jueves, febrero 08, 2007

Un viejo amor


Hace como 6000 años que están abrazados. Por el largo del fémur parece que el de la izquierda es más grande, y por las proporciones de la cara y el largo de los huesos, el de la derecha parece más joven, tal vez un chico. Se habrá muerto uno primero y el otro lo abrazó para morirse con él? Estarían enfermos los dos y se quedaron quietos esperando la muerte? Estarían durmiendo y algo los mató?
Yo me imagino que el de la izquierda era un hombre y el de la derecha una chica y que se querían mucho, que se perdieron, tenían frío y se abrazaron para darse calor y se fueron muriendo dulcemente, como uno se muere de frío. En cualquier caso, quiere decir que la ternura y el amor ya existían hace miles de años.
Cuando ví la reconstrucción de un cementerio romano muy primitivo en el Metropolitan, me impresionó mucho que en las lápidas estaban grabados textos conmovedores, despedidas de padres a sus hijos, de maridos a sus mujeres, con palabras tan tiernas y tan doloridas que estrujaban el corazón. -Quiere decir que la gente se quería igual que ahora, hace tanto tiempo?, pensé, y me parecía raro porque había estado leyendo libros que desmentían esa hipótesis. Me acuerdo de uno de una socióloga, o psicóloga, o filósofa francesa, llamada Elisabeth Badinter, en el que sostenía que el amor maternal no es algo instintivo y natural, sino una construcción cultural. Contaba el caso de una mujer a la que se le había muerto un hijo y estaba muy triste y todos decían de ella que era medio loca, porque estaba tan terriblemente desesperada. Y también contaba que en la Edad Media las familias con más recursos entregaban a sus bebes a amas de cría para que los amamantaran durante un año y las amas de cría se llevaban montones de bebes en un carro y a veces se les caía uno por el camino y cuando al año siguiente volvía sin el bebe, la madre decía -Uy, qué macana! y seguía con lo suyo. Todo eso me hizo creer que Badinter estaba en lo cierto pero al mismo tiempo pensaba: -Cómo algo cultural puede ser tan poderoso y estar fijado tan fuerte al inconsciente que todas mujeres que conozco amamos a nuestros hijos más que a nosotras mismas, como lobas, como leonas? Desde que leí ese libro me quedé intrigada y observé el comportamiento de las madres y cada vez más me pareció que Badinter había seleccionado sesgadamente los datos para demostrar una teoría caprichosa.
Un día, en Gualeguaychú, en medio del campo raso, salí de la casa y ví un zorrinito minúsculo, como de cinco centímetros, caminando distraído por un escalón. Pensé que estaba abandonado y en cuanto dí un paso hacia él apareció una zorrina que frente a mí se transfiguró en un demonio, me mostró los dientes, siseó furiosa y me fulminó con una mirada flamígera de basilisco. Enseguida agarró con los dientes al zorrinito y lo llevó a empellones a un hueco que estaba debajo del escalón, pero de vez en cuando paraba y me volvía a mostrar los dientes y a levantar la cola hacia mí, amenazante. -Cómo un animal tan indefenso como esa zorrina se arriesgaba así por defender a su hijito? Qué clase de construcción cultural la empujaba a hacer eso? Y por qué las mujeres seríamos distintas, si somos animalas tan animalas como cualquiera?

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre en las conductas humanas, hay algo cultural y algo biológico. Por el lado cultural, el orgullo de perpetuarnos a través de nuestros hijos; por el biológico, la naturaleza que asegura la propagación de la especie. Después viene darle nombres a todo eso (amor, etc.) y sublimarlo.

myrna minkoff dijo...

Mirá qué clara la tiene crab!
Aprendan, zopencos!

Anónimo dijo...

Percibo un sutil y merecido olor a cargada, pero realmente no se puede sintetizar la idea sin llenar el blog.

Gloria dijo...

ememe
hace meses que te leo
tenés una forma de narrar lo cotidiano que es preciosa
eso mismo, esa palabra: precioso es leerte
¿por qué "ememe"?
un saludo,
Gloria

edumangia dijo...

Creo que hay una mezcla: está lo cultural y también lo biológico, pero todo está transido de la experiencia del amor, que no es una cosa etérea sin raíces en ambas cosas, pero creo que lo trasciende.

