domingo, julio 15, 2007

Japi


Nunca me gustó cumplir años, no por el paso del tiempo, que hasta hoy no me preocupaba, sino por la incomodidad que representa ser el protagonista del cumpleaños. No sólo hay que cocinar, poner y levantar la mesa, lavar los platos, desarmar los objetos festivos y eliminar los residuos de la fiesta, que es el momento más triste, sino que también hay que contestar llamados, mensajes y mails, sonreír, agradecer, soplar las velitas, abrir los regalos y mostrarse alegre. Si toda esa actividad tan agotadora pudiera distribuirse a lo largo de seis meses estaría bien, pero tener que hacerla durante las 12 horas que dura el día del cumple me da una fiaca terrible. Me gustaría contratar a alguien para que cumpla años por mí. Esta vez se agregaba que la cifra que cumplí es un bajón en sí misma. Es como para ponerse un camisón, medias de lana y una mañanita, acostarse y no volver a levantarse más salvo para lo elemental. Una onda Onetti, algo así. Cuando se lo dije a B.3 me preguntó si me molestaba que hiciera una fiesta y le dije que no, claro, si podía zafar de todo ese triqui traca, aceptaba, siempre que fuera al mediodía para poder ver el final de la Copa. Entonces organizó una serie de trabajos que distribuyó entre todos los hijos y parientes y que se fueron cumpliendo en el más absoluto secreto. Yo no sabía nada. Ni el menú, ni los invitados, ni nada. A la mañana me mandaron a mi cuarto y a la una me llamaron para que fuera al living. Encontré montada la decoración más divertida y más linda de todos mis cumples: guirnaldas mexicanas del día de los muertos, globos prendidos en los libros, la mesa con un mantel precioso y todo preparado para uno de mis platos preferidos, que hacía mil años no comía: bagna cauda!
Lo pasamos relindo, morfamos rerico, tomamos vinitos y champagne y de postre una torta de chocolate que provocó exclamaciones orgásmicas en los invitados. Los invitados eran sólo nosotros y mi más vieja (antigua) amiga; M.E.B.
Me regalaron cosas divinas: papel para acuarela, un anillo precioso con piedritas, una pulsera reoriginal hecha con botones y un festón, ramos de flores gigantes y otras mil cosas. Ayer mi chico me llevó de paseo y me pidió que eligiera lo que quería. Primero fuimos a una papelería donde compramos pasteles Winsor & Newton de colores geniales, después a otra donde compramos unos cuadernos preciosos con papel marmolado y tapitas de cuero, después a una librería donde cacé dos o tres libros que deseaba y al final, aunque me resistí durante 30 segundos, mi chico insistió en regalarme una cartera gigante de cuero suave gris opaco que es un delirio.
Las fotos muestran la mesa de la bagna cauda, las guirlandas y una demostración que nos hizo Z. de cómo se pegan los globos a las paredes después de frotárselos un rato en el pelo. Todos terminamos restregándonos globos en la cabeza y adhiriéndolos al techo, a los muebles y a nuestra propia cara.
Antes de soplar las velitas tardé un rato largo porque siempre me cuesta muchísimo pensar los tres deseos. Nunca sé si debo repetir los mismos que son los que más me interesan o si cada año puedo pedir tres nuevos. Dudo porque me da miedo que si pido nuevos, los principales pueden quedar traspapelados y no ser cumplidos. Al final siempre pido los mismos tres, por si acaso.
Creo que esto último ya lo escribí una vez. Si es así, tómenlo como el primer signo de la decadencia que muy pronto acabará con las últimas sinapsis de mi celebro.

25 comentarios:

Loca xq sí dijo...

no hay muchas opciones: o se cumplen años, o se muere; por eso, a pesar de todas esas "molestias" (cocinar, recibir a la gente, levantar todo, estar feliz durante 12 horas y demás que contás), me encantan festejar mis cumpleaños y los de la gente que quiero; porque no sólo festejamos un año más, festejamos que seguimos vivos, y bien...

myrna minkoff dijo...

a mí me gusta festejar el cumple de la gente que quiero porque la parte más trabajosa, que es estar contento, la hacen ellos.

nat dijo...

Y bueno, señora, después de tanto trabajo que causa el festejo, aguantesé y reciba un saludo más: ¡feliz cumple!
Que siempre es un gustazo leerla, así que por aquí me pongo contenta de que siga en pie.
(y yo que vos, para los deseos, pido los tres clásicos, más tres nuevitos, considerando un recordatorio los primeros, como pa'que quede lugar para los frescos, ¿no? ¿qué? ¿así no vale?)

Anónimo dijo...

que envidia Ememe a tu edad tener un chico y con onda

Anónimo dijo...

¿"a tu edad"?
se le dice "a tu edad"
a quien cumple años
buen motivo para
no tener chico

Hipólita

Anónimo dijo...

sorry Hipolita y Ememe no fue con esa intencion

Anónimo dijo...

Mostranos la cartera gris, siiiii?

Ana plomazo

lou dijo...

que los hayas cumplido muy feliz

F.G. Pole Dance dijo...

Yo sabía canceriana!
Mm... perdón. Demasiado limada. Como siempre, por otro lado.
Qué lindo un cumple así en familia cuando la familia es linda!
(Yo siempre cuento los días para atras desde dos meses antes. Me encanta que ese día todo el mundo se acuerde y llame o venga y me traigan cosas lindas.)
A

Satamarina dijo...

feliz cumpleaños...tan grande no debe estar si tiene un "chico" que le regala cosas...

saludos

quien hizo la bagna cauda? Este año nos la perdimos en semana santa.

myrna minkoff dijo...

sí, claro que tengo un chico y es lo más monono y festejador que hay. Es muy franelero y buen amigo y le gusta consentirme. Y me lo dice así, "consentida". Yo no estaba acostumbrada porque siempre me las arreglé sola y estaba orgullosa por eso, pero cuando lo conocí me encantó descubrir lo lindo que es dejarse hacer.

myrna minkoff dijo...

marina,

error, error, error. Ser viejo no es un obstáculo para enamorarse y para tener una historia apasionada. Te diría que es más fácil y sale mejor cuanto más viejo sos. Por lo menos, eso me pasó a mí. Cuando era joven era tan neurótica, tenía tanto rollo, tantos deseos no cumplidos y tan poca seguridad en mí, que terminaba estropeando todas las relaciones. Quería estar sola,me molestaba la presencia diaria del otro, quería hacer sólo lo que se me cantaba y sobre todo creía que cuando no hacía lo que quería era responsabilidad de otros, cuando en realidad era porque yo no podía. Ahora hago absolutamente todo lo que se me canta y nunca fui tan libre y por eso creo que nunca estuve tan feliz.
Me parece que la rutina obligada (convivir con el tipo que te gusta, aburrirse los dos mucho y después tener hijitos) está condenada a terminar como el culo, salvo que seas una buena chica católica que entrega 30 años de su vida a una convivencia sin calentura y sin alegría por respetar las convenciones religiosas y morales de tu etnia. No se puede negra que eso dura, pero en mi opinión es como estar en Sing Sing con cadena perpetua y grilletes en los pies.

myrna minkoff dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
myrna minkoff dijo...

donde dice negra debe leerse negar.

Tête de P. dijo...

En mis estudios etnográficos jamás encontré a la etnia católica. todo los días se aprende algo nuevo.

Gabi dijo...

Me parece a mí, o lo que vos decís de ser libre y feliz haciendo lo que a uno se le canta llega precisamente, con los años?

Me parece que antes es muy difícil porque con la juventud hay un montón de limitaciones que te restringen la maniobra: falta de madurez, de conocimientos, de dinero, de tiempo. Y miles de obligaciones: estudios, trabajos más o menos mal pagos, niños pequeños, expectativas de los padres.

Bueno, no se si es realmente así o es un consuelo. Pero si, me parece que en muchos casos es así.

myrna minkoff dijo...

Todas son etnias: los católicos, los musulmanes, los gordos, los lisiados, los albinos, las señoras ricas, los militares, los curas, los que viven en la calle, los intelectuales, los médicos, qué se yo, cualquier grupo de gente que tiene una actividad, una historia y una creencia en común para mí es una etnia. Estrictamente no lo son, porque en la definición debe entrar la genética y todo eso, pero se comportan y funcionan como una etnia. Además lo digo para molestar.

Satamarina dijo...

Ay Sra. porqué me reta? Yo estoy 100% de acuerdo con Ud.
No soy practicante.
No quiero casarme.
No quiero niños (solo sobrinos)
Me encantan las pasiones.
Odio la monotonía y aburrirme...

No se de lo que dije la llevó a decirme eso.

saludos

Satamarina dijo...

Y otra cosa, siempre digo que amo tener 31, a los veintipico tampoco la pasé bien.
Y quiero seguir cumpliendo

Tête de P. dijo...

No molesta Ememe. Pero es por lo menos bastante particular. Me parece que vos sos de la etnia de los que si no ganan, empatan.

Tommy Barban dijo...

Hasta los 30 el amor fou y después de los 30 el amor en serio; invertir los términos es una receta para el desastre.

Alicia dijo...

qué lindo que te hayan consentido mucho.
a mí desde chiquita tampoco me gusta ser la del cumpleaños. aunque no le festejamos nada a nadie, ayer mi familia también se mandó una bagna cauda. terminaron todos brillosos de transpiración.
muchos besos.

myrna minkoff dijo...

marina,
no te reté, bebita. Tuviste un brote autoreferencial y te aplicaste mi comentario. Lo que yo relaté fue mi propia historia y una reflexión general sobre cómo son esas cosas.
Te aseguro que no pensaba en vos, en primer lugar porque no te conozco y no tengo idea de cómo sos, y en segundo lugar porque mi intención era contar algo que veo suceder a diario y no en este block sino en la vida real.
Igual, si te pareció un reto debe ser porque te sentiste identificada. Véalo en sesión, mijita.

Satamarina dijo...

no no sra.
Ud empezó ese comentario escribiendo

Marina,

nada más que eso.
No estoy haciendo terapia. Gracias por el consejo igual

saludos

myrna minkoff dijo...

marina,
es verdad, fui muy confusa. Empecé contestando tu comment pero en la línea 4 me derivé a una reflexión viejovizcáchica, de vieja que da consejos y ya no te estaba contestando, sino que estaba sembrando mi sabiduría a los cuatro vientos, para que la agarrara el que la agarrara.
Por dior, jamás pensé en asestarte ese sermón!
Lo único que sé de vos es que sos bella como una lobita.