pueden morir o los que son para comer no deben ser bautizados. Tampoco hay que quererlos.
juan,
no serviría una pasta de mosquitos.
1.porque todos los mosquitos de BA han estado en contacto con insecticidas alguna vez y si el lagartito se los comiera sería fatal.
2. porque sólo come alimento vivo, es decir, que se mueve y revolotea. Fijate que ni el truco de las tanzas móviles lo engañó, aunque a simple vista parecían bichos volando.
es que tengo tanta fe en la cuidadora y es tan lindo que no lo puedo evitar. si se muere, voy a estar triste un rato.
Que linda historia,conmovedora,igual prefiero las de consoladores.
Cariños
A
Dholo, cuál es el blog de Carolain? Yo tampoco sabía que tenía blog!
Carolain, puedo conocer tu blog? Besos!
sí, claro, meki. soy ésta, la cronista sentimental.
carolain
Qué interesante y misterioso el trabajo de la gripe española de ememe.
Y el método de trabajo también. Lo que termina bien está bien, dicen los yankis.
Ay, Carolain, qué acelerada soy, no me había dado cuenta! Se me traspapeló tu firma al pie de la cronista sentimental. Me voy a dar una vueltita por tu blog, auguri! Besos.
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