Anónimo dijo...

es jodido, ememe
la cosa es que
todos y todas sabemos que hay mujeres que no aman a sus hij@s
y hay hombres que no aman a sus hij@s
si es instinto, no debería ser posible
nadie no come y sobrevive tres años
nadie (o casi nadie?) se puede ahogar a sí mismo tapándose la nariz y la boca con la mano...
sin embargo
hay mujeres que no aman a sus hijos
y me parece que pretender que el amor materno sea un impulso biológico es demasiada exigencia

Anónimo dijo...

la fisiologización del amor (wow!! qué neologismo, carajo!) tiene otra vertiente
la que intenta justificar el deseo sexual en todo un complejísimo dispositivo hormonal que permitiría a cada ejemplar de la simpática especie humana elegir parejita para el apareamiento y ¡oh! hacer que haya nuevos bípedos implumes walking on the earth
pero
qué hacemos con
una mujer que ama a otra mujer
que la desea, que desea cómo ella huele, cómo le brillan las córneas
un hombre que ama a otro hombre
y no sólo lo ama sino que
además
lo desea
es jodido poner
amor
procreación
especie humana
en la misma bolsa
porque, si creemos en un instinto o impulso biológico, por definición incluye irrevocabilidad
*no puede no haber*
y si no hay? entonces qué pachó?

myrna minkoff dijo...

alcayota,
claro, tenés razón. Estoy de acuerdo con vos no por razones teóricas sino porque lo veo suceder todo el tiempo. Pero cuando digo que supongo que el amor maternal es un mandato de la especie no quiero decir que TODOS los individuos de la especie sientan lo mismo. En todas las especies debe haber un porcentaje de individuos que por razones psicológicas o sociales no quieren a sus hijos. Todos sabemos que de repente una chancha se come a sus hijitos o que una perra abandona a sus cachorros. En el hospital he visto muchas veces mujeres que miran con indiferencia a su hijo recién nacido, que no lo quieren tocar ni amamantar y que finalmente se escapan y lo abandonan. Una paciente con una historia personal terrible tuvo hace unos meses un bebe en secreto, en el baño de la casa y lo dejó en la vereda (el día más frío del año pasado)y dejó que la policía se lo llevara y lo entregara a un juez. Por un estado mental muy perturbado, o por la imposibilidad de criarlo, o por mil causas una mujer o un hombre pueden no querer a su hijo.
Creo igual que el amor maternal es un impulso biológico porque la amplia mayoría de los animales, incluyendo a los humanos, lo sienten, y eso es indiscutible.
Con respecto a la explicación del deseo sexual heterosexual como otro mandato de la especie, aunque puede ser usado para discriminar, creo que tampoco es discutible porque alguien tiene que encargarse de seguir reproduciendo la especie y para eso no hay nada mejor que la combinación hembra/macho. En cuanto al deseo homosexual, eso que describiste en forma tan rara como una mujer que desea cómo le brillan las córneas a otra, es una variante que también se verifica en otras especies y es parte de la normalidad desde el principio de la vida en el planeta. El deseo y la posibilidad de tener hijos no es una exclusividad de las personas heterosexuales. Creo que también ese hecho indica que el amor maternal es un mandato biológico.

myrna minkoff dijo...

Mangia,
muy de sermón lo tuyo.

myrna minkoff dijo...

más para alcayota,
estás confundiendo reflejo de supervivencia del individuo (comer, respirar), con impulso biológico y con mandato de la especie. Los impulsos se pueden reprimir (o no tenerlos) y los mandatos se pueden ignorar. En cambio el reflejo de supervivencia es un reflejo, es decir que es inevitable, inconsciente y automático.

Anónimo dijo...

no entiendo esa diferencia que señalás entre impulso biológico, mandato de la especie y reflejo.
Es decir, sí entiendo el concepto de reflejo, me aclara mucho que lo distingas.
Pero los otros dos
si se pueden reprimir o ignorar... ¿a qué dominio pertenecen?
si no entiendo mal lo que decís, el amor maternal sería un impulso biológico y la reproducción sexual sería un mandato de la especie...
pero... igual no me cierra.
me parece biologicista y al mismo tiempo metafísico (si es que esa combinación es posible)
¿cómo lo explicamos? la constitución normal de un ser vivo tendería a producir conductas que identificamos como 'amor maternal'... y cuando, como vos decís, ese impulso es ignorado o no existe, ¿de qué se trata? ¿de una aberración de una naturaleza? no entiendo, me fallan las categorías para encararlo así
PD: a riesgo de parecer esquizo o hipócrita o irónicamente cortés, muchas gracias por la dedicación de tu respuesta. la verdad, creo que ni yo me hubiera tomado el trabajo de responderme. saludos, querida ememe. soy fan, aunque no se me note.

myrna minkoff dijo...

alcayota,
no quiero ser una ploma en mi propio block dando una clase de biología, que tampoco es mi especialidad. Pero sólo te digo ésto: biológicos y metafísicos, ¿no es una buena definición de los humanos?
Me parece que ése es el coctel que nos hace tan complejos.

ericz dijo...

"Hay de todo en la viña del señor."
"Contengo multitudes."

con estos dos tópicos salís del paso siempre... y hasta podés salir bucay :D

myrna minkoff dijo...

Cortemolán. Todas las generalizaciones y los intentos de elaborar teorías complejas por escrito y en diez renglones derivan en una gran pavada